viernes, 9 de julio de 2021

INCIERTO DESTINO DEL LITIO PUNEÑO

 BÚSQUEDA POR EL LITIO LATINOAMERICANO

Hiromi Iijima Cruz

OBELA Observatorio Económico Latinoamericano OBELA, N° 19, Año 2021 11 de Junio

 La transición energética ha colocado al litio como un elemento crítico. En América Latina es un tema prioritario que cobró fuerza desde inicios de la segunda década del siglo XXI, durante la administración de Evo Morales. Bolivia, al ser la que mayor volumen de reservas posee, puede aprovechar la creciente demanda mundial de litio. Este artículo abordará la importancia actual que tiene este elemento para la región y los nuevos proyectos que se desarrollan en México y Perú.

La transición energética ha obligado a utilizar tecnología e insumos distintos a los relacionados con los hidrocarburos. El creciente consumo y desarrollo de vehículos eléctricos e híbridos han creado una creciente demanda de litio. Actualmente, el principal uso del metal es en la producción de baterías recargables. En 2014, se estimó que el 29 % del litio a nivel mundial se utilizó en la producción de baterías recargables, este porcentaje aumentó a 71 % en 2021.

El litio ha ganado definitivamente un lugar importante en la disputa por la hegemonía mundial. Cuando se reconoció que el litio sería clave para transición energética del parque vehicular, el elemento comenzó a considerarse como un material estratégico. Desde el 2008, el Departamento de Energía de Estados Unidos considera al litio como 1 de los 16 elementos críticos.

El litio se comercializa en tres formas: concentrados minerales, compuestos minerales y metal refinado. Los minerales de litio, principalmente espodumena, petalita y lepidolita, se extraen de las pegmatitas (yacimientos de roca) y se utilizan principalmente como materia prima para vidrios y cerámica. La mayoría de los compuestos de litio (por ejemplo, carbonato de litio, cloruro de litio e hidróxido de litio) se obtienen a partir de salmueras. El metal de litio se obtiene por electrólisis a partir de cloruro de litio.

Como se puede observar en los mapas anteriores, Argentina, Bolivia y Chile poseen la mayoría de los yacimientos en salares. En tanto que, recientemente, Brasil, México y el Perú han descubierto yacimientos importantes en pegmatita (roca). Los yacimientos de México y el Perú aún se encuentran en fase de exploración, aunque ya se proyecta que sean de los más grandes del mundo.

América Latina destaca por sus inmensas reservas de litio. Bolivia, Argentina y Chile son los tres países con mayores reservas de este material, conocidos como el «triángulo del litio». Durante 2019, en Bolivia la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos produjo apenas 400 toneladas métricas, una producción reducida para las reservas que posee, que representan el 21 % del total mundial. Argentina y Chile cuentan actualmente con proyectos de producción financiados con capital chino, alemán, estadounidense y canadiense.

Hasta marzo de 2021, en México se encuentran registrados 36 proyectos, según información oficial de la Secretaría de Economía. De estos, uno se realizará con una parte de capital mexicano. Destaca que 15 de los 36 proyectos pertenecen a Organimax, empresa de origen canadiense. El resto se realizarán con capital británico, estadounidense, francés, español, australiano y canadiense. Sobresale que no existe ningún proyecto con capital chino, a diferencia del resto del resto de la región. El Perú no se había destacado por poseer grandes yacimientos ni ser un productor de litio hasta hace poco. A mediados de 2018 se encontró un importante yacimiento mientras se exploraba el territorio de Macusani, Puno, para la explotación de uranio. Esta reserva destaca del resto en la región ya que el elemento se encuentra en roca pegmatita, en vez de en salmueras, que es como se encuentran los grandes yacimientos del Triángulo. En 2021, la empresa canadiense Plateau Energy, la propietaria del proyecto, lo vendió en su totalidad a su connacional Lithium Americas, a través de la bolsa canadiense. Lithium Americas está centrada en el avance del proyecto Cauchari-Olaroz en Jujuy, Argentina, y del proyecto Thacker Pass en Nevada, Estados Unidos, hasta su producción.

El golpe de Estado boliviano realizado por injerencia extranjera, como la estadounidense y la británica, es uno de los ejemplos más claros del interés que hay por el elemento. EUA ha manifestado en diversas ocasiones lo crucial que es el elemento para los próximos años, y, por ende, la necesidad de asegurar su acceso para satisfacer su demanda, en la competencia tecnológica, donde la transición energética es crucial.

Los gobiernos de México y el Perú han expuesto interés por seguir un camino similar al de Bolivia. Se ha planteado la opción de nacionalizarlo para que el Estado pueda explotarlo y probablemente procesarlo. Este último proceso se ha considerado como una parte necesaria para una política industrial activa, como la que se comenzó a desarrollar durante la administración de Evo Morales.

El destino del litio en el Perú podría definirse por quién gane las elecciones presidenciales en las próximas semanas, mientras Castillo se ha decantado por la idea de nacionalizar diversas materias primas, como los minerales y el gas, Fujimori tiene establecido continuar con política de libre mercado, por lo que el elemento quedaría en manos de inversores extranjeros.

En tanto que en México las cosas son inciertas, el presidente Andrés Manuel ha hecho público el interés por nacionalizar el elemento. En el congreso, por parte del partido líder y al cual pertenece el presidente, se comienza a plantear un proyecto de ley para promover un mercado regulado con inversores extranjeros.

El litio y su explotación en la región se presenta como un choque de intereses. Mientras que los propios países de la región buscan aprovechar la creciente demanda del litio para obtener recursos fiscales de su explotación, los países desarrollados aseguran su acceso para la producción de baterías recargables, indispensables en el cambio de matriz energética y del parque vehicular en la que están inmersos. El golpe de Estado en Bolivia fue una de las manifestaciones de este choque de intereses. Los países de la región deberán tomar acciones más firmes si es que buscan aprovechar sus recursos naturales y utilizarlos activamente en el desarrollo, en caso contrario, podrían seguir con el modelo primario exportador, sin llevar a cabo procesos de transformación y perder la oportunidad de aumentar el valor agregado a las exportaciones y al consumo interno. <>

SOBRE EL BICENTENARIO. ANALISIS Y COMENTARIOS

 BICENTENARIO FATAL

Escribe: Milcíades Ruiz


La municipalidad de Lima Metropolitana, ha convocado a la vecindad a firmar el Libro
Conmemorativo del Bicentenario de la Independencia. Expresa un sentimiento forjado por la educación parcializada que hemos recibido desde niños, y al igual que los futbolistas que se pronunciaron electoralmente a favor de los racistas que los desprecian, habrá también, quienes firmen traicionando a sus ancestros nativos. Pero también hay resentimiento y disconformidad por lo siguiente.

La libre expresión es un derecho humano legítimo y aunque no participemos de la misma opinión, tenemos que defender este principio también para nuestros adversarios. Los estratos sociales se expresan según los valores de su formación cultural. Estos valores, inicialmente naturales han sido modificados a la conveniencia de cada régimen de opresión imperante. Han pasado dos siglos de enseñanza parcializada con una sola versión interesada sobre la independencia del virreinato del Perú.

Por eso, no es extraño que quienes se identifican con la versión oficial, aun siendo de izquierda, expresen este sentimiento de veneración por esta conmemoración, sin que seamos realmente libres e independientes. Es razonable esta actitud en quienes descienden de los beneficiarios de la república bicentenaria, que son de una minoría dominante como lo fue, la que la fundó. (En 1821, solo se pudo recolectar 3,504 firmas para el Acta de Independencia, y muchos se arrepintieron después). Pero es indudable la persistencia de una mentalidad colonialista en esta minoría que sigue dominando.

Ella mantiene su añoranza por el pasado virreinal y no por el pasado nativo. Entonces saca a relucir las tradiciones de la aristocracia colonial y de Lima de antaño, como motivo de orgullo. Por eso mantiene los nombres de sus ídolos representativos perennizados en las calles, avenidas y otros lugares, tales como: Avenida del Corregidor, Conquistadores, Pizarro, Almagro, Jr. Conde Superunda (Virrey) y suelen mencionar la sede el gobierno como “La Casa de Pizarro” (antes casa del curaca nativo Taulichusco).

Por ello, la municipalidad de Lima, con motivo del bicentenario sacará a relucir el emblema de la tres veces coronada “Ciudad de los Reyes” en pleno siglo XXI que nada tiene que ver con nuestros símbolos natos. Como sabemos, Lima fue fundada por el conquistador del Tahuantinsuyo Francisco Pizarro en enero de 1535, en nombre del emperador Carlos V y de su madre la reina Juana (“La Loca”). Lo hizo, despojando el suelo a cuatro mil hogares nativos de la aldea del Rímac.

Pero el escudo de armas o emblema, que hasta hoy luce Lima, fue otorgado por Carlo V en 1537. Lo pueden verificar. Es un estandarte con tres coronas de oro, puestas en triángulo (“tres veces coronada”), y encima de ellas, una estrella de oro en un contorno que dice: “Hoc signum vere regum est”, (Este es el verdadero signo de los reyes). Por timbre y divisa dos gallinazos con corona de oro, mirándose entre sí y entre ambos, las letras I (Ioana) y una K (Karlos). Encima de todo, otra estrella de oro.

Mostrando este estandarte de la conquista de nuestro territorio, dicha municipalidad celebrará el bicentenario entre bombos y platillos. Mientras en otros lugares las protestas populares derriban las estatuas de Colón y de los conquistadores, aquí nos hacen venerar el pasado oprobioso para los peruanos ancestrales. Pero nada impide que, desde el otro lado, en el Perú ancestral, nos expresemos de otro modo.

Igual que la mayoría de peruanos, he heredado los trazos genéticos de mis orígenes nativos. Soy Cupisnique-Mochica, y aunque también tengo implante extranjero, predomina en mi ser, el patriotismo nativo. “La sangre llama”, decimos en el Chinchaysuyo, para explicar el sentimiento entrañable de nuestra identidad. Por ello, no podemos olvidar, el martirio de la dominación afuerina de nunca acabar, desde que la codicia europea invadió nuestro territorio y nos arrebató la patria aborigen.

No hemos podido liberarnos de esa dominación material e ideológica a pesar del tiempo transcurrido, pues permanece la estructura que empodera a los descendientes de dichos invasores. Por eso, cada vez que martillan mi cerebro incitándome a que todo lo enfoque pensando en el bicentenario de la independencia del virreinato, siento que se burlan de mis sentimientos. Después de todo lo que nos han hecho hasta ahora, ¿Por qué celebrar el bicentenario, funesto para los peruanos ancestrales? ¿Por qué los oprimidos, tendríamos que celebrar el bicentenario de las atrocidades de nuestros opresores republicanos?

Cuando se declaró la independencia del Perú en 1821, nuestros ancestros lucharon y derramaron su sangre, creyendo que al fin se irían los invasores y devolverían el Tahuantinsuyo. Pero no fue así. La independencia fue para los opresores y no, para los oprimidos. Para los tahuantinsuyanos, fue el día más aciago. Perdimos nuestra patria originaria. Eso marcó nuestras vidas, porque lo que pasamos hoy, es consecuencia del ayer. Entonces, les digo a aquellos que nos incitan a celebrar el bicentenario: ¿Quieres que celebre nuestra desgracia?

Claro que no todos los descendientes criollos tienen mentalidad colonialista y sería injusto e irracional, incriminarlos. Muchos de ellos, abogan y luchan por los derechos de los pueblos originarios. Es la estructura de dominación la que no permite la reivindicación nativa. Su cultura alienante es la que nos presiona para que celebremos el despojo de nuestra heredad.

Son doscientos años de vida republicana y de postergación racial. Un bicentenario de lágrimas y segregación, no es motivo de celebración para nosotros. Ni huancas, ni shipibos, quechuas, aimaras, machiguengas, aguarunas, chancas, ni ningún otro de las 77 etnias de nuestro territorio nacional, tiene representación en los poderes del estado porque prima la segregación republicana. Tampoco pueden ser generales, ni almirantes, ni diplomáticos. No podemos celebrar una injusticia bicentenaria.

Se nos rechaza y desprecia en nuestra propia casa. Para nosotros, celebrar esta desdicha es traicionar nuestra reivindicación.

Los dominantes neocolonialistas se reparten el gobierno, una y otra vez. A nosotros, solo nos dan a escoger entre los candidatos que nos imponen desde arriba. Nuestros líderes naturales son marginados. Los pueblos originarios somos mayoría nacional, pero nos segregan políticamente quedando marginados del poder. La política es propiedad privada, donde impera intereses ajenos a lo nuestro. No somos masoquistas. Celebrar el bicentenario, no cambiará nuestra desgracia.

Dirán que soy resentido social. ¿No lo serían ustedes, si durante cientos de años, sufrieran como nuestros antepasados, y como seguimos ahora, sufriendo el desprecio racial? ¿Deberíamos celebrar con nuestros torturadores, el martirio de un bicentenario de abusos y marginación? Este maldito rencor, que no se va de nuestros corazones, lo sembraron ustedes, neocolonialistas republicanos.

En 1821, nuestros ancestros ni siquiera tenían el derecho de llamarse peruanos. Eso estaba reservado solo para los criollos colonialistas. A los dueños originarios del territorio, se les designaba despectivamente como “indios” o, como “naturales”. Hasta hoy, esta designación, es despectiva. Sin embargo, muchos de los nuestros murieron combatiendo en las filas patriotas, pero el bicentenario los ignora. Los héroes del bicentenario son los ex realistas disfrazados de “libertadores”. Mis héroes defendían el Tahuantinsuyo, los tuyos el virreinato.

Por último, la independencia ni siquiera fue obra de vuestros falsos héroes patriotas, sino de subversivos extranjeros. Los seudo patriotas, se sentaron a la mesa ya servida y se adueñaron de la república con ingratitudes para los libertadores foráneos. Tus próceres, siguieron con sus esclavos y vasallos nativos después de la independencia. Esos son tus próceres, no los míos. No me vengas con que Túpac Amaru II fue precursor de la independencia de los opresores. Esa falsedad bicentenaria, que nos enseñan desde niños, no la celebraremos, aunque nos acusen de antipatriotas.

Tus próceres hablaban de Libertad, pero se la negaban a sus esclavos, reclamaban igualdad con los españoles peninsulares, pero no, con sus vasallos nativos, dueños originarios del Perú. Esa desigualdad se mantiene al cabo de dos siglos de vida republicana. Son doscientos años de segregación racial y de tristeza, porque llevamos el estigma de ser peruanos ancestrales. ¿Y así, nos piden celebrar el bicentenario?

Vuestros predecesores trataron a los nuestros como animales, prohibiéndoles la educación escolar, para luego decir que eran brutos e incapaces de gobernarse. Solo así, usurparon sus legítimos derechos de gobernarse a sí mismos y se adueñaron de la patria. Con ello, condenaron a nuestros niños andinos a caminar descalzos, horas tras horas, para ir a la escuela. En cambio, ustedes tienen todo a la mano; las mejores escuelas, los mejores hospitales y todo lo demás. ¿Esta maldad bicentenaria quieren que celebremos?

Hablas de libertad de expresión y de democracia. Pero tan luego expresamos nuestras protestas, nos difaman como apologistas del terrorismo. Todo el tiempo nos vigilan bajo un régimen policiaco que, a la menor sospecha de rebeldía, nos persiguen para encarcelarnos. Pero nuestra rebeldía la causan ustedes con sus maltratos. No es justo que los victimarios culpen a las víctimas. ¿Eso cambiará con el bicentenario?

Los cholos, indígenas o nativos, tenemos derecho a la heredad patrimonial que nos legaron nuestros ancestros. Nuestro es el suelo y la ecología que preservaron nuestros antepasados, creando los alimentos de los que disfrutan también los tuyos. Son doscientos años de segregación, y tenemos que vivir en zonas marginales porque detestas nuestra presencia a tu alrededor. Por todos estos malos recuerdos de tu república malévola, me niego a celebrar el bicentenario adverso.

Hemos huido de ustedes a los lugares más alejados para vivir en paz, libre de vuestras ambiciones y abusos. Pero hasta allí nos persiguen con los depredadores inversionistas para seguir despojándonos de la riqueza de nuestro suelo. Envenenan el agua de la que vivimos, y con la cual producimos alimentos. Contaminas el aire que respiramos, nos traen enfermedades y virus nunca vistos. Convierten en cementerio nuestro hábitat de vida, para que la riqueza, se la lleven al extranjero. ¿Eso quieren que celebremos?

Destruyen nuestra Amazonia, nuestros bosques de vida, traen narcotráfico, dejan que la madera de tala ilegal se vaya al extranjero. Nos engañan con la consulta previa solo por aparentar. Lo cierto es que tu codicia, la compran nuestros depredadores para despojarnos de nuestros recursos amazónicos. Durante doscientos años nos reprimen cuando reclamamos, disparan sus armas a matar y judicializan nuestras protestas. Nos encarcelan como escarmiento. ¿Cómo celebrar un bicentenario de desdichas?

Nuestros antepasados construyeron Machupicchu del cual, todos se vanaglorian, pero lo concesionan a empresas extranjeras. Y nosotros ¿Qué? ¿La propiedad intelectual no es válida para nosotros? Los descendientes de esos constructores son ahora usados como animales de carga para turistas. Son objetos turísticos en fotografías, danzas, y folclor, pero la renta es vuestra. Te haces rico a costa nuestra, dejándonos en pobreza eterna. Te damos de comer a precios subvaluados, como contribución indígena encubierta. ¿Eso quieren que celebremos?

¿Acaso no se ríen ustedes de nuestros apellidos nativos? Nos han obligado a cambiar nuestros nombres nativos para no ser motivo de burla, para acceder al trabajo, a la ciencia, a las exclusividades sociales, al protagonismo nacional. No pudieron matar nuestras lenguas nativas y no podrán matar nuestro sentimiento recuperar lo nuestro. Ni el bicentenario ni los casi quinientos años de dominación podrán quebrantar nuestro amor a la naturaleza, a la madre tierra. Con el Tahuantinsuyo ganamos territorio, con la república perdimos territorio a manos de países vecinos. ¿Esto debemos celebrar en el bicentenario?

El bicentenario solo me entristece. Celebraré cuando devuelvas todo lo que nos han quitado. Cuando me devuelvas mi patria. Cuando se diga la verdad histórica de nuestras luchas. Cuando reconozcas nuestro derecho al gobierno nacional. Cuando ya no me segregues. Cuando tu codicia individualista no sea un peligro para las fuentes de vida. Cuando el bien común vuelva a estar por encima de lo particular. Cuando regrese el esplendor de nuestro pasado para impulsarnos a un futuro sin sufrimiento. Entones mi rencor se acabará. Mi rebeldía cesará. Mi alegría volverá. Cantaré, bailaré y compartiremos.

Disculpen. “Se me salió el indio”.

Julio, 2021

 

LA COYUNTURA PERUANA SEGUN HILDEBRANDT

 

BREVE HISTORIA DEL DESASTRE

César Hildebrandt

Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 547, 9JUL21

N

ací el año que, en el Perú, un cachaco embarró derrocando a Bustamante y Rivero y remedando el viejo estilo del populismo autoritario. El Club Nacional se llenó de celebraciones y burbujas. Fue el año en que mataron a Gandhi y a Gaitán, se creó el estado de Israel y empezó el bloqueo de Berlín. Neruda lo llamó “año de perros” por la persecución que padecieron los comunistas chilenos de parte del gobierno de Gabriel González Videla, a quien habían ayudado a llegar a la presidencia.

Manuel A Odría
Cuando tenía ocho y jugaba a la pega y a las escondidas, vi a mi madre salir a votar por primera vez. Ganó un tal Prado, que yo no sabía entonces que era hijo de un traidor y fugitivo. Tampoco supe que esa iba a ser su segunda presidencia. Prado fue el presidente que se dedicó vigorosamente a no hacer nada, a dejar que las cosas transcurrieran por los cauces benditos del orden y la paz. Prado adoraba la voluntad de la inercia y los mandatos de la tradición: usaba calesa, tenía un pecho metálico por las condecoraciones. 

Yo era un lector que trabajaba en su miopía cuando llegó al poder, después de un año de confusión surgida de un supuesto fraude electoral, el señor Belaunde Terry, a quien una de mis hermanas adoraba porque hablaba como los ángeles y tenía pinta de tardío embajador español. Para ese entonces, estaba interno en el colegio militar Leoncio Prado. Ignoraba en ese momento que Leoncio había sido hijo extramatrimonial del hombre que había fugado en plena guerra siendo presidente y comandante en jefe de nuestros ejércitos derrotados.

Don Fernando Belaunde sí que hizo cosas, pero la derecha, con el Apra a la cabeza, le hizo la vida imposible. El Apra se había convertido en arpía y el partido del general Odría tenía en su sangre el bacilo que muchos años después, mutado, daría paso a la variante fujimorista. Ambos se encargaron de hacer ingobernable el país y la debilidad de Belaunde precipitó la ruina de la devaluación, el escándalo de una página perdida en los contratos con una petrolera filial de la Standard Oil y el golpe de estado de los militares.

Fernando Belaúnde Terry
Asustados por el peligro comunista que irradiaba la Cuba de Castro, los uniformados peruanos aceptaron que debían cambiar las cosas. No fue Velasco Alvarado, como sostiene la narrativa oficial de la derecha: fue el gobierno institucional de las fuerzas armadas. 

Cuando entrevisté a Velasco Alvarado en su casa, carente de una pierna y esperanza, encontré a alguien que admitía haber fracasado. Quiso crear un país distinto y la misma gente que intentó favorecer pareció desentenderse. Lo que pasó con las cooperativas azucareras, porr ejemplo, fue clamoroso. Lo que sucedió con los pequeños agricultores, que desdeñaban la ayuda financiera dada en el marco de la reforma agraria, no tiene fácil explicación. Velasco no se sintió traicionado por Morales Bermúdez, el felón, ni por la derecha siempre hostil: la puñalada que le hería la espalda y la memoria se la habían dado los de abajo.

Después llegó el segundo Belaunde y con él, con escalofriante simultaneidad, el senderismo. Belaunde II creyó siempre que el Perú era una doctrina –lo decía en serio– y quien sostiene eso debe exponerse a las consecuencias. Su segundo debut fue un desastre que desde 1982 tuvo un giro cívico-militar. Belaunde murmuraba políticas desde Lima, generales como Clemente Noel Moral libraban a su modo la guerra contra las pandillas de Guzmán. Un presidente sin norte y una tribu sanguinaria salida mentalmente de los arrozales de Camboya fueron demasiado aun para los estándares exagerados del Perú. De esa combinación salió el cuento analgésico que los peruanos solemos creer: la promesa del joven que nos refundará.

Entonces llegó Alan García y su combo. Fue un orador de inspiración castelariana que encendía los ánimos y un presidente que prometió el programa más ambicioso que el Apra pudo suscribir. La derecha, asustada, le temió, primero, y lo usó después. Cuando ordenó estatizar la banca, ya había perdido el juego de la opinión pública. El gobierno apestaba a corrupción. No fue el izquierdismo errático el que mató a ese régimen: fue la mordida, el diez por ciento, el dólar MUC agujereado, los signos de riqueza de un joven galán que se presentó como un Emiliano Zapata que iba a la librería “El Virrey” y terminó como cualquier Díaz Ordaz con su Tlatelolco encima. 

Alan García

Era mucho desastre mientras las hordas de Guzmán volaban torres, mataban alcaldes, incineraban centros de investigación agraria. Llegó 1990 y el salvador –siempre un salvador– aterrizó esta vez vestido de inmigrante nipón, ingeniero próximo a los evangélicos, marginal marcado por el destino. Dos años después, aquel elegido se hizo dictador y obtuvo el respaldo de las multitudes. La democracia, esa incomodidad, entraba en receso. La libertad, esa futilidad, se restringía. La mano dura, la de Dios, entraría en acción.

Tras el arreglo de la economía y la derrota de Sendero, dos logros que lo hubieran colocado en la historia, Fujimori se dedicó a construir la más corrupta de las mafias que nos han gobernado. El fujimorismo fue un cáncer generalizado que lo cubrió todo. Un país enfermo de un mal autoinmune lo toleró hasta donde pudo. Nadie había llegado en nuestra historia de borrascas y apetitos a los niveles de malignidad que Fujimori les impuso a los peruanos. Siempre he creído que en ese hombre sombrío latía un deseo de revancha por lo que los peruanos les hicieron a sus padres y connacionales de ancestro. De otro modo no me explico la sangre fría con que impuso su mugre y la de sus secuaces.

Paniagua fue la brisa breve y Toledo más de lo mismo, en todo el sentido de la frase. Y el segundo alanismo, la gran oportunidad desperdiciada. Tuvimos precios de maravilla para nuestras materias primas pero la derecha avara volvió a dosificar el chorreo. Humala fue un aplazamiento, la gota que cavaba el hoyo, el asistencialismo como doctrina. No hay nada que decir del último quinquenio sino que fue un error de fantasmas sucesivos. Cinco años tirados a la basura. 

Alberto Fujimori

Y ahora Alfredo Barnechea exige un gobierno de milicos que impida que el presidente electo sea proclamado. El señorito que tuvo el único programa de la tele permitido durante el régimen de Morales Bermúdez ha sufrido un ataque de nostalgia.

Mientras, Canal 4 hiede, la prensa concentrada termina de enseñar sus miriñaques, Martha Chávez regresa a la madriguera de donde nunca salió y el Jurado Nacional de Elecciones decide que el país vale un cuerno y sigue mirando, como si de un juego de ajedrez en un asilo se tratara, las trampas de bufete que el fujimorismo le tendió.

Ahora comprendo. Keiko Fujimori ha perdido por tercera vez, pero el veneno que el fujimorismo esparció sigue vigente. Nos complace roer instituciones, nos excita la anarquía, no nos avergüenza la corrupción. Estamos enamorados del peligro. Si el JNE proclama este jueves 15 a Pedro Castillo, habrá menos de dos semanas para la transición. Un congreso fiero espera a un gobierno legítimo y frágil a la vez. Y es nuestro bicentenario republicano. Estamos enamorados de la muerte.  ▒▒

miércoles, 7 de julio de 2021

GRANDES MAESTROS PUNEÑOS

 JOSE ANTONIO ENCINAS FRANCO

VALORACIÓN Y ALGUNOS PASAJES VITALES

“El más alto cargo que un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela”. José Antonio Encinas

Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas

S

i MAESTRO es aquel "que enseña una ciencia, arte u oficio”, "el que conduce", "el que guía", "el que enseña el camino”, el que participa en la difusión de conocimientos que servirán para la vida de las personas con las que interactúa, entonces JOSÉ ANTONIO ENCINAS FRANCO fue –y sigue siendo- un gran maestro, puesto que su ejemplar vida y obra dejada representa a los millones de otros maestros del mundo y a los cientos de miles maestros peruanos.

Para muchos estudiosos del tema educativo en la realidad peruana, la rica y pionera producción intelectual de Encinas en ese campo, unida a su rica -y accidentada- trayectoria vital de la que ahora hacemos memoria, merece largamente ser reconocido como el MAESTRO DE LOS MAESTROS DEL PERU.  Su vida dedicada a la enseñanza llena de logros personales y profesionales, acreditan y validan ese título.

Todo lo que se ha escrito sobre Encinas es realmente poco en relación a la magnitud de su obra. No aparece muy referido en la historia de la educación en el Perú y cuando lo es, no se tratan todas las facetas de su subyugante personalidad profesional.

Algunos juicios de valor


Permítasenos rescatar algunas conceptuaciones y juicios de valor vertidos por entendidos sobre la vida y personalidad del Maestro Encinas.

-Walter Peñaloza Ramella retrata a Encinas como “educador notable, quien, en el panorama peruano del siglo XX, descuella como una de sus figuras más importantes por sus ideas educacionales y por la trayectoria limpia y rectilínea de su vida, maestro que desde el humilde cargo en una pequeña escue­la primaria en las alturas impresionantes del Collao, en Puno, llegó al ilustre cargo de Rector de la Uni­versidad Nacional Mayor de San Marcos, la más antigua y de mayor prosapia en nuestro continen­te.”

-Sánchez Lihón resalta que Fue un orientador, un conductor y un líder social, enfrentando siempre al poder con voz serena como flamígera, con una actitud limpia e indómita, asumiendo la defensa de los más desfavorecidos y desheredados”,

“No fue pues solo un brillante ensayista de gabinete o un hombre de ideas superiores en el papel, fue y es a toda hora un maestro en la realidad y en la vida, en la relación diaria, franca, libre y apasionada con los niños y los jóvenes”

Encinas, como auténtico maestro, sentía por el niño verdadera ternura y genuina fascinación. Su relación con ellos era franca y mutuamente entusiasta. Los niños, como atraídos por un imán, se le acercaban inmediatamente, y ello resultaba sorprendente por la imagen austera que él solía proyectar hacia los adultos.

Sus concepciones fueron visionarias, y tienen una modernidad y vigencia plena en la política educativa, no sólo del Perú, sino del mundo. Y muchas de ellas se presentan ahora en el marco de la corriente pedagógica reconocida como el constructivismo.

José Antonio Encinas, adonde iba, erigía un templo, el templo de la Escuela, de la Educación, del saber y de la virtud. De allí que las tiranías y las corruptelas de la época no podían consentirlo, y le hicieron padecer 20 años de sucesivos destierros.

-Otro gran maestro puneño, José Portugal Catacora, señala que su tesis –imposible de encontrar- LAS VIRTUDES DE LA RAZA COLLA, tesis con la que en 1927 se graduó de Master en Artes y Master en Ciencias en la universidad de Cambridge, “puede considerase como el primer estudio antropológico del indígena peruano”

-Encinas se adelantó extraordinariamente a su época. Bregó toda su vida por la educación como un fin social y por los derechos civiles y el desarrollo del indígena peruano. Dominó todas las ideas y planteos que la escuela moderna o el enfoque que la educación sostiene aún. Se dicen en http://www.nalejandria.com/secciones/maestros-americanos/bios/encinas.php

- Hugo Apaza Quispe refiere que “El Dr. José Antonio Encinas Franco ha pasado a las páginas doradas de la historia como “maestro de maestros peruanos”, debido a su genial trabajo pedagógico, fundamentalmente en la escuela de su ciudad natal entre 1907 y 1911, así como en las diversas universidades de América y Europa. Ya como diputado, luego como senador, su posición en el hemiciclo fue de indigenista y hombre de izquierda, destacando su fervorosa defensa por la democratización de la educación y el voto del analfabeto y de la mujer, así como su valiente lucha contra el gamonalismo, el clero y los abusos del poder ejercido por sus autoridades, tan corruptas y arribistas como hoy. Este singular hombre público ha transitado por los vericuetos de la política con suma soltura y altura moral

Algunas anécdotas

Rector de San Marcos. Sánchez Lihon, cuenta que “a su regreso de Europa en 1931, los estudiantes sanmarquinos conocedores de sus ideas renovadoras y admirados por su ejemplar conducta, invitan a Encinas a dar varias conferencias en la universidad, a partir de las cuales deciden solicitarle postularlo como su candidato al Rectorado de la universidad, en momentos en que se había aprobado el cogobierno por decreto Ley de 6 de febrero de ese año. Al inicio Encinas no aceptó, puesto que no era profesor de San Marcos. ¿Cómo iba a ganar entonces las elecciones?
Pero como él mismo Encinas escribe: "Fue la insistencia del estudiantado, sobre todo el abandono en que se encontraba por falta de la mano amiga que lo amparara y guiara en momentos tan difíciles, lo que me inclinó a aceptar esta postulación..."  El contrincante en el proceso eleccionario fue Víctor Andrés Belaúnde, entonces profesor sanmarquino, con “magnífica foja de servicios y merecido prestigio en la universidad”. El acto de sufragio se realizó el 15 de agosto de 1932, y el resultado de la votación fue favorable a José Antonio Encinas por 98 votos contra 14 de Víctor Andrés Belaúnde.

Durante el relativamente corto ejercicio del cargo (un año y cuatro meses) tuvo como destacadísimos y cercanos colaboradores, nada menos que Luis Alberto Sánchez, como Director del Instituto de Extensión Cultural; a Raúl Porras Barrenechea, como Director del Colegio Universitario; a José Jiménez Borja, como Profesor Asesor en aspectos académicos; a Jorge Basadre, como Director de Bibliotecas.
Cesó involuntariamente del cargo de Rector, cuando a su regreso de Panamá a donde fue invitado a dictar conferencias en el Ciclo de Verano de la principal universidad de ese país, se le prohíbe el reingreso a la patria en el puerto del Callao. “Sánchez Cerro lo había deportado en ausencia”.
Su hermana Aurora cambia de vocación. Aurora había iniciado y seguido por tres años estudios de
abogacía, en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos. Al regresar José Antonio de Europa luego de uno de sus viajes, indujo a su hermana a seguir estudios en educación, con esta reflexión: "¡Cómo te vas a convertir en "pisacomisarías" y en amiga y defensora de delincuentes apartándote de la hermosa tarea de ser maestra de niños y jóvenes, guiándolos por la senda del bien! ¡De ninguna manera! Cámbiate a la Facultad de Educación de San Marcos. ¡Tú serás maestra y juntos haremos una obra de defensa de nuestro pueblo y de nuestra raza!.

Y por eso me cambié - cuenta ella.

Un diálogo memorable.  Es digno de ser recordado el diálogo entre el Senador Encinas y algún funcionario en una oficina del Ministerio de Educación en 1950:

- Maestro Encinas, justamente lo estábamos esperando, porque hay un reclamo que viene de Puno.

- Dígame, de qué se trata.

- Es un petitorio para sacar de su puesto a una profesora.

- ¿Y cuál es el motivo?

- Aquí firman los padres de familia. Dicen que ha salido embarazada.

- Pero en qué fundamentan su reclamo.

- En que es un mal ejemplo para la juventud.

- Ser madre no es un mal ejemplo para nadie. Al contrario, siendo madre será doblemente maestra – concluyó

 

-La modestia y la humildad se practican. Moisés Aguilar abogado y pintor acoreño cuenta que “aproximadamente en 1948, y al volver J. A. Encinas de su destierro, se le preparó un recibimiento en Acora, para lo cual se levantó, a la entrada del pueblo, un arco adornado de guirnaldas y cintas que se colocaron poco antes de subir la cuesta de ingreso al pueblo.

Llegó Encinas, y bajando del caballo se arrodilló y besó ese suelo. Al ver el arco, no pasó por debajo, sino por un costado, diciendo que él no tenía los méritos para pasar debajo del arco, mucho más cuando todavía había tantos problemas dolorosos y por resolver en esa tierra.

Obsequio de un automóvil. José Portugal Catacora cuenta que “Durante su primer período como senador de la República, de 1945 a 1950, el maestro viajaba modestamente en ómnibus al Senado. En la esquina donde está ubicado el Colegio Dalton tomaba la línea 17 y se trasladaba hasta la Plaza Bolívar. En cambio, los senadores de la bancada de la derecha viajaban en automóviles elegantes.

En estas condiciones, el senador Emilio Guinmoye –que había estado observando cómo se movilizaba el maestro para cumplir con sus deberes de Senador– compró un automóvil y se lo mandó de obsequio, con chofer y todo.

El maestro agradeció cortésmente tal generosidad, pero se negó a aceptarlo. Varios días el automóvil estuvo en la puerta de la casa del maestro y el senador Guinmoye no tuvo más remedio que recogerlo.”

Soy más que comunista. “Durante su segundo período en condición de Senador, un día que se debatía el problema de la educación en el Parlamento, alguien con mordacidad (actitud que algunos políticos usan cuando ya les falta razones para seguir discutiendo) [dijo] que el maestro era comunista.

El maestro Encinas respondió: ”Si defender los derechos del niño, del maestro y de la educación constituyen ser comunista, yo soy más que comunista”.

Encinas no perteneció a ningún partido; era un librepensador que defendía su posición, explicando que el pertenecer a un partido político, era perder la libertad. Y, en efecto, así ocurre. Y esta calidad, como lo hemos explicado, el maestro [la] exigía como derecho.

La Universidad Nacional de Educación La Cantuta. Peñaloza, ex Rector de esa universidad, reconoció la iniciativa de Encinas en la sucesiva conversión de la originaria Escuela Normal del Perú fundada por San Martin y refundada por José Pardo en 1905 (en la que el maestro estudió y se graduó) convertida en 1955 en Escuela Normal Central, para luego adquirir rango de universidad. Fue en 1955 dice Peñaloza en su Prólogo al libro de Sánchez Lihón, antes citado: “que Enci­nas tuvo la luminosa iniciativa de darle a La Cantuta rango universitario y autonomía, y en tal sentido –en su condición de Senador de la República- lle­vó al Parlamento el proyecto de ley que incorporaba a nuestra Escuela al sistema universitario con la nueva denominación de ESCUELA NORMAL SUPERIOR ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE”. La que doce años después se convirtió en la Universidad Nacional de Educación La Cantuta. <>

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Nota.- En la que podría ser una reducida bibliografía sobre el gran maestro puneño, destaca nítidamente el volumen publicado por el educador, narrador, poeta y ensayista liberteño Danilo Sánchez Lihón, quien es uno de los principales biógrafos de Encinas. Resulta siempre necesario y conveniente examinar el resultado de sus investigaciones plasmados en el luminoso libro bajo el epígrafe “ENCINAS, MAESTRO DEL PERU PROFUNDO” que editó la Editorial Derrama Magisterial en 1999.

COSTUMBRES GASTRONOMICAS EN PUNO

 COSTUMBRES COLLAVINAS

LA COMIDA TÍPICA DE ILAVE

Escribe: Aladino Rubín de Celis Uriarte.

Tomado de JULI ETERNO N° 36, pág. 34 y ss.

E

n general en la provincia de El Collao y dígase Ilave, existe una riqueza gastronómica, propia de la misma y parte de la región al sur-este de Puno y capaz de satisfacer el más exigente paladar de propios y extraños. Es posible difieran muchos nombres que las provincias hermanas provincias de Chucuito, Yunguyo y aquellas en las cuales se habla el aimara allende el lago Titicaca y los distritos de Acora, Platería, Chucuito y áreas aimaras de la provincia de Puno y por el quechua en los pueblos del resto del altiplano.

Los exquisitos platos algunos de los cuales son delicia propia de Ilave, cuentan con ingredientes que sobre la base de productos genuinos de la tierra altiplánica, reciben como aporte también productos perfectamente aclimatados a las temperaturas variables del altiplano e incorporados muchos de ellos desde la época post-incaica y venidos de la península ibérica. Sin embargo, la habilidad y gusto especial de nuestras amas de casa han permitido una presentación especial y sabor peculiar inigualable con las comidas de la región de la costa y la selva.

Entre los platos que deleitan el acucioso gusto de los comensales de casa y asimismo de fiestas y conmemoraciones diversas, están algunos que pasamos a detallar. A todos nuestros amables paisanos y degustadores de la buena mesa, les deseamos una amena lectura de más de veinte platos de Hilawi.

T'impu de karachi
1. EL T’IMPU de “qarachi”, de preferencia recién salidito del lago y cuyos
especímenes pugnan por escapar de la olla por lo cual se debe asegurar la tapa de la olla de loza de arcilla, es servido acompañado de papas y chuño, con su “jallpa waik’a (ají encebollado). Puede reemplazar el “qarachi” con carne de borrego, lechón de acuerdo al gusto.

2. El QUESO UMACHI a base de queso desmenuzado, cocinado con leche y aderezado con “chijchipa” (planta silvestre) y un ahogadito de ají. Se acompaña con papas cocidas peladas. Si son de la variedad “chiquilla” mejor.

3. El ISPI FRITO con su chuño phuti, acompañado de su ahogado a base de cebolla y ají.

4. CHUÑO LAWA (mazamorra de chuño negro) consistente en chuño seco molido como harina, al cual mediante sucesivos enjuagues se procede a escurrir para sacarle el amargo, se cocina como mazamorra acompañado de unas cuantas papas peladas, por ahí un pedazo de “charki” deshilachado del lomito de alpaca o cordero añadido cuando empieza el primer hervor, juntamente con su cebollita picada en cuadritos y rallado de un poco de ajo. Cocida la lawa se sirve acompañada de un ahogadito.

5. El P’ESQE a base de quinua lavada cocinada entera y batida una vez cocida añadiendo sal molida en poca cantidad que se bate antes de servirse con su lonjita de chancho que habrá cocido con la quinua. A un ladito del plato se coloca su ahogadito. A fin de mantenerla caliente se sirve en plato hondo. Pudiendo acompañarse con queso cortado en cuadritos. Y ¡Uauu …! A combatir el frío.

6. P’ESQE CON LECHE, igual que el anterior pero sin el ahogadito ni la lonja de chancho. Se estila en muchos hogares su preparación a base de quinua de colores, la cual bien lavada y pelada previamente para quitarle el amargor de la cáscara, se cocina de preferencia en olla de barro. Y para servirlo se le añade leche calientita. Este plato también es de consumo preferente cuando es servido de varios colores en la Semana Santa.

7. CALDITO DE OLLUCO U OLLUQUITO CON CHARQUI, el olluquito en tiritas finas, se añade charqui, cebolla picada, sal y adereza con un condimento a base de ají amarillo con algo de tomate y ajo.

8. El CH’IWA CALDO a base de las hojas tiernas de la quinua, carne fresca de cordero o alpaca, papas peladas cortadas en mitades.

9. La THAYACHA. Esta delicia helada, propia de nuestra zona, sirve para aplacar la sed de los meses de sol. Se prepara de un tubérculo conocido como el “izaño”; el mismo puesto a solear a fin de que adquiera un dulzor especial durante algunos días. Se cocina en una olla de barro enlozado con su cama de paja lavada y seca, añadiéndole un poco de agua para sancocharla. Se escurre el agua y luego de hacer enfriar el izaño cocido, ponerlo a helar a la intemperie una noche, para luego proceder a retirar el izaño así congelado en la misma “inkuña” o una manta muy limpia. Bien envuelto en lugar donde no le dé el sol, está listo para su consumo. Acompañado de su chancaca o miel que se prepara al instante. No hay chupetín de hielo que se compare. A falta del izaño se puede usar la oca, la cual también se debe asolear antes de cocinar.

10. La TRUCHA FRITA acompañada de riquísimas “papas de mesa” cocidas y su infaltable chuño, con bastante ají, (jallpa wayk’a). La trucha también se prepara en un exquisito sudado y hasta en cebiche, lo cual no es muy recomendable. Originalmente se preparaba con la ya desaparecida boga o el suche también casi extinto.

11. El FIAMBRE caliente, con sus trozos de cordero especialmente de lomo, a veces hasta trozos cocidos de chalona o charqui, tuntas, papas sancochadas en el mismo caldo del fiambre; se acompaña de tortillas de harina, huevos y cebolla; se sirve caliente combinando con un ahogadito a base de ají y cebolla, acompañado de ocas cocidas y a veces hasta de habas sancochadas. La sopa que se obtiene del fiambre se sirve aparte en platos hondos, bien caliente para asentar este almuerzo campestre.

12. El CHAIRO, plato típico (emblemático del altiplano) a base de chuño remojado y chancado, debidamente exprimido para sacarle el amargor, con papas cortadas a mitades o “al hilo”, trozos de carne de cordero, agua y sal. Otras veces se añaden las tripitas delgadas de cordero, picadas en pedacitos, en algunos hogares lo complementan con pedazos de panza de cordero y se adereza con pedacitos de chicharroncillo de vísceras de cordero. Al final se sirve con su ahogadito y condimentado con orégano molido al servir en los platos.

13. La MAZAMORRA DE QUINUA CON CAL. El grano es molido y lavado para quitarle el amargo. Se cocina moviendo bastante para que no se queme y luego se le añade una pizca de agua de cal. Lo cual le da una coloración crema y sabor especial. Los que gusten pueden añadirle un poco de leche de vaca para saborear mejor este plato.

Mazamorra de quinua con cal (Jucha)

14. El CALDO DE PHATASQA, a base de cebada pelada, la cual se cocina en una olla con agua, para una vez cocida se añade trozos de carne de cordero o alpaca y un poco de chuño.

15. La WILA PARCA, consistente en sangre de cordero cocida para consumirla luego con cebolla picada que se pone al sartén y se acompaña con papas y/u ocas horneadas o sancochadas.

16. PANES Y PANECILLOS tales como SARNITAS, TRES ESQUINAS, ROSCAS. Todos de harina de trigo y preparadas con manteca, las primeras se hornean con queso arrebozado con huevo. También están los PANES DE HARINA INTEGRAL DE CEBADA, horneados a leña y con muy poca grasa.

17. K’ISPIÑAS o QISPIÑOS preparados de harina de quinua, con manteca, anís y que se cocinan en olla de barro, poniéndole previamente una cama de paja limpia y lavada. Se cocinan al vapor. Son las galletitas serranas. Las cuales reemplazan al pan de harina de trigo. Es posible saborearlas con su pedazo de chancaca blanca o morena.

18. El KHIWI. Helados artesanal de naturales y ricos sabores, entre ellos el de “airampo”. Los cuales son preparados en las batidoras de helados, fabricadas en la zona y utilizando la popular manija y su batidora cilíndrica con el hielo recogido en la madrugada de los fríos días de la sierra.

19. El ASADO DE CHANCHO, preparado a base de un cochinito preferentemente no mayor de ocho meses, el mismo que se adereza con ají molido con pimienta, comino, sal y se lleva al horno, procurando que la lonja del chanchito, quede como galleta. Para lo cual se unta con un limón partido en dos mitades Luego se sirve acompañado de ocas cocidas o huatias, como también con papas cocidas, con su ocopa a base de ají molido, galletas, aceite. También se acompaña con ají de chijchipa y luego se adorna con su ensalada de cebollas picadas a punto de pluma, zanahorias cocidas aderezadas también con vinagre y aceite.

2O. El PICANTE, Conocido también como el “WAYK’ANI, consistente en papas desmenuzadas o molidas previamente cocidas, las mismas que se aderezan en un ahogado de ají y terminan de cocinar, añadiéndole el cochayuyo, con trozos de hígado de cordero, tripitas picadas. Se sirve con chuño sancochado y a veces se acompaña con trozos de estofado de ave o cuy. Adornando con una ensalada a base de cebolla y tomate y algunas veces con tunta cocida y aderezada con queso en su interior

Jakkonta
21. LA JAQONTA, constituye un plato propio de las fiestas rurales. Es un plato típico de la zona Lago, del distrito de Ilave. E s especialmente preparado en Fiestas Patronales, matrimonios y otros compromisos. Este típico plato consiste en caldo con sus papas peladas, chuños enteros y pequeños trozos de carne; posteriormente se prepara el aderezo a base de ají y cebolla picada que es tostada mezclada con aceite, previamente condimentado con el caldo. Este es un plato revitalizante que se sirve después de concluir la fiesta y en la amanecida del día siguiente. (La versión de este plato corresponde al Prof. Lucio Ccallo Ccalli).

22. EL WALLPA CALDO, cuya degustación es de amanecida y consumido hasta hace varios años atrás en las tradicionales amanecidas de las populares serenatas. Consiste en una sopa a base de trozos de gallina de casa, papas enteras o partidas y peladas, tunta, aderezada con cebolla y ajos. Se acompaña con su ajicito molido a base chijchipa o huacatay o bien el tradicional ahogadito. Constituye un verdadero “levanta muertos”. En la actualidad se sirve en las madrugadas de las albas de las fiestas de San Miguel y otras de la localidad de Ilave.

23. LA TORTA DE QUINUA, preparada a base de quinua lavada dulce. Requiere también hacerla cocer previamente, añadiéndole pasas, fruta picada y si se quiere ciruelas secas. Se prepara con mantequilla o como toda torta con un poco de manteca vegetal. El tiempo de cocción es un poco mayor a la torta de harina de trigo. El decorado corre al gusto de quien la prepara.

24. LA K’USA, llamada también chicha de quinua; bebida refrescante preparada sobre la base de la fermentación de la quinua, semi-cocida. Es una bebida que a la par que es refrescante puede también convertirse en embriagante dependiendo de la forma de preparación. Es utilizada para refrescar las faenas del campo y como bebida de sobre mesa en los almuerzos festivos.

25. WANK’U THIJJTI, a base de los conocidísimos cuyes caseros, criados en los diversos domicilios campesinos, los cuales debidamente pelados. Se condimentan con ají, ajos, cebolla molida y luego de ser untados con este aderezo, se fríen la sartén o bien en parrilla a la brasa. Para luego servirlos acompañados de papas chiquilla, papa negra y una ensalada a base de lechuga.

 26. EL PEPIÁN DE CUY, variación más preparada de cuyes que se fríen en la sartén. Para luego ponerlos a cocer en un aderezo a base de ajo molido, cebollas ralladas, ají colorado, sal, aceite, pimienta y maní que se licúa junto con los anteriores ingredientes. Finalmente las presas de cuy, por lo general cuartos de cuy, se añaden en una olla junto al aderezo anterior, haciéndoles dar un pequeño hervor. El plato se sirve con papas cocidas y peladas o bien doradas. Acompañar con una ensalada a base de cebolla, tomates, vinagre natural. Como costumbre tradicional a quienes les toca la cabeza, deben sacar del interior del mismo los “zorritos”, pequeños huesecillos del oído interior de la cabeza del cuy, los cuales son depositados en sendos vasos de vino o bien cerveza para ser bebidos, sin tragarse los mismos, previas interesantes apuestas o multas ya acordadas, al secar el vaso deben ser devueltos para mostrarlos a los concurrentes a la reunión; prosiguiendo de esta manera la respectiva rueda.

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domingo, 4 de julio de 2021

HOMBRES DE LA PUNEÑIDAD : CARLOS B OQUENDO

CARLOS B. OQUENDO *

PUNO ILUSTRADO, marzo 1919, pág.11

Pocos son los hombres que como Car­los Oquendo pueden vivir en el recuer­do de la juventud puneña. Fué expo­nente de inteligencia, de energía, de amor al terruño. De temperamento absorbente trató de mantener en sus manos la vi­da política y social de Puno. Tal vez es­to le hizo bastante daño, pero demos­tró ante un análisis imparcial de su persona una vivificación de las fuerzas que en esa época se oponían al gamona­lismo reinante. Pesaba cerca de 25 años, sobre el pueblo de Puno, la mon­taña de un feudalismo que muchas veces cubrió de vergüenza a la tierra de nues­tros mayores. Las rebeldías se habían apagado. Un conformismo suicida em­briagaba el alma de la juventud. Ni un soplo de reacción se sentía en la fría altiplanicie del Titicaca, no había sino la suave brisa de los políticos de car­tel que adueñados del poder, no habían hecho otra cosa que encumbrar media­nías y eliminar a las verdaderas capacidades con que Puno contaba en ese entonces. Esta política dañosa y contra­producente no solo para los intereses materiales de Puno, sino aún para los espirituales, detuvo por dos decenas de años el movimiento de progreso a que estaba llamado un pueblo que por sus doctrinas y por su historia debía ocu­par un sitio preferente en la República.



La anarquía política y la desorientación de los valores sociales produjo en la juventud un estado de incertidum­bre que fácilmente la condujo a la inacción. Esta quietud sirvió para que las fuerzas contrarias siguieran osten­tando dentro y fuera del departamen­to fuerza ficticia que fuese baluarte de los anteriores abusos que más de una vez tuvieron dolorosas repercusiones. Tal era el estado político y social de Puno cuando llegó de Europa Carlos Oquendo, después de haber cumplido, como estudiante de Medicina de la Universidad de París, sus deberes en forma poco común.

Dedicado al estudio de las ciencias po­día creérsele alejado de la lucha por el mejoramiento social. No fue así, demos­tró tanta capacidad para uno y otro ra­mo. Puso al servicio del terruño el bagaje de su inteligencia fecunda. Volviendo sobre la realidad del ambiente, desdeñó los valores que conservaban la sociedad y el estado político del departamento; comprendió que la juventud era presa de ese artificialismo que crea la vida material y entonces pensó en una reno­vación.

Prontamente se vió rodeado de lo más selecto de la juventud de Puno y co­laboró con calor a esa obra de mejora­miento. Obra de gran esfuerzo por lo mismo que había de irse contra lo es­tablecido, requería de la persistencia y de la tenacidad con que Oquendo la mantuvo hasta el último momento. Tuvo errores; para nosotros, tuvo uno que le sirvió para su propia ruina: Engrosar las filas del civilismo, partido político que al igual de los científicos de México, no ha tenido otra misión en la historia del Perú, que negociar con los dineros del Estado. Si hubiera escapado de la vorágine civilista, su estrella habría bri­llado mayor tiempo y su caída hubiera sido su apoteosis. No pudo ni debió ha­ber figurado en el civilismo, porque en ese bando, estaban los elementos contra quienes debía combatir. Los grandes feu­datarios, estaban allí, encastillados por el influjo del poder. Era necesario cons­truir la fortaleza en el lado opuesto. Oquendo, como todos los de su época, no quiso buscar en el análisis de la historia, la tragedia civilista, por eso fué a echarse en brazos de los mismos que debían ahogarlo más tarde.

Pero junto a este error político, Oquendo demostró, una floración de ideales para Puno, que sirvieron para seguir manteniendo de pie la causa del verda­dero regionalismo que en estos momen­tos cobra verdadero interés. Oquendo fué tal vez uno de los pocos de la generación presente, que comprendió la hege­monía territorial de Puno, aquilató las riquezas del rico departamento y pensó en que alguna vez era posible vivir li­bre de la malsana influencia de un cen­tralismo brutal y abusivo.

Oquendo como maestro, demostró no solo suficiencia, sino un perfecto criterio de las modernas orientaciones de la en­señanza. Conservamos aún en el recuer­do muchas de las lecciones dictadas con cariño, llevando nuestro espíritu a la observación y al esfuerzo propio de investigación. No fué maestro adocenado y banal. Supo sentir la maravillosa influen­cia de la didáctica. Supo considerar la cá­tedra, como el sitial de la consagración espiritual. Sincero, convencido y franco con sus ideas y con sus doctrinas radica­les, jamás rehuyó la discusión y su vida quedó indeleblemente amoldada a los dic­tados de su conciencia. Esta sinceridad y esta convicción, en un medio de temor, de dádiva y de acomodo, tuvo para los discípulos de Oquendo valor ina­preciable. El club liberal sintetizó esas doctrinas. Marcó una evolución en la vida intelectual de Puno. Pudo este club haber hecho mayor labor, llevando a su seno a muchos de los que pertenecían a esa generación. Así la simiente hubiera sido más fecunda.

Oquendo al bajar a la tumba ha de­jado un ejemplo vivo de energía y de amor a la tierra de los suyos. La ju­ventud de Puno, le rinde homenaje de respeto y de admiración a quien un día supo encarnar sus más altas aspiracio­nes. <>

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Padre del mayor poeta puneño: Carlos Oquendo de Amat