DISCRETO ENCANTO DEL NIHILISMO DE HILDEBRANDT
José Luis Ayala
DIARIO UNO - 17 DE OCTUBRE
DEL 2021.
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Hildebrandt es un caso singular en el periodismo peruano. ¿Por qué es tan leído
ahora que hay una grosera concentración de medios a través del poder mediático?
¿Qué ideología tiene un periodista capaz de sostener una revista semanal, sin
someterse a las condiciones de diarios oficialistas? ¿Hildebrandt forma una
conciencia crítica ciudadana? No. Es un periodista adscrito al nihilismo,
término que proviene del latín nihil, significa nada. Es un intelectual cuya
decisión es no comprometerse con ninguna corriente ideológica. No se somete a
ninguna verdad axiológica, dogma, autoridad, creencia, doctrina ni poder.
Uno
de los rasgos esenciales de nihilismo es el pesimismo. Cree que la vida y la
política no tienen sentido y nunca, será posible reconstruir la realidad para
fundar una sociedad más humana. Federico Nietzsche, padre de esa corriente
filosófica, criticó los falsos valores de la cultura occidental y a la
filosofía socrática. Propuso la trasmutación de valores y consiste en una
posición que niega los dogmas. Los nihilistas tienen sin embargo, una fuerte
autoestima y creen que lo que afirman es la única y última verdad.
En
momentos que los medios han perdido toda credibilidad se publica: “Confesiones
de un inquisidor”, viene a ser “Memorias de César Hildebrandt en diálogo con
Rebeca Diz Rey”, 29 entrevistas a lo largo de 4 años. El empieza cuando
Hildebrandt se presentó a los 17 años en el diario Expreso con dos textos sobre
Cortázar.
“Nací –dice– Hildebrandt, en el año que, un cachaco embarró derrocando a Bustamante y Rivero y remedando el viejo estilo del populismo autoritario”. La entrevista empieza en noviembre del 2017 y termina en abril del 2020. Al referirse a Belaunde dice: “Era un gobierno a la deriva, sin cambios, sin metas, sin propósitos, un gobierno que vivía día a día amenazado por el desorden. Y claro, cuando llegó el golpe de la Junta revolucionaria a decirnos que el Perú iba a cambiar, y días después se tomó la instalación de Talara de la International Petroleum Company, y al año siguiente se dio la Ley de Reforma Agraria, la más radical de América Latina después de la de Cuba.
En
relación a uno de los fenómenos políticos más crueles como fue Sendero
Luminoso, Hildebrandt dice: “Yo jamás dudé de que Sendero había instaurado en
el Perú el régimen que produjo dos millones de muertos en Camboya. Nunca tuve
ninguna duda. Y cuando leía los escritos del señor Guzmán, su sintaxis
agarrotada, su pobreza lexical, la miseria de su pensamiento, decía: ‘Dios mío,
esto es el producto del fracaso’. ‘¡Hasta en la guerrilla hemos fracaso!’ En
vez de producir un Frente Amplio a la uruguaya, emanamos Sendero. Y, además
Sendero, nos ha marcado de tal modo que podríamos decir que el Perú está
señalado por dos vías; el fujimorismo por un lado y Sendero por el otro lado”.
Cuando
el fujimorismo terrorista decidió eliminar físicamente a Hildebrandt, lo que
hizo fue refugiarse en Madrid. La agente Mariella Barreto Riofano en 1997,
reveló la orden. Y su cuerpo fue despedazado y hallado en costalillos en un
tramo de la carretera Lima-Canta. Su cabeza nunca apareció.
Situado
en Madrid y trabajando como periodista, regresó a Lima. “Yo en esa época lo que
más temía era que el fujimorismo se prolongase y se convirtiese en una suerte
de hábito maligno –y estuvimos a punto que así fuera, desde luego– Y me sentía
mal viviendo fuera y no estando en la lucha del día a día en contra del
fujimorismo. Yo, desde Madrid, recibo el encargo de Javier Pérez de Cuellar
venir a Lima a sondear el ambiente para ver su posible candidatura en 1995”. 1
Al
hacer un balance el periodista de mayor credibilidad dice: “Yo siento que he
peleado toda mi vida por lo que he creído eran mis fueros o los fueron de este
oficio, de la profesión, de esta pasión, de esta debilidad, como quieras
llamarlo. Y, claro, parece abstracta, retórica la frase, pero no lo es si pones
en este contexto: la única misión que tiene la prensa es decir la verdad,
descubrir la verdad, revelar la verdad, atisbar la verdad, aguaitar la verdad.
Es la única. Y sobre eso no hay discusión: si es verdad se publica. Y ese es el
asunto. Asunto es que no hay nada más incómodo que la verdad, no hay nada más
sublevante que la verdad, no hay nada más subversivo que la verdad”. 2.
Es
evidente que César Hildebrandt como buen nihilista, no cree en nada ni en
nadie. Su pesimismo, condición de ácrata y escéptico acerca del futuro del
Perú, es una pesadilla colectiva, de la que no despertamos por más golpes que
nos infrinja el destino. No es un periodista fascista ni cree en la social
democracia. Su innata desilusión ideológica, sin embargo, lo sitúa como un
observador que toma distancia de la realidad y, supo sobrevivir con decencia en
un mundo donde es un delito ser inteligente, culto y tener dignidad.
___________________________
1.-
Memorias de César Hildebrandt. Confesiones de un inquisidor. Un diálogo con
Rebeca Diz Rey. Penguin Random House. Grupo Editorial. Pág. 139. 2021. Lima,
2.-
Memorias de César Hildebrandt. Confesiones de un inquisidor. Un diálogo con
Rebeca Diz Rey. Penguin Random House. Grupo Editorial. Pág. 201. 2021. Lima,
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