Y OTROS CULTIVOS ORIGINARIOS
SON EL VERDADERO TESORO PERDIDO DE
LOS INCAS
Escribe:
Guillermo Vásquez Cuentas
Los
invasores españoles vinieron al Perú a buscar principalmente el oro, la plata y
otros metales preciosos. En los inicios de su dominación no pusieron mayor
interés al hecho de encontrar que los Incas cultivaban centenar y más de
variedades de plantas alimenticias, en cantidad muy superior a las que
cultivaban conjuntamente Asia y Europa. Ellas fueron el resultado de miles de
años de domesticación paulatina de especies de la flora que encontraron los
antiguos andinos.
Los
hispanos consideraban los cultivos
incaicos inferiores e insistían en
que se sembraran plantas
europeas, como el trigo, la vid, la zanahoria
y la cebada, entre otros. Al respecto se ha dicho que “la
única manera que tenía un puñado de hombres de hacer perdurable su dominio
sobre un pueblo entero era destruyendo los medios de subsistencia de esa
población”[1]. Pero los peruanos, en áreas alejadas de los centros urbanos, siguieron
cultivando sus propias plantas de alto valor nutritivo.
Más de
30 de especies que se cultivaban en el incario y que todavía son cosechados en Perú y Bolivia, son descriptos en 'Los Cultivos Perdidos de los Incas’[2],
un volumen de 427 páginas publicado por el Consejo de Investigaciones Científicas de Estados Unidos. Ahí se dice
que “el tesoro perdido de los Incas no es
el oro (por el que tanta sangre indígena hicieron derramar los
“conquistadores”), sino 31 diferentes
cultivos que pueden enriquecer la dieta humana en muchos países”.
La papa es el único cultivo de origen altiplánico que se
diseminó rápidamente por el
resto del mundo y es
sabida su contribución a la lucha global contra el hambre en distintas épocas. La quinua sigue los pasos de la papa en su
propagación mundial.
La Ashipa
o Ahípa (Pachyrhizus Tuberosus
Lam. Spreng)[3]
Pocas personas fuera del Perú y Bolivia han oído hablar de la Ashipa, un tubérculo blanco que, según el Consejo norteamericano, es “suculento, de excelente sabor y de la consistencia de una manzana, inclusive cuando es cocinado”.
Conocida
también como chuín, asipa, ajipa, nupe, jíquima y jícama es planta nativa de la
Amazonía y presenta notable diversidad genética, según documentos oficiales del
Minagri. Sus frutos tienen forma de vaina elíptica, cónica o alargada irregular
con pulpa de color blanco, crema o jaspeada. Su consumo humano es en estado
cocido, pero también se hace en forma directa.
El Instituto
Nacional de Investigación Agraria, INIA, define la Ashipa como “leguminosa
tuberosa considerada como cultivo integral y nutracéutico, la raíz es
aprovechada de diversas formas, como fruta fresca en ensaladas o cocidas en
sopas, en hojuelas fritas (chifles), en mermeladas, en vinos y en forma de
almidón y harina para la repostería”. Recalca que “Las poblaciones naturales
existentes de Ashipa están en peligro de extinción; evidenciando pérdida de
atributos especiales e importantes para minimizar y enfrentar al cambio
climático y para la seguridad alimentaria de las futuras generaciones”.
La planta crece inclusive en lugares donde los
períodos de luz solar son muy cortos. A diferencia de otros tubérculos, tiene
bacteria en sus raíces, lo cual contribuye a su auto fertilización. Eso le
permite crecer inclusive en áreas desfavorables para otros tubérculos.
Los autores del informe dijeron que la Ashipa puede
ser cultivada sin problemas en los Estados Unidos, y partes de Europa, Japón,
Australia y Nueva Zelanda.
Entretanto en el Perú, los investigadores descubrieron
que la Ashipa posiblemente podría convertirse en una planta de amplio
consumo, debido a su pequeñez, sabor y adaptabilidad a diferentes
climas. Su aporte sería significativo en los esfuerzos por obtener el estado de
seguridad alimentaria en nuestro país.
Esperamos que en el
proceso de cambios, especialmente en el campo agrario, que debe implementar el
nuevo gobierno, se otorgue prioridad a la seguridad alimentaria popular y
dentro las acciones que confluyan a ese propósito nacional, consagre el rescate
de especies históricas y tradicionales con altos índices nutritivos que
poseemos, entre ellos, la Ashipa, fomentando su cultivo intensivo y velando por
su protección.
Otras
plantas cultivadas por los Incas
En el Informe en mención se destaca que también
pueden entusiasmar el paladar del público de diferentes estratos sociales
otras especies andinas conocidas. “Hay un poroto que al ser cocinado se
abre como el maíz, una patata de sabor mantecoso y otra ligeramente
ácida que no necesita crema agria cuando es horneada.
La oca se ha convertido en un producto muy
popular en Nueva Zelanda. Se parece a una zanahoria arrugada, y viene en una
variedad de colores, desde el rosado hasta el amarillo. Los autores del libro
dijeron que la oca tiene un gran futuro en las planicies altas, y que se ha
intentado cultivarla en el Nepal.
En una conferencia internacional realizada hace
tres años, se propuso que la semilla denominada tarwi o chocho en
América Latina sea rebautizada como 'lupina andina’, debido a sus hojas de un
brillante color azul. La planta contiene más proteína que los guisantes y un
20 por ciento de aceite. Investigadores trabajan con esa planta en Gran Bretaña,
Alemania occidental y oriental, Polonia y Rusia”.
Los autores se muestran optimistas sobre la
posibilidad de que se difunda por todo el mundo la comida de los Incas. "Los
ingleses se rehusaron a comer papas durante dos siglos, en parte debido a que
los irlandesas las consumían”, dijeron en su informe. "Los europeos del
norte ignoraron los tomates durante un tiempo aún mayor, en parte porque eran
consumidos por los italianos, e inclusive hoy, en los Estados Unidos, algunos
vegetales son considerados inaceptables para muchas personas porque los
consideran comida de gente pobre...”.
Pero, según los autores, no deberá pasar mucho tiempo para que los tesoros
incaicos sean presentados en todas las mesas.
___________________
[2]
Cultivos Perdidos de los Incas. Plantas poco conocidas de los Andes con Promesa
para Cultivo Universal. Informe de un Panel Ad Hoc del Comité de Asesoría en
Innovación de Tecnologías. Directorio de Ciencia y Tecnología para el
Desarrollo Internacional. Consejo Nacional de Investigación. Imprenta de la
Academia Nacional Washington D.C. 1989
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