“UN GOLPE DE ESTADO BLANDO, UN TRUMPISMO ANDINO”:
ESO ES LO QUE ESTÁ HACIENDO KEIKO FUJIMORI, DICE CÉSAR
HILDEBRANDT
Fernando Fuentes
LA TERCERA, Santiago, Chile 13JUN21
En entrevista con La Tercera, el influyente periodista
peruano también se muestra crítico del candidato de izquierda Pedro Castillo,
quien lidera el recuento de votos. “Nos espera un período de andar por la
cornisa de un rascacielos”, vaticina ante un eventual triunfo del abanderado de
Perú Libre.
A sus 72 años, César Hildebrandt es considerado uno de los
periodistas más influyentes de Perú. A lo largo de su carrera trabajó en
diversos medios, como la revista Caretas, los semanarios Sí y Visión Peruana y
el diario Liberación, conocido por su oposición frontal al régimen de Alberto
Fujimori. De hecho, sus constantes denuncias de actos graves de corrupción
durante el fujimorismo lo hicieron, presuntamente, blanco de un plan para
asesinarlo (Plan Bermudas), el que lo llevó durante algunos años a autoexiliarse
en España.
Reconocido conductor de programas televisivos como Conexiones, Enlace Global y A las 11 con Hildebrandt, entre otros, actualmente dirige el semanario político y de investigación Hildebrandt en sus trece, que fundó en 2010. Desde allí acostumbra lanzar sus dardos contra la escena política peruana. Y la segunda vuelta presidencial entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo no ha sido la excepción.
“El hampa fujimorista se juega la vida, o ganas las
elecciones que ya perdió, o su lideresa, parte de su familia y surtido adjuntos
van a la cárcel. Para ellos está claro: la cárcel o el triunfo. Por eso es que
la jefa de la organización criminal ha decidido librar la batalla final de su
vida”, señaló Hildebrandt en la última edición de su semanario.
Una partidaria de Pedro Castillo monta un lápiz, el símbolo
de su campaña, durante un mitin en el centro de Lima, el sábado. Foto: AFP
Pero también tuvo palabras para el candidato izquierdista
Pedro Castillo. “Si el presidente electo, según las cifras de la Onpe, modera
su programa y obtiene consensos elementales en el Congreso, la dinamitación de
su régimen se hará más difícil. Si Castillo regresa a la influencia de Vladimir
Cerrón, las cosas se facilitarán al golpismo parlamentario. Lo que se viene,
por donde lo mires, es la tormenta perfecta”, agregó.
En entrevista con La Tercera, Hildebrandt
ratifica estos conceptos. A su juicio, Keiko Fujimori “está desconociendo” el
resultado de las elecciones, lo que “equivale a un golpe de Estado blando”. Y
sobre Castillo no es menos crítico. “Nos espera un período de andar por la
cornisa de un rascacielos”, comenta ante un eventual triunfo del abanderado de
Perú Libre.
En una columna a fines de abril, usted señaló que se
negaba a aceptar que la democracia lo obligara a elegir “entre la corrupta y un
improvisado”, en alusión a Keiko Fujimori y Pedro Castillo. ¿Cómo llegó Perú a
esta disyuntiva?
Por el colapso de la partidocracia, la división del sector
conservador, la crisis social y cultural que padece el Perú. Los dilemas
indeseables surgen a veces por decisión popular. El Perú vive una profunda
crisis política, donde los partidos son franquicias personales, las ideas se
resumen en eslóganes populistas y el debate sobre los cambios que imponen los
nuevos tiempos es mínimo.
En el caso de Keiko Fujimori, usted dijo que no habría
votado por ella, aunque le pongan “una pistola en la sien y le dijeran que no
tiene opción”, ya que, a su juicio, sería reivindicar los crímenes y la
corrupción que hubo en el gobierno de su padre. ¿Cómo se explica entonces que
figuras como Mario Vargas Llosa hicieran público su apoyo a la candidata de
Fuerza Popular?
Mario Vargas Llosa es una gran decepción para quienes
veneramos algunos de sus libros. La derecha lo ha seducido y él se ha enamorado
de la derecha. Pero una cosa es hablar bien de Thatcher y otra respaldar a la
señora Fujimori. Será difícil que olvidemos que el mejor novelista de este país
nos recomendó votar por la heredera del gobierno más corrupto de nuestra
historia. Es como si José Donoso les hubiera dicho a los chilenos que había que
votar por el hijo de Pinochet en caso de que este hubiese presentado su
candidatura.
En uno de sus podcasts, usted sostiene que
“la tesis de un fraude de Keiko es una declaración de guerra a la democracia”.
A su juicio, ¿qué hay detrás de su ofensiva legal por los votos?
Detrás está el aparato mediático, abogadil y financiero de
la derecha más reaccionaria. Es una inversión que esperan que sea rentable
sentando en el palacio de gobierno a quien ha perdido, por tercera vez, las
elecciones.
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En el caso de que Castillo llegue al poder, usted afirma
que Perú puede “librarse” de él porque “va a tener un Congreso muy hostil”.
¿Cree que una moción de vacancia en su contra sería casi inevitable? ¿Tiene
alguna esperanza si Castillo se convierte en Presidente?
Según la Onpe, el organismo electoral encargado del recuento
de votos, Castillo ya es el Presidente del Perú con una ventaja de 0,28%, unos
49.000 votos. Todo indica que el Jurado Nacional de Elecciones, que revisa los
pedidos de nulidad planteados por los abogados de Keiko Fujimori, está
rechazando la mayor parte de la argumentación fujimorista. Es posible entonces
que la ventaja se angoste, pero es imposible que desaparezca. Recuerde usted
que Kuczynski le ganó a la señora Fujimori por 42.000 votos y que ella también
empleó la palabra fraude para definir esas elecciones.
Muchos ven al ideólogo de Perú Libre, el marxista
Vladimir Cerrón, como el verdadero cerebro detrás de Castillo. ¿Qué rol podría
jugar en un eventual gobierno de Castillo, considerando que el candidato ha
dicho que “no lo van a ver, ni siquiera, de portero en ninguna de las
instituciones del Estado”?
Vladimir Cerrón es un comunista anacrónico. Y su proximidad
al gobierno inminente de Castillo podría ser fatal. Castillo debe borrarlo de
su entorno. ¿Podrá hacerlo? No estoy seguro. ¿Tendría que hacerlo?
Absolutamente. De ese gesto depende en buena parte la viabilidad de un gobierno
que aspire a grandes cambios sin llamar a la anarquía y al desastre económico.
En cambio, con Keiko Fujimori como eventual presidenta,
usted ha dicho que “la democracia está en peligro”. ¿Por qué?
El fujimorismo es lo peor que le ha pasado al Perú. Alberto
Fujimori saneó la economía y acabó con el terrorismo y eso es público y
notorio. El fujimorismo, como fenómeno, no nace de esos dos logros sino del
carácter mafioso que tuvo el gobierno de Alberto Fujimori a partir del golpe de
Estado de 1992. El fujimorismo reivindica el lado oscuro de aquel régimen. Me
refiero a la destrucción de las instituciones, la pudrición de nuestros
institutos armados, la hiperconcentración del poder, la compra de congresistas,
el alquiler de la prensa y la televisión. Keiko Fujimori es heredera fidelísima
de esa tradición y lo sabemos a ciencia cierta, porque en 2016, cuando gobernó
de facto el país desde el Congreso, donde tenía aplastante mayoría, hizo todo
lo que estuvo a su alcance para derribar el régimen y entronizar a quien creyó
dócil y manejable. Cuando este personaje, Martín Vizcarra, mostró las garras,
entonces se produjo la segunda vacancia y luego el caos del gobierno de Manuel
Merino. La señora Fujimori quedó marcada como hacedora de crisis si eso le
reportaba más poder. Imaginarla en el gobierno, con todo lo que eso significa,
hizo que muchos votaran por Castillo.
Si bien el resultado oficial de la segunda vuelta aún no se conoce, usted ha dicho que si Keiko Fujimori “perdió con Castillo, ¿a quién le puede ganar?”. De ratificarse la derrota de la candidata de Fuerza Popular, ¿cómo ve el futuro del fujimorismo?
El fujimorismo ha empezado una etapa terminal sin retorno.
Es muy difícil que los sectores empresariales que financiaron a la señora
Fujimori inviertan en una cuarta aventura y es probable que muchos de sus
seguidores se alejen del partido al ver la actitud de la candidata ante la
inexplicable derrota del 6 de junio. Lo que está haciendo la señora Fujimori es
desconocer el resultado de las elecciones. Eso equivale a un golpe de Estado
blando. Eso es trumpismo andino.
En declaraciones a The Wall Street Journal, usted
manifestó su preocupación por la supervivencia de la democracia peruana, sin
importar quién gane. “La elección es un abismo o un precipicio”, dijo. ¿Perú
logrará salir algún día de esta crisis política e inestabilidad endémica?
No es que el Perú tenga vocación por el abismo. Es que -lo
digo con doliente ironía- los abismos parecen amar al Perú. Con Castillo nos
espera un período de andar por la cornisa de un rascacielos. Si Castillo
plantea cambios extremos y de tinte chavista, veremos una legítima reacción de
la mitad del electorado que no votó por él. Si extrema sus medidas, quizá
veamos a las fuerzas militares entrar en escena. Pero si los moderados de
imponen y el señor Cerrón es apartado, podríamos tener un gobierno que se salga
del neoliberalismo puro y duro y nos acerque más a la socialdemocracia. Esa es
mi esperanza.
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