JOSÉ PORTUGAL CATACORA:
ODA AL MAESTRO RURAL
José Vadillo Vila, EL PERUANO 04/02/2021
Se conmemoran 110 años del nacimiento del educador puneño.
‘El Arguedas del altiplano’ es considerado uno de los pioneros de la literatura
infantil en el Perú y un preocupado en la educación rural bilingüe y el folclor
del Altiplano.
En nombre del Kollao. Era el mismo país, pero más rural y
desigual. Y el educador que escribiría 29 libros tuvo que repetir tres veces el
segundo de primaria porque en su pueblo, Acora, departamento de Puno, no había
más grados qué estudiar.
Luego, a los 19 años, tras graduarse como preceptor en la
Normal anexa al colegio San Carlos de Puno, empezó su labor como maestro de la
Escuela de Varones de Ayaviri. El resto lo sabremos.
Instituto experimental
Se llamaba José Portugal Catacora (1911-1988) y es
considerado ‘el Arguedas del Altiplano’. La institución educativa N° 70001, en
el barrio de Huajsapata, en la ciudad del lago, lleva su nombre. Porque sus
cimientos son el Instituto Experimental de Educación de Puno que José Portugal
Catacora (JPC) fundó en 1947 gracias al apoyo del político y educador José
Antonio Encinas.
La institución fue adelantada a su tiempo. En ella no
existía el concepto de repetir de año. Medía la “madurez del aprendizaje” .
Amén de las capacidades de aprendizaje, observaba la maduración emocional y
física de los educandos. Los cursos se impartían en “clínicas” de cálculo y
lectura, contaba con departamentos de psicopedagogía y arte, y un taller de
carpintería.
La necesidad de crear una institución educativa inclusiva
tenía raíces en la propia historia de JPC. Hasta los 9 años, se comunicaba en
aimara. A esa edad, aprendió el castellano.
Y solo pudo seguir la escuela hasta el tercero de
secundaria. Con ese grado, pudo postular a la Normal de San Carlos para
prepararse como maestro rural. Para ingresar, le valió su habilidad en las
matemáticas, que había desarrollado ayudando en la contabilidad de las
haciendas. Si no se convertía en maestro, su otra opción era ser sastre.
Si Encinas decidió apoyar a su joven paisano en este
proyecto educativo fue porque vio talento: en 1937, JPC empezó a publicar
libros y tenía un conocimiento del campo; había promovido en 1933 la creación
del Sindicato de Maestros y, en 1945, participó de la creación
peruano-boliviana de los Núcleos Rurales Campesinos y su propuesta de
reorganizar la educación rural bajo el título de la Escuela Andina Porvenir.
El proyecto fue una simbiosis de las inquietudes educativas
de Portugal con la psicopedagogía, campo en el cual Encinas estuvo trabajando
en Cuba.
La escuela experimental motivó el interés nacional. Los
periodistas escribieron sobre él y el propio JPC escribió columnas
periodísticas. Fue cuando el historiador Jorge Basadre, entonces ministro de Educación,
lo llamó a Lima para trabajar en el desarrollo de directivas pedagógicas.
Portugal laboró desde 1957 hasta 1968 en diversos puestos
del ministerio, entre ellos, como director de la Segunda Región de Educación
(Lima) y fue tres veces becado en el extranjero.
JPC fue hombre de perfil bajo. No gustaba de los homenajes.
No libaba licor y no era religioso, pero participaba de las festividades
altiplánicas. Integró el colectivo que fundó el Instituto Americano de Arte de
Puno, el cual permitió el desarrollo del concurso de danzas folclóricas en
honor a la Virgen de la Candelaria.
Estuvo muy conectado con la tradición aimara y respetaba a
los apus (dioses tutelares del mundo andino). Luego, se convertiría al
catolicismo.
Uno de sus cuatro hijos, el economista Carlos Portugal,
recuerda que su padre interiorizó varias frases de José A. Encinas, como
aquella sobre la necesidad de conocer al niño antes de educarlo.
En el ámbito doméstico, este hombre tenía “temperamento
aimara”: “sus chistes los decía serio”. En Lima, vivió en Santa Beatriz y,
posteriormente, en Lince. Después de dejar el Minedu, escribió con disciplina
férrea, de nueve de la mañana a cuatro de la tarde. “Él venía de educarse en el
campo, no había terminado la secundaria, entonces se propuso ser siempre
disciplinado”, cuenta el hijo.
Relación con Arguedas
Más allá de nacer el mismo año que José María Arguedas
(JMA), y haber perdido también tempranamente a su madre, ambos personajes
compartían una preocupación visceral por la cultura andina y la educación
indígena.
A diferencia del autor de Los ríos profundos, quien tuvo una
relación traumática con su madrastra y encontró refugio en el universo
indígena, para Portugal la relación con la cultura aimara fue natural: en casa,
en Acora, se practicaban sus costumbres.
Fue en el verano de 1950 cuando conoció personalmente en
Lima a JMA. Los presentó Francisco Izquierdo Ríos, quien luego prologaría el
libro de JPC Puno, tierra de leyenda (1952).
Cuando Arguedas estuvo al frente de la Casa de la Cultura
realizó la Mesa redonda sobre el monolingüismo quechua y aymara’ (1966), libro
que se puede encontrar en internet. Uno de los ponentes fue Portugal. Era un
momento difícil, cuando la educación bilingüe encaraba muchos prejuicios.
En 1958, José Portugal, hijo de JPC, se convertiría en
alumno de Antropología en San Marcos. Arguedas lo consideró el más destacado
alumno del curso de Etnología. Portugal hijo es mencionado en algunas misivas
entre Arguedas con John Murra.
Literatura infantil
El dominio del idioma aimara y la cercanía a su cosmovisión
permitieron a Portugal conocer historias. Para él lo importante es que la
educación tenía que relacionarse con la identidad y, por ello, se enfocaba en
los niños.
Portugal siguió en ello el trabajo de otros como Julián
Palacios Ríos –su maestro en la Normal y después integrante de la plana del
instituto experimental–, quien había desarrollado el “alfabeto syentifiqo
keshwa-aymara”.
En el plano literario, a JPC se le considera entre los
pioneros de la literatura infantil en el Perú con el libro Niños del
Kollao (1937), basado en 16 historias reales de Ayaviri. El volumen
llevó el prólogo de Emilio Vásquez, del grupo Orkopata, y Luis E. Valcárcel
consideró a su autor entre los nuevos maestros del país.
Otra idea poderosa que trabajó JPC fue la de la educación en
comunidad. Sostenía que todos los pueblos andinos ofrecían educación de manera
informal que se veía reproducida en los cuentos y las leyendas: la sociedad y
las comunidades educaban por obligación a los niños en algunas actividades,
decía Portugal. Es una idea que compartían por esos años diversos autores y
permitió el desarrollo, a mediados del XX, del desarrollo de la escuela
experimental bilingüe en las zonas rurales.
Manco Cápac educador
Sobre la educación indígena colectiva escribió que sus
fundadores fueron Manco Cápac y Mama Ocllo, quienes enseñaron a los hombres a
cultivar la tierra y criar animales, y a las mujeres a cocinar y criar a los
hijos, entre otros oficios.
Escribió: “Esto de enseñar conlleva práctica pedagógica, y,
en esencia, mecanismo educativo. Por tanto, Manco Cápac y Mama Ocllo fueron los
más grandes educadores de América de aquellos tiempos, los creadores de un
sistema social masivo de educación, en la que la vida social era una vasta
escuela y todos, en la medida de su condición, eran educadores”.
Su labor como recopilador de mitos y leyendas altiplánicas,
narrador y pedagogo interesado en la educación rural continuó hasta su muerte,
en 1988.
Datos:
De la obra de José Portugal Catacora, la Universidad Nacional del Altiplano ha publicado Historias de la educación en Puno (inédito).
Ha reeditado su libro Puno, tierra de leyenda, sobre las historias de la creación prehispánica de los principales pueblos de la región.
Y El cuento puneño, libro pionero, pues es la
primera antología de narradores altiplánicos que elaboró JPC en la primera
mitad del siglo XX.
La familia Portugal espera que se puedan publicar los otros
seis libros que el autor dejó inéditos.
RECORDANDO A
JOSE
PORTUGAL CATACORA
El editor-Director de este Blog y de esta página Facebook, Guillermo Vásquez Cuentas, fue alumno del maestro José Portugal Catacora. Hace algunos años publicó sobre el asunto, la siguiente nota:
"¿DÓNDE ESTÁN?
Hace 57 años, en aquel ya lejano 1944, las casualidades de la vida, hicieron que un grupo de niños –puneños en su gran mayoría–, confluyéramos al aula del Primer año de la Sección Primaria del Glorioso, cada vez más glorioso, Colegio Nacional San Carlos de Puno.
Allí, durante casi diez meses que nuestra
memoria nunca podrá borrar, veinticinco chiquillos compartimos intensas
aventuras estudiantiles, bajo la amorosa severidad de nuestro jamás olvidado
maestro, José Portugal Catacora, antes de que llegara a ser el eminente
escritor puneño que pese a ello no llegó a obtener el reconocimiento de la
siempre retrechera comunidad cultural e intelectual de Puno, falleciendo hace
un par de años, en virtual y por demás injusto anonimato.
Mientras nuestro profesor nos conducía
diestramente por el temprano portal de los conocimientos, había sabido darse
maña para captar hechos y circunstancias de lo vivido, relatarlos, escribirlos,
para terminar publicándolos al año siguiente, en un pequeño librito: “Lectura
para Niños N° 3. Instantáneas Infantiles”, de 50 páginas, impreso en los
talleres tipográficos San Ambrosio, cuyos grabados en madera, carátula y
viñetas interiores, corrieran a cargo de Francisco Montoya Riquelme.
¿Dónde están nuestros condiscípulos? Algunos
han fallecido, de otros sabemos su paradero, pero ignoramos dónde se encuentran
los demás ¿Podríamos intentar una reunión?
Mucho agradeceríamos a nuestros lectores que
conozcan a algunos de ellos, hacernos el invalorable favor de darnos noticias
al respecto."
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