EL VUELO DE LAS PALOMAS EN PRIMAVERA
Walter Leoncio
Inga Flores
(*)
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culminar la década de los setenta, en todo el mundo irrumpió la llegada de
canciones con música disco y dos películas que se constituyeron en fenómenos
socioculturales que cambiaron el estilo de vida de los jóvenes de esa época.
Saturday Night Fever influyó en la forma de vestir y bailar en los lugares
donde se realizaban las fiestas, se implementaban los juegos de luces y
ambientación, surgían los disc-jockey. La posterior proyección de la película
Grease, cuyo argumento era el amor de adolescentes, donde los varones eran los
duros y las señoritas liberales, quienes andaban perdidamente enamorados de sus
pares, en ambas películas el protagonista principal era Jhon Travolta.
La música disco se escuchaba en los medios de comunicación, especialmente en las radios y en la televisión en sus horas de transmisión; en las escasas fiestas era el deleite de los jóvenes, quienes gozaban sin conocer a sus intérpretes, bastaba la música. Cada día surgía una canción que era éxito de taquilla y que encantaban a los muchachos, eran inolvidables las tardes de cada fin de semana, el valor agregado era ser felices al bailar.
En
esos tiempos no había WhatsApp ni Facebook, menos Internet para deleitar las
canciones que uno deseaba al instante, no habían más de 100 canales de TV para
escoger, o recurrir a Google, bastaba sintonizar las radios para escuchar las
canciones preferidas, porque la mayor parte eran éxitos, con el solo movimiento
del botón o perilla se ubicaba la canción que a uno le gustaba (más de 100
canciones de moda).
Se
reunían estudiantes y amigos quizás los mejores de su existencia, soñaban
encontrar el amor que los acompañaría de por vida, los árboles frondosos, las
tardes de sol anunciaban que el viernes y sábado iban a ser extraordinarios,
para bailar la música de moda, había que divertirse en las fiestas, ver a los
chicos que querían verlas también, en reciprocidad, danzar con pasos nuevos y
buscar la forma de atraerse; las agrupaciones estaban al día, la música sonaba,
no había límites sociales, ni económicos, las fiestas eran como las aulas a las
que se iba a aprender. Fuera de la fiesta esperaban los
libros, los cuadernos, la escuela y la familia; entonces no había que negar la
parte positiva de ambos lugares. En la adolescencia se tenía las primeras
experiencias románticas, al mirar a una dama, pareciera escuchar su suave voz
sin que ella la hubiera hablado, o saberla dulce sin haberla probado, era una
etapa donde las ilusiones parecían reales; aun cuando uno ame y no sea
correspondido como le sucedió a José María, amó tanto que no se cansó en
hacerlo. Por otra parte, Elva jugaba con sus sentimientos, dejaba pasar el
tiempo sin darle respuesta a su declaración de amor porque tenía su pareja;
hasta que los hechos hicieron reflexionar a José María y hacerlo entrar en
razón, no podían estar tres en una misma relación. Prefirió mirar por la
ventana sin importarle lo que hagan, aunque le duela.
Los
meses fueron discurriendo al compás de la edad de los muchachos, muchos
vivieron las emociones y sucesos que correspondían, como un ir y devenir que
ofrecía el universo, como un flujo y reflujo que nos da el tiempo, como las
leyes gravitacionales de los cuerpos grandes, ellos vivieron en tiempos
diferentes con la música de moda. Ahora con el avance vertiginoso de la
tecnología, con otro ritmo musical y nuevos escenarios, se viven otras
realidades para las nuevas generaciones, con las mismas características que
corresponden al adolescente.
La
familia es el núcleo de la sociedad, aunque faltara el padre, como a José María
o los vecinos en su tierra natal, quienes tuvieron que afrontar problemas de
conducta y socialización que arrastraban desde su niñez en su mayoría como:
miedos, frustraciones, ansiedad y bajo rendimiento escolar; fueron resilientes
porque superaron a la adversidad y siguieron proyectándose al futuro. El
alcoholismo que por un tiempo atrapó a José María de manera equivocada, pudo
superar poniéndole fuerza de voluntad, comprendiendo que con el tiempo podía
contribuir a la sociedad, en esto tuvo que ver mucho su madre, y sus amigos.
José
María tenía lo que llamaban una gallada moderna en la Escuela Superior donde
estudiaba con el fin de obtener su bachillerato, también tenía amigos en la
urbanización con ellos compartía actividades de adolescentes como: estudio,
deporte, música, libros, amigos y lo que más le gustaba la danza como una forma
de expresión emocional y significativa; sin dejar de practicar los valores
establecidos en su familia, para seguir desarrollando una perspectiva sana y
productiva.
En
el Perú se desarrolló el Paro Nacional convocado por la Confederación General
de Trabajadores del Perú (CGTP) el 19 de julio de 1977, así como la Huelga
Nacional indefinida del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del
Perú (SUTEP) en 1979 que duró 118 días.
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SOBRE EL AUTOR
(*)
Walter Leoncio Inga Flores. Nació a orillas del lago navegable más alto del
mundo. Profesor de Educación Primaria, Bachiller en la ESEP Pedro P. Díaz
Arequipa, egresado del Instituto Superior Pedagógico de Puno. Posee una
Maestría en Administración de la Educación, Universidad Católica Santa María.
Doctor en Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Educación Enrique
Guzmán y Valle. Ex Coordinador de la Universidad José Carlos Mariátegui, Puno
2004 hasta 2017. Ha publicado los siguientes libros: Cuentos de mi
Pueblo (1996); Algunos seres de la literatura oral Aymará (cuentos, 1998);
Niños y niñas, trabajando y estudiando (poesía, 2001); Buscando el eslabón
perdido en la meseta del Collao (cuentos, 2008); Siete días, una aventura
(novela, 2014). En la actualidad es profesor de aula de la Institución
Educativa Primaria 70010 Gran Unidad Escolar “San Carlos” de Puno. Integrante
de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil de Puno y músico del
Conjunto de Sicuris del Barrio Mañazo de Puno. (Fernando Chuquipiunta)
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