Por: Guillermo
Vásquez Cuentas
PALABRAS NECESARIAS
Los
temas históricos, no son privativos de aquel campo del conocimiento humano que
los historiógrafos pudieran reclamar como de su exclusivo dominio. El Ingeniero
Ignacio Frisancho Pineda, especializado más bien en la temática propia
de la Física y la Química Nucleares, demuestra con este libro que es correcta
la afirmación con que iniciamos estas necesarias palabras.
Y hace
esa demostración sin proponérselo. Llevado de la mano por su amor a Puno, nos
brinda una visión general de las tempranas peripecias de la ciudad más
importante del altiplano peruano; visión que es al mismo tiempo enjundiosa y
relacionadora de datos puntuales, de pormenores, de imágenes y símbolos, que
don Ignacio buscó pacientemente y encontró en un trabajo de muchos años,
buceando entre escritos decoloridos, hojeando expedientes añosos, examinando
viejas publicaciones que se libraron del fuego o de los ratones, de los
auténticos y de los otros.
A lo
largo de las páginas de «De Aldea a Ciudad. Trayectoria Histórica de Puno», muchos
mitos y leyendas forjadas en nuestra difusa y a veces contradictoria tradición
histórica, son traídos abajo por la contundencia de datos que aparecen en
documentos de autenticidad indiscutible hasta ahora ignorados. Por eso leer
este libro resulta apasionante, porque es encontrarse con sorpresas a cada
paso.
Temas
claves -y polémicos- para entender el pasado puneño son abordados aquí. La "fundación
española" de la Villa de Puno, sus primeros pobladores, la
importancia que adquirió la actividad minera, las variaciones urbanísticas de
la ciudad en el tiempo, las marchas y contramarchas en la construcción de la
hoy catedral de Puno, la descripción de los hechos que durante la gesta
tupacamarista vivió el poblador citadino, el famoso «caso del Escudo de Puno y
la Duquesa De los Ríos», el papel gravitante que cumplieron ciertos personajes
poco conocidos en el nacimiento y adolescencia de la ciudad de Puno, son temas
que desfilan uno tras otro por estas páginas como sacados del olvido y
desprendidos del velo de confusiones con que estuvieron cubiertos.
Tal vez
podamos observar un acentuado localismo en el enfoque, pero nos lo explicamos
justamente por la delimitación del tema hecha por el autor. Nos puede también
llamar la atención el uso en muchas partes del contenido, de juicios de valor
que pierden aceleradamente su vigencia en los tiempos actuales, pero esto no es
sino producto del respetable sistema de ideas que informan ese enfoque. Quizá
habríamos deseado ver otra estructuración temática. Por supuesto, comentarios
como estos no pueden afectar en absoluto la importancia de este esforzado
producto intelectual ni la gran utilidad que el texto habrá de reportar al
conocimiento de la historia de Puno.
Precisamente,
uno de los mayores méritos de esta obra es el de proporcionar datos
esclarecedores para esa historia, puesto que muchos de ellos llegan por primera
vez al conocimiento público. Los estudiosos de estos temas se verán sin duda
apoyados por la cantidad e importancia de los datos que aporta el ingeniero
Frisancho a la labor de investigación histórica y a la historiografía regional
y nacional. Así, parecería que las quejas del poeta José Luis Ayala en su artículo
"Puno: Siglos sin historia escrita" (Rev. Perú Profundo
N° 3) son escuchadas al fin y se empieza a escribir el pasado de Puno por los
propios puneños.
Ignacio
Frisancho Pineda pertenece
a una familia formada bajo el signo del trabajo intelectual, de la predilección
por el manejo de papeles y tinta de imprenta, de la proclividad hacia el
sugestivo mundo del negro sobre blanco. Por ello, no podía dejar de ser fiel al
ejemplo de su ilustre padre y leal a los logros de sus distinguidos hermanos,
Samuel y David, que han destacado como él, en el oficio de escribir, de editar,
de publicar, en fin, de comunicarse siempre con su pueblo y de trabajar por su
mejor destino. Hay que decirlo, es necesario decirlo así con claridad, porque
debemos vencer los egoísmos y celos entre los trabajadores puneños de la
cultura; debemos combatir de una vez los escamoteos y retaceos a las virtudes
de los demás; es preciso reconocer los logros de aquellos que participan en los
esfuerzos por rescatar y dar relieve a lo mejor de las creaciones culturales de
la gente que pobló y habita hoy la gran meseta kollavina.
En este
sentido y pidiendo permiso a los puristas de la práctica editorial -y al mismo
autor-, aprovecho esta singular oportunidad para llamar la atención de mis
paisanos puneños sobre el descollante papel que para la Cultura Puneña ha
cumplido desde hace muchos años y desde su periódico, el Dr. Samuel Frisancho
Pineda, uno de los hermanos del autor.
Cierto
es que es una figura discutida, pero también lo es que ningún observador
objetivo del acontecer puneño en el presente siglo, ni ningún analista serio,
pueden dejar de reconocer las nítidas y sobresalientes contribuciones de Samuel
Frisancho Pineda, a lo que Alberto Valcárcel Acuña identificó alguna vez
certeramente como "la puneñidad". Pero sus aportes son tanto más
nítidos en la dimensión cultural de la realidad de Puno. Es tiempo de hacer
justicia a su persona, dejando testimonio del agradecimiento del pueblo de Puno
a su obra.
Muchas de
las ricas informaciones que este libro contiene, han debido salir sin duda, del
valiosísimo archivo, biblioteca, hemeroteca que Samuel Frisancho posee. Es
necesario y conveniente para la cultura de Puno y del Perú, para su historia,
impedir que con ese repositorio documental ocurra lo que ocurrió con la Biblioteca
Municipal de Puno, con la Biblioteca del Colegio San Carlos, con la Biblioteca
de la Universidad Nacional del Altiplano, todas virtualmente saqueadas por los
enemigos de la cultura puneña.
Que al
recorrer estas páginas, tomemos conciencia de la valía del acervo documental de
Puno. Despleguemos toda nuestra capacidad creativa para plantear formas de
acción que visen la seguridad y permanencia de ese invalorable patrimonio
cultural de todos los puneños.
Las
próximas generaciones nos lo agradecerán.
Lima,
octubre de 1996
Guillermo
Vásquez Cuentas
Comité de Investigación y Desarrollo
de la Asociación Cultural
Brisas del Titicaca. 1996
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