LECTURAS INTERESANTES Nº 962
LIMA - PUNO, PERÚ
27 MAYO 2020
LA POBREZA EXTREMA EN EL PERÚ AUMENTÓ EN
EL 2019
Instituto Peruano de Economía (IPE) 20 de mayo del 2020
Según el INEI, al año pasado habría más de 958 mil peruanos que no podían adquirir una canasta mínima de alimentos. En tanto, más de 200 mil personas cayeron en pobreza.
En el 2019, la
economía peruana experimentó su resultado de crecimiento anual más débil de la
década (2.2%) y, con ello, se hace más difícil combatir los problemas sociales,
como son la pobreza y la pobreza extrema. De acuerdo con el Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI), el año pasado la tasa de pobreza
extrema en nuestro país se incrementó, por primera vez en este milenio.
La entidad estimó,
sobre la base de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), que 2.9% de la
población en el país estuvo en esta condición; una cifra ligeramente superior
al 2.8% registrado en el 2018. Sin embargo, al ver las cifras absolutas, hay
958,459 peruanos pobres extremos; un incremento de más de 62,000 personas
respecto a lo registrado en el 2018.
Esto significa que
cerca de un millón de peruanos no pudieron alcanzar un nivel de gasto que les
permita consumir al menos una canasta mínima de alimentos. A este gasto se le
conoce como la línea de pobreza extrema y, según estima el INEI, el año pasado
ascendía a S/187 por persona.
Este resultado se
explica por un incremento en la pobreza extrema a nivel urbano, que es más
sensible al crecimiento económico. En las urbes, la pobreza extrema se elevó de
0.8% a 1% de la población. En tanto, en zonas rurales se redujo de 10% a 9.8%.
Pobreza total
Por otra parte, el INEI reveló que el 20.2% de la población del país estuvo en condición de pobreza el año pasado; una tasa similar a la registrada en el 2018. En términos absolutos, esto implica que unas 214,336 personas cayeron en la pobreza durante el 2019.
Por otra parte, el INEI reveló que el 20.2% de la población del país estuvo en condición de pobreza el año pasado; una tasa similar a la registrada en el 2018. En términos absolutos, esto implica que unas 214,336 personas cayeron en la pobreza durante el 2019.
Para medir la
pobreza, desde un enfoque monetario, se considera como pobres a aquellas
personas cuyo gasto mensual fue menor a S/352; que es el valor de una canasta
mínima que incluye alimentos y otros bienes.
Por dominios
geográficos, la tasa pobreza se mantuvo en casi toda la costa, la sierra y la
selva. Las excepciones son Lima Metropolitana, que registró un incremento de
1.1 puntos porcentuales, y Costa rural que se redujo en 4 puntos porcentuales.
Para las regiones se
conformaron 5 grupos de departamentos con niveles de pobreza estadísticamente
similares. En el primer grupo se encuentran Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica y
Puno, con la mayor incidencia de pobreza monetaria del país y cuyos niveles se
encontraron en el rango de 34.4% a 39.4%.
En el quinto grupo
se ubicó el departamento de Ica con una incidencia de pobreza en el rango de
1.3% a 3.9%.
¿Cómo se encuentran
los peruanos en condición de pobreza?
Según la ENAHO, 8 de
cada 10 hogares pobres accedieron al servicio de agua mediante red pública,
asimismo el 46.5% de esta población cuenta con servicio de desagüe. Además,
11.8% de los hogares pobres se encuentran en viviendas con hacinamiento.
Adicionalmente, el
71.7% tiene acceso a 3 servicios básicos (agua, saneamiento y electricidad);
mientras que el 35.6% ellos disponen de los servicios de agua, saneamiento,
electricidad, celular e internet.
También, se reportó
que 7 de cada 10 de los hogares en condición de pobreza posee cocina a gas.
Igualmente, el 65.9% tiene radio o equipo de sonido, así como televisor (60.4%)
y refrigeradora (21.9%). En relación a las Tecnologías de Información y
Comunicación (TIC), el 84.4% de los hogares pobres contó con celular, el 13.9%
con Tv cable y el 7.1% con acceso a Internet.
Del total de hogares
en situación de pobreza, el 60.8% acceden a programas sociales alimentarios, el
91% de los hogares pobres recibe desayuno escolar y el 50.4% comedores
populares.
-Educación
El informe reveló que el 77.5% de los niños de 3 a 5 años en condición de pobreza asisten a educación inicial, el 92.8% de los niños de 6 a 11 años a educación primaria, y el 75.3% de los adolescentes de 12 a 16 años de edad asisten a educación secundaria.
El informe reveló que el 77.5% de los niños de 3 a 5 años en condición de pobreza asisten a educación inicial, el 92.8% de los niños de 6 a 11 años a educación primaria, y el 75.3% de los adolescentes de 12 a 16 años de edad asisten a educación secundaria.
Se calculó que el
total de hogares pobres, con al menos un hijo de 3 a 16 años, el 7,5% tiene
computadora, el 28,3%, en cada caso, usó internet y celular de familiar o
amigo, y el 14,2% tuvo acceso a las TIC por celular propio.
-Empleo
9 de cada 10 peruanos en condición de pobreza tiene un empleo informal, mientras que el 5.3% está en la formalidad. Además, el 61.1% es independiente y el 38.9% se desempeñó como asalariado (empleados, obreros y trabajadoras del hogar).
9 de cada 10 peruanos en condición de pobreza tiene un empleo informal, mientras que el 5.3% está en la formalidad. Además, el 61.1% es independiente y el 38.9% se desempeñó como asalariado (empleados, obreros y trabajadoras del hogar).
Al analizar el área
urbana, se determinó que 43.6% de la población con empleo en situación de
pobreza se desempeñó en ocupaciones como ambulantes, limpiabotas, personal
doméstico, conserje, entre otros y; el 23.9% son artesanos u operadores de
maquinaria.
Por el contrario, en
el área rural el 46.9% se dedicó a ocupaciones elementales y el 43.4% son
agricultores.
Poblaciones
vulnerables
Datos del ENAHO, estimaron que 5 de cada 10 mujeres se encuentran en situación de pobreza. Del mismo modo, 3 de cada 5 culminó su educación primaria, el 30.6% educación secundaria, el 3.9% alcanzó el nivel superior no universitario y el 2.2% contó con nivel superior universitario.
Datos del ENAHO, estimaron que 5 de cada 10 mujeres se encuentran en situación de pobreza. Del mismo modo, 3 de cada 5 culminó su educación primaria, el 30.6% educación secundaria, el 3.9% alcanzó el nivel superior no universitario y el 2.2% contó con nivel superior universitario.
Respecto a sus
ocupaciones, la ENAHO detalló que el 25.3% de las mujeres que viven en pobreza
se dedicó a los quehaceres del hogar y el 58.4% participan en el mercado
laboral.
Del total de mujeres
pobres con empleo, el 57.1% realiza ocupaciones como vendedora ambulante,
personal doméstico, entre otras; el 16.7% es comerciante y el 14.7% se dedica a
la agricultura.
Finalmente, el 11.7%
de la población en situación de pobreza es adulto mayor. Del total de adultos
mayores pobres, el 84.1% tienen seguro de salud y el 76.5% tiene cobertura del
Seguro Integral de Salud (SIS). Por otro lado, el 71.2% de esta población
presentó algún problema de salud crónica y el 47,3% accede al programa Pensión 65.
URGENCIA DRAMATICA: APUNTALAR LA
AGRICULTURA
Pedro Francke en
Página personal
Actividades de las que viven cientos de miles de
trabajadores en las ciudades, vendiendo en mercados callejeros y galerías
congestionadas, y atendiendo en restaurantes y hoteles a turistas, van a estar
paralizadas por un buen tiempo. Algunas, como el comercio informal, porque
demandan mucho contacto físico; el turismo porque los extranjeros no van a
venir dadas las limitaciones al traslado y las cuarentenas vigentes en varios
países del mundo y porque la gente quedará gastada y asustada luego de esta
crisis.
Este es el mayor problema económico de estos meses que
vienen, y es un problema distinto al de los bancos y las grandes empresas que
vienen recibiendo el subsidio de los 60,000 millones de soles de
ReactivaPerú. Es lo principal porque estamos hablando de la subsistencia
de cientos de miles de familias, problema que no se resuelve con el apoyo
financiero a las grandes empresas ya que la gran minería, pesca, industria,
construcción y cadenas comerciales dan empleo a no más del 15 por ciento de la
población económicamente activa (PEA). Por eso la ministra Alva ha dicho que en
esta “reactivación” regresarán a trabajar 1 millón 400 mil personas, cifra
optimista pero que apenas llega al 8% de la PEA.
El discurso que nos repiten es que la economía de la gente
depende del empleo que generen las grandes empresas, por lo cual se justifica
que éstas reciban estos préstamos subsidiados a tasas ínfimas del 1-2 por
ciento anual que no las tiene cualquiera. Pero es engañador meter dentro de una
sola bolsa de lo “económico”, como si fueran lo mismo, a la cadena de hoteles
Casa Andina y al ambulante que hoy no tiene para comer; este engaño sirve para
sustentar que el estado otorgue 10 millones de crédito subsidiado a la empresa
del mayor billonario del país que podría fácilmente poner ese dinero de su
bolsillo. En esta oportunidad, los que suele ser enemigos acérrimos de que el
estado intervenga en la economía, se quedan bien calladitos: no es casualidad
que eso suceda cuando son los grandes poderes económicos de la Confiep quienes
reciben los 60,000 millones de crédito subsidiado por el estado.
LA ECONOMÍA DE LA GENTE
Enfoquémonos en los cientos de miles de familias sin
trabajo. ¿Cuánto tiempo durará la actual situación con medidas de
distanciamiento físico y casi ningún turista que genera ese enorme desempleo?
Lo más probable es que dure hasta que nos hayamos podido vacunar masivamente,
lo que requiere que se invente la vacuna, se pruebe su eficacia y seguridad, se
empiece a producir masivamente y, luego de que los países industrializados la
hayan aplicado a todos sus ciudadanos, su producción pueda alcanzar para que
nos vendan las dosis requeridas. Tiempo estimado: dos años, puede que sea menos
si tenemos suerte, pero también es posible que demore más. Y aun luego de eso,
la recuperación del turismo y otras actividades podría demorar años.
¿Qué podemos hacer entonces? En primer lugar, vayamos
planeando entregar el Bono Universal varias veces en los próximos meses. Ya no
podrá haber más excusas operativas. El ministerio de economía ha calculado que
todos los bonos anunciados a la fecha, desde los primeros “focalizados” hasta
el Bono Universal, cuestan algo más de 5 mil millones de soles. Bueno, si se
han dado 60 mil millones a la banca y las grandes empresas, bien podrían darse
3 o 4 rondas de 5 mil millones para la gente, considerando además que el estado
tiene fondos fiscales depositados en los bancos nacionales por más de 90 mil
millones. Plata hay, y junto a la salud pública, la sobrevivencia económica de
las familias peruanas es la gran prioridad.
Junto con eso, poco a poco habrá que ir permitiendo que
actividades económicas, bajo estrictas condiciones de seguridad sanitaria,
vayan abriendo puertas para que la gente pueda ganarse la vida. Pero hay que
ser muy cuidadoso con eso, bajo riesgo de generar un brote mucho más feroz de
la epidemia del coronavirus, lo que como sabemos traería consecuencias
mortales. En las grandes ciudades, los mercados congestionados y las combis y
buses de transporte llenos a reventar no pueden regresar, como tampoco los
colectivos: serían un foco de contagio. Pero como hemos señalado, aún en las
mejores condiciones de reactivación de la producción que tuvimos antes,
quedarán cientos de miles y quizás millones sin trabajo.
Por eso hay que poner los ojos en el campo y en la sierra.
¿Por qué en particular en las zonas andinas? Hasta la fecha los datos de la
epidemia muestran un contraste notorio entre las regiones del Ande y las
costeras y amazónicas. El total de fallecidos en 8 de las 9 regiones
mayoritariamente de sierra, que son Cajamarca, Pasco, Huánuco, Junín,
Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno, no llegan a 10 y la mayoría
tiene menos de 5 muertos por COVID-19. De estas nueve regiones, únicamente
Junín tiene más de 10 defunciones. Por otro lado, la región Lambayeque solita
se aproxima a los 500 muertos, seguida de cerca por Piura, y estamos hablando
sólo de los fallecimientos registrados por COVID-19 que son aquellos a los que
se les aplicó una prueba de laboratorio, seguramente el número real es bastante
mayor. La diferencia entre la sierra y las zonas más bajas es enorme. Todavía
estamos en pleno desarrollo de la pandemia, pero ya está claro que este
coronavirus afecta menos en la altura, algo ya analizado en un artículo
científico internacional mirando las realidades de Tibet, Bolivia y Ecuador que
sustenta que el COVID-19 se contagia menos a mayor altitud. Habría dos razones
para eso: la radiación ultravioleta es más alta y mata más rápido al virus en
las superficies, y nuestro aparato respiratorio al adaptarse a la menor
cantidad de oxígeno en el aire dificulta que la enfermedad se agrave. Es
probable que en el Perú se mezclen estos efectos con la mayor dispersión de la
población andina, la excelente reacción de las comunidades y rondas en aislar a
los retornantes, y algunas costumbres y comportamientos propios de la zona
andina.
MEDIDAS PARA APOYAR AL CAMPO
Decenas de miles de peruanos ya han regresado a sus pueblos
y comunidades de origen. Tenía mucho temor que esto significara una explosión
de la epidemia en el interior del país, pero no parece haber sido así a pesar
de las debilidades del sistema de salud. La cuestión ahora es darles a esto
retornantes las mejores condiciones para que retomen la agricultura, en muchos
casos en una pequeña parcela familiar. Así podrán mantener a sus familias e
irán atrayendo a más personas, descongestionando las grandes ciudades lo que
nos ayuda contra la epidemia. Desde luego, el mismo apoyo hay que darle a
quienes nunca dejaron de trabajar el campo; hay una deuda de mucho tiempo con
esa agricultura familiar y comunidades postergadas y hoy necesitamos más que
nunca que levanten su producción para asegurar la alimentación en las ciudades.
Hay que pensar en formas de ayuda masiva a la pequeña y
mediana agricultura, que ya opera con distanciamiento físico. Desde la
plataforma de productores agrarios, Conveagro, se ha planteado la necesidad de
un Bono Productivo, una ayuda de mil soles para invertir en semillas y
fertilizantes que sostengan la próxima campaña. Es una buena idea, que debiera
ir de la mano de un verdadero empuje al crédito; es inaceptable que mientras se
entregan 60 mil millones a los grandes bancos no se dé nada al Agrobanco, a las
cooperativas de ahorro y crédito bien manejadas, e incluso al Banco de la Nación
para préstamos de muy bajo interés a pequeños y medianos agricultores
comerciales.
Estas medidas de apoyo a la producción tienen que ir de la
mano de mejores servicios públicos, en especial en educación, salud e
infraestructura de telecomunicaciones. Muchas veces las familias rurales vienen
a las ciudades buscando mejor educación para sus hijos; los retornantes
seguramente están preocupados por que las limitaciones de la educación a
distancia son mucho mayores donde la conexión a internet es mala o inexistente.
Hay sin embargo miles de colegios primarios rurales que solo tienen una o
dos docenas de alumnos, para los cuales se podría plantear clases por grupos y
con medidas de distanciamiento físico en el aula. Además hay que evitar que el
maestro yendo y viniendo todas las semanas de la ciudad lleve el coronavirus,
lo que se puede hacer pagándole una bonificación extraordinaria a condición de
que se quede en el poblado rural hasta fin de año. En otras localidades, donde
no se puede garantizar la presencia de maestros, es posible reavivar la
educación comunitaria apoyada en sabios y jóvenes de la comunidad que puedan
acompañar los aprendizajes de las niñas y niños.
Junto con ello, es urgente que haya una buena conexión de
internet en todos esos poblados. Con ese objetivo el estado gastó cientos de
millones en el proyecto de la llamada Red Dorsal de Telecomunicaciones, que por
haberse privatizado no está llegando a muchas zonas rurales. Esa conexión ya no
puede seguir siendo postergada, como bien ha insistido el gobernador regional
de Cajamarca Mesía Guevara, porque además una buena conexión de internet podría
permitir que la atención de salud se fortalezca con telemedicina, la educación
se refuerce y los bonos del estado se cobren fácil y sin riesgo.
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