PUEBLOS INDÍGENAS,
CORONAVIRUS, Y LA HIPOCRESÍA OCCIDENTALIZADA
POR OLLANTAY ITZAMNA 03/19/2020
Para la modernidad, el genocidio
y/o pandemia es tal sólo, si sólo sí, las víctimas son blancos, machos,
europeos u occidentalizados. Dura radiografía constitutiva de la modernidad
ciega.
Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), al 18/03/20, había en el mundo 200 mil personas
contagiadas por COVID-19, y más de 8 mil fallecidos producto de esta
pandemia, desde que se registró el virus.
Según la Agencia de la ONU
para los Refugiados (ACNUR), al día mueren por desnutrición 8,500 niños
menores de cinco años en el mundo. En 2017 murieron 6,3 millones de niños
menores de quince años por esta u otras causas. ¡Cada 5 segundos muere un niño
en el mundo por desnutrición!
¿Por qué la desnutrición
infantil no es declarada pandemia mundial?
La totalidad de los niños
fallecidos por desnutrición son de familias empobrecidas, de familias indígenas
o campesinas, en especial en el área rural. En el caso de las víctimas de
COVID-19, son en su mayoría adultos o adultos mayores, blancos, de ciudades, en
especial de ciudades modernas/desarrolladas. Incluido el Presidente del
Banco Santander. Incluso, 26 curas en Italia.
¿Será que para la ONU, y la
moderna comunidad internacional, las y los 8.5 millones de niños que
diariamente mueren por desnutrición no son humanos, o son menos humanos que los
europeos, blancos, banqueros? ¿Será la aporofobia? ¿Será adultocentrismo
racista?
Pandemias y genocidios
contra pueblos indígenas
La civilización de la
modernidad, nació en el siglo XV, inoculando viruela, sífilis, gripe… contra
los incómodos pueblos indígenas o pueblos subalternos que se resistían a la
civilización cristiana del miedo y del saqueo…
La viruela, sífilis… era más
barato que la pólvora para dominar a los pueblos indígenas sin desaparecerlos
por completo. En cuestión de años, la modernidad naciente redujo biológicamente
en más del 80% a la población indígena en Abya Yala. ¡El COVID-19, mata menos
del 3% de los infectados! Sin embargo, ya fue declarado pandemia mundial por la
ONU.
Dicen que los europeos
repudiaron a Hitler no tanto por matar a seres humanos, sino por matar a una
población blanca en Europa. La modernidad legó privilegios a Europa y USA
gracias al “hitlerismo” que ellos instauraron impunemente en el resto del
mundo, desde hace más de cinco siglos.
Para la modernidad, el
genocidio y/o pandemia es tal sólo, si sólo sí, las víctimas son blancos,
machos, europeos u occidentalizados. Dura radiografía constitutiva de la
modernidad ciega.
COVID-19 será letal para los
pueblos indígenas
Con inmenso dolor leemos en
las noticias que en 24 horas la pandemia del COVID-19 mata a 475 italianos. Los
países modernos, muy a pesar de su infraestructura de sanidad, seguridad, en
cuestión de días, se convierten en epicentro letal de la pandemia moderna.
Si esto ocurre en
territorios provistos de presupuesto e infraestructura de sanidad, ¿qué
ocurrirá si acaso COVID-19 llega a los territorios indígenas? Territorios con
cerca del 80% de sus niños en situación de desnutrición, sin infraestructura/presupuestos
de salud, sin Estado, ni derechos…
Las familias indígenas
rurales en Guatemala, Perú, México… no tienen para los frijoles, mucho menos
tienen para barbijos, desinfectantes… ni agua. Ni saneamiento tienen.
No deseo imaginar lo que
podría ocasionar este Frankenstein moderno, si acaso lograse ingresar en las
poblaciones indígenas rurales.
Estos ensayos de biopolítica
moderna, emprendidos por los poderes enfermos hegemónicos, es un motivo más
para ejercer el control y autodeterminación en nuestros territorios. Al
parecer, el coronavirus no va únicamente por la salud/vida humana, sino por las
riquezas y por los rebeldes que aún subsisten en los territorios del mundo.
La viruela traída por los invasores hispanos diezmó cientos de miles de indígenas |
(Ancianas aimaras en peligro de sufrir el embate liquidador del blancocentrismo occidental) Foto de Uriel Montufar |
'Ellos' los varones blancos, 'nosotros' los indígenas y todos los demás... Estos criterios sólo sirven como caldo de cultivo de resentimientos. En una sociedad que no trasciende estos paradigmas, la dinámica entre víctimas y victimarios puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, y nada habrá cambiando entonces.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con que esta situación ha sido otra muestra de la flagrante hipocresía de la cofradía global y que obviamente hay problemas y enfermedades que hace décadas exigen medidas como las que han tomado para el coronavirus. Pero mucha gente, que resulta ser blanca, fallece en mayor número, por peores y más variados males que el coronavirus. No, la clave de esto no está en el color de piel.
La ruptura de fronteras, sobre todo las psicológicas, se acelera cada día gracias al esfuerzo por salir del juego de víctimas y victimarios que realizan pocas personas en el mundo. La condición de víctima no debe ser motivo para degenerar en victimismo.