LECTURAS
INTERESANTES Nº 896
LIMA PERU
5 JUNIO 2019
CARTA PÚBLICA
A MARIO VARGAS LLOSA
Por: Mempo Giardinelli
Cubarte
1 marzo 2017
Admirado Maestro, dondequiera se encuentre:
No he tenido la fortuna de ser su amigo cercano, aunque como
usted bien sabe me considero su devoto discípulo. Las dos veces que nos vimos,
una en Buenos Aires, otra en Lima, nos saludamos con afecto y además he
recibido otro par de veces sus saludos. Pero lo para mí más importante es haber
leído casi toda su obra con deleite y pasión. Todavía enseño en mis clases de
grado y posgrado sus novelas, por lo menos una por año –en 2016 retomé “Los
cachorros”– y siempre sus lecciones sobre Flaubert y Arguedas.
Desde luego que no comparto ninguna de sus ideas
políticas, pero hasta ahora opté por no contradecirlo y lamenté en silencio
diversas declaraciones suyas. Cada vez que lo vi en la tele cambié de canal en
homenaje a la calidad de su prosa, su poética y la carnadura de sus personajes. Incluso cuando
en 2012 se armó un jaleo en Buenos Aires porque usted iba a inaugurar la Feria
del Libro, yo escribí en este mismo diario que su Premio Nobel era
“irreprochable porque en él se premió una estética literaria moderna,
innovadora, original y escrita en los márgenes de la civilización imperial”. Y
también escribí que “más allá del enorme narrador que es, también es un
cruzado neoliberal, de esos que se espantan ante cualquier gesto o
corruptela kirchnerista pero a Menem le toleraron sin chistar que nos rifara el
país, el petróleo, los ferrocarriles, los puertos y la mar en coche”. Y hasta
ahí llegué, y después, cuando en 2015 usted hizo campaña electoral diciendo que
“si fuera argentino, votaría por Macri”, también me impuse silencio a pesar de
lo que me dolía mi país.
Pero aunque jamás retruqué sus opiniones ni mucho menos lo
ataqué a usted –y tampoco lo haré ahora– sí quiero precisarle algunas cosas
porque he visto con estupor la entrevista –es un modo de decir– que usted
enhebró en Madrid esta semana con el presidente de mi país. Al verlo a
usted aceptar y celebrar tanta mentira no literaria, supe que otro silencio ya
era demasiado.
Y es que el gobierno que encabeza el Sr. Macri es un
gobierno de estafadores, en primer lugar, porque llegaron al poder prometiendo lo que el pueblo
argentino quería y necesitaba escuchar, pero decididos –ya entonces– a
traicionar todas y cada una de aquellas promesas.
En segundo lugar es un gobierno de facinerosos y malvados
insensibles que a lo largo de cuatro décadas, y bajo todos los gobiernos, han
venido fugando del país alrededor de 350 mil millones de dólares que tienen
escondidos en cuevas fiscales que llaman paraísos. Por eso entre lo primero que
dispuso el Sr. Macri figura un “blanqueo” fiscal para dizque legalizar esas
fortunas, las cuales ni siquiera retornan al país.
El Sr. Macri es hoy considerado por diversos medios del
mundo (no los españoles, claro está) entre
los cinco gobernantes más corruptos del planeta. Y el repertorio
de sus escándalos –que ocultan los grandes diarios y sistemas televisivos
argentinos– es impactante. Se sabe que hay más de 40 sociedades secretas vinculadas al Grupo
Socma, propiedad de la “Famiglia” Macri. Y son públicas sus
condonaciones de deuda y favoritismos, como en los casos del Correo Argentino
(a su papá) y del Ferrocarril Sarmiento (a su cuñado).
Claro que a mí también me impacta ahora que usted haga como
que ignora todo esto.
El gabinete argentino se parece al del Dr.Caligari, con más
de 50 funcionarios procesados (entre ellos el mismo presidente y la
vicepresidenta), perversos vínculos con el brasileño affaire Odebrecht, uno de
cuyos coludidos es un íntimo amigo y socio de Macri, que lo puso al frente de
nada menos que una especie de FBI argentino (por decirlo con alguna gracia).
Usted debe saber, seguro, que reformaron por decreto la
Corte Suprema de Justicia, y que ahora gobiernan a decretazos como hicieron por
décadas los dictadores militares, aquí y en el Perú. Y seguro está al tanto de
los favores obscenos a grandes latifundios y a empresarios avorazados que siguen
acumulando millones mientras destruyen trabajo, educación, familias e
ilusiones. En poco más de un año cerraron 7 mil fábricas y emprendimientos
productivos, dejaron en la calle a más de un millón de trabajadores, tienen a
la educación pública en proceso terminal y para colmo en sólo 14 meses han multiplicado nuestra deuda
externa casi ad infinitum, lo que nos obligará a un nuevo repudio que
por ahora sólo unos pocos estamos denunciando que nunca se va a pagar porque no
la vamos a reconocer.
Me cuesta creer que usted, Maestro, con su agudeza
proverbial, se preste a esta farsa. Le pregunto, entonces: ¿Tan grandes son los
negocios que preparan en España para recolonizarnos como hace cinco siglos, y
como hace veinte años con Menem? ¿Tan enormes son esos intereses que usted echa
por la borda una excelsa trayectoria literaria complaciendo a un patán que
tanto se parece a su paisano Fujimori aunque éste tiene ojos azules y no rasgados?
Mi lealtad de discípulo y mi conciencia de pequeñez
literaria no me impiden ver, con dolor, el triste papel televisivo de usted
coreando lugares comunes para criticar al presidente venezolano, y encima todo
cargado de tintes racistas y clasistas.
Me dio mucha pena su papel, Don Mario. Al verlo tan generoso
y dócil frente al impresentable gobernante de esta tierra que a usted lo quiere
y lee, yo sentí dolor pero también una cierta vergüenza. No hacía falta tanto.
Sin dudas, seguiré admirando su obra literaria, pero qué
pena tan grande sentí al verlo, ahora, en edad provecta, haciendo un papel como
el de Zavalita preguntando: “¿En qué momento se jodió la Argentina?”. Usted
eludió en la tele una respuesta digna.
Seguiré
devoto de su grandeza literaria. Pero sólo de ésa.
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