ACORA
EL PUEBLO QUE
ODIA A VIZCARRA
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” 6ABR18
Escribe:
RICARDO VELAZCO. Fotos: JOEL DURAN
S
|
e
llama Acora, está en Puno a 3,867 metros de altitud y señala al actual
presidente de la República como el responsable de casi todos sus malestares.
Sus autoridades le entregaron a Keiko Fujimori las denuncias que ella mencionó
en el debate contra Kuczynski. Estamos hablando de 28 centros poblados y 103
comunidades campesinas
En Ácora,
el pueblo puneño que odia a Martín Vizcarra, no están dispuestos a concederle
una ‘luna de miel” al Presidente. En este distrito, situado a 3,867 metros
sobre el nivel del mar, el resentimiento contra el moqueguano se incubó a finales
de la década de los ochenta y desde entonces no dejó de alimentarse. Vizcarra
es para los acoreños el responsable de sus desdichas sociales. “Mi pueblo ha
manifestado que no lo quiere. La historia que él nos dejó es de problemas y
protestas. Empezó por una compra de terrenos que hizo para el proyecto especial
Pasto Grande y que ha traído la contaminación de la cabecera de cuenca”, dice
Félix Catacora Chura, el alcalde.
Es
Domingo de Resurrección y el paradero de autobuses de Ácora, a 32 kilómetros de
Puno, está atestado de vendedores que ofrecen tubérculos, panes serranos, lana
recién trasquilada y juguetes. En la plaza de armas tres o cuatro lugareños
actúan como oradores callejeros y lanzan incendiarios discursos contra la
gestión municipal.
En su
amplia oficina de la municipalidad Félix Catacora, el ingeniero civil que
salió electo alcalde en el 2015, ignora a sus críticos y se concentra en el
enemigo común de los acoreños: Martín Vizcarra. Al burgomaestre lo acompaña una
corte de consejeros municipales. Un inmenso cuadro que recrea la salida de
Manco Cápac y Mama Ocllo del lago Titicaca, preside el despacho.
Honorio Checcalla Muñuico |
La
historia de rencor comenzó a gestarse en 1989 cuando el actual presidente era
funcionario del departamento de Moquegua y estaba al frente del proyecto de
irrigación Pasto Grande. “En aquella época Vizcarra convenció a ocho familias
acoreñas para que vendieran sus terrenos que abarcaban 5,145 hectáreas situadas
en la frontera con Moquegua y que serían usadas para el proyecto de
irrigación. A cambio de las tierras, además de 10 millones de intis, él ofreció
a las familias cinco hectáreas de tierras fértiles en Moquegua para que las
puedan trabajar. Y también les prometió un terreno de mil metros cuadrados en
una zona conocida como Hawái”, dice Honorio Checalla Muñuico, antropólogo e
ingeniero ambiental de 54 años, pariente de algunos de los que aceptaron la
oferta. Según Checalla, ninguno recibió la tierra prometida. “Tengo varios
familiares que aceptaron venderle sus terrenos y se mudaron a Moquegua pensando
que vivirían de la agricultura, pewro esperaron por las puras porque nunca se
les dio nada. “Ahora algunos son tricicleros y otros taxistas. Hacen de todo
menos trabajar la tierra” asegura Checalla. Tampoco las parcelas de Hawai
habían sido el paraíso que les ofrecieron. “ Recién 22 años después de la venta
de los terrenos, y por presión de los afectados, es que Vizcarra, como
gobernador de Moquegua, designó un área para que se establecieran. El problema
es como irse a vivir a un pueblo joven. No había agua, desagüe, ni luz. Y cada
familia solo recibió 200 metros cuadrados y no los mil de la oferta original”,
dice Checalla.
Sin
embargo, la afrenta más grande a los acoreños se produjo cuando desde el
gobierno regional de Moquegua se habría pretendido anexar a su territorio las
cinco mil hectáreas adquiridas a los agricultores puneños. “Eso se originó en
el 2003, cuando Vizcarra se presentó en el Congreso para dar algunas explicaciones
sobre el proyecto Pasto Grande y comenzó a decir que los terrenos le
pertenecían a Moquegua y no a Puno”, dice Checalla, quien en ese tiempo viajó
hasta Lima para tocar las puertas del Congreso y dar cuenta del caso.
Otro
acoreño que no cree en el discurso conciliador de Vizcarra es Jaime Ccaylahuili
Huanca, un licenciado del ejército y “orgulloso etnocacerista”, que asesora al
gobierno regional de Puno para este caso. Este exmilitar de 47 años nos recibe
en una pequeña oficina donde guarda los registros civiles de todo el distrito
además de un gigantesco archivo digital con documentos y mapas del área de
Pasto Grande. Ccaylahuili es reconocido en el pueblo como uno de los mayores
expertos del tema y lo que él dice es respetado por la comunidad.
Alcalde Félix Catacora y Victor Huarcaya Flores dirigente Central de barrios |
“Vizcarra
es peor que Alberto Fujimori cuando se trata de no respetar al Congreso -dice
Ccaylahuili- porque, pese a que los límites entre Puno y Moquegua están registrados
en resoluciones legislativas de hace 60 años, él ha ignorado los documentos y
ha preferido alargar el tema llevándolo a juicio”, dice Ccaylahuili.
En el
2009 las regiones comenzaron a negociar una salida al conflicto limítrofe con
la intermediación de funcionarios de la PCM. “En el 2012 la PCM emitió un primer
informe favorable a nosotros sobre dos de los tres tramos del territorio. El
problema fue que para ese tiempo el señor Vizcarra ya era presidente regional
de Moquegua, y al ver que no le daban la razón pateó el tablero y le ordenó a
su procurador desconocer la decisión de la PCM y llevar el caso a una instancia
judicial en su región. Recién este año un Juzgado Mixto de Moquegua nos ha
dado la razón”, añade Ccaylahuili, quien formó parte del equipo puneño que
participó de las negociaciones. “En una reunión que tuvimos en la sede de la
Defensoría del Pueblo en Lima éramos cuatro o cinco personas, incluyendo a
Alfredo Pezo Paredes, director nacional de demarcación territorial de la PCM.
De repente, cuando el señor Pezo quiso iniciar el diálogo, Martín Vizcarra se
opuso y lo ninguneó. Dijo que no hablaría con funcionarios de segundo nivel y
se fue”, cuenta CCaylahuili.
Y
aunque parte de la cuestión limítrofe ya se resolvió en el Poder Judicial
queda en disputa lo más difícil, una franja del territorio de Pasto Grande, un
tramo de 67 kilómetros. El problema, dice Ccaylahuili, es que el proceso sigue
pendiente en la PCM, donde “ahora manda Vizcarra”.
Los
vecinos, organizados en frentes de defensa, no creen en las buenas intenciones
del nuevo presidente. ‘Yo no sé qué clase de ofrecimientos hizo Martín Vizcarra
cuando compró los terrenos, pero el señor claramente no ha tenido la voluntad
política para llegar a un acuerdo con Puno sobre Pasto Grande. Simplemente ha
estado interesado en que esos terrenos queden para su región porque sabe que
tienen el potencial para convertirse en una zona minera con recursos hídricos
y energía geotérmica”, dice Javier Ramos Mendoza, fundador del Frente de
Defensa de los Intereses Territoriales de Ácora en el 2016.
Este
dirigente, de 45 años, surgido de las canteras de construcción civil, fue
quien personalmente informó a Keiko Fujimori de las desavenencias de los
acoreños con Vizcarra. La ocasión se presentó en plena campaña electoral,
durante uno de los viajes proselitistas de la lideresa de Fuerza Popular a Puno:
“No es que nosotros simpaticemos con ese partido pero aprovechamos cuando Keiko
Fujimori visitó Acota para alcanzarle un carta contándole sobre el problema
que teníamos con el señor Vizcarra. De igual manera lo hicimos con la gente de
Pedro Pablo Kuczynski, revela Ramos. Fujimori utilizó la carta en el debate
de segunda vuelta para atacar a su contendor y llamar a Vizcarra “reo
contumaz”.
Hasta
aquí las versiones moderadas del conflicto y la desconfianza hacia Kuczynski.
Luego están las versiones enconadas, las que corren como pólvora en la ciudadanía.
“Y si
no nos convertimos en provincia seguiremos sufriendo el atraso económico que
ahora tenemos, pese a que somos el distrito más antiguo de Puno. Ahora solo
disponemos de agua durante 20 o 30 minutos al día, no existe un sistema de
alcantarillado, por lo que el desagüe se descarga en unas pozas y solo hay un
colegio particular que ofrece educación de mediana calidad”, agrega Percy
Calizaya, periodista local del diario “Sin Fronteras”.
Otro de
los frentes, la Central de Barrios de Ácora, que aglutina a los vecinos de 17
centros poblados, añade más leña al fuego y pone en escena supuestos intereses
mineros. “No queremos que este señor siga de presidente, queremos nuevas
elecciones. Ha ofrecido mil cosas a nuestra población de la frontera y no ha
cumplido nada. Lo único que ha hecho es beneficiar a las empresas mineras que
están muy interesadas en usar el agua de esa zona. Una de ellas es la empresa
Anglo American, responsable del proyecto Quellaveco, empresa con la que él ha
trabajado muy de cerca”, dice Víctor Huarcaya Flores, vicepresidente del
movimiento.
A este
panorama se suman los problemas ambientales y, aunque en este caso Vizcarra no
ha jugado papel alguno, los acoreños no creen que el presidente ayude a mejorar
su situación. Según el ingeniero ambiental Checalla, “en el 2000, cuando las
tierras ya habían sido compradas, las autoridades moqueguanas permitieron que
la minera Aruntani S.A.C. comenzara a operar y a botar sus relaves cerca de
Pasto Grande. Este problema originó un éxodo humano en búsqueda de agua
salubre y que la población de 50 mil alpacas comience a ser mermada”.
Lucha por la provincialización |
Y los
líderes locales denuncian que en los reservorios de agua próximos a Pasto
Grande se ha detectado niveles altos de contaminación por metales. Sustentan
su denuncia en informes de la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA),
la Dirección Regional de Salud de Moquegua (DIRESA), la Autoridad Nacional del
Agua (ANA) y la consultora V-5.
Javier
Ramos, del Frente de Defensa, y Víctor Huarcaya, de la Central de Barrios, las
voces más radicales, esperan reunirse con representantes de los 28 centros poblados
que existen en Ácora. La fecha de la cumbre está programada para el próximo 2
de mayo, cuando se celebre el aniversario 356 de creación del distrito.
Miguel
Arucutipa Quispe, jefe de 15 grupos de rondas campesinas, tampoco está
dispuesto a conceder tiempo al presidente. “Con los gobiernos de turno jamás
hemos tenido un diálogo. Elaboran sus leyes desde una oficina y no en el campo.
Con Vizcarra nos parece que es el mismo cuento. Primero enamoró a los
campesinos que eran dueños de las tierras y luego los traicionó”, dice el
anciano de 75 años.
Y el
alcalde de Catacora anuncia un viaje a Lima la próxima semana para solicitar
una reunión con el nuevo presidente. “A principios de marzo ya le había
solicitado una audiencia al señor Kuczynski pero la crisis cambió el panorama.
Ahora veré si es que el presidente Vizcarra tiene disposición o no de ayudarnos.
Eso será informado a nuestra gente y ya dependerá de ellos cómo serán nuestros
próximos pasos”, dice el burgomaestre.