UN SUR QUE
DISCRIMINA
Escribe: Raúl Mendoza
LA REPUBLICA, suplemento DOMINGO 6MAY18
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l
estudio se llama Experiencias de discriminación étnico-cultural en el Perú
(IOP-PUCP) y confirma lo que es un viejo problema en nuestro país: un 31,4%
de personas adultas a nivel nacional, es decir, uno de cada tres peruanos ha
sufrido discriminación alguna vez o muchas veces en su vida.
Las
razones son por ser pobre (16,2%), por su color de piel, raza o etnia (14,6%),
por la ciudad región o lugar de donde proviene (13%), por algún aspecto de su
apariencia física (12,8%), por su acento o forma de hablar (11,9%).
"Son
resultados que se esperaban, pero se constatan con este estudio. Las personas
de sectores económicos más bajos, las que poseen un idioma materno distinto del
castellano, y personas que se autoperciben como quechuas, afroperuanos y
aymaras son las que reportan mayor discriminación hacia ellas", comenta
Jan Marc Rottenbacher, director ejecutivo del Instituto de Opinión Pública de
la PUCP.
Cynthia
Sanbom, vicerrectora de investigación de la Universidad del Pacífico, llama la
atención por su parte sobre el casi 70% que no se han sentido rechazados,
molestados o "mal mirados" por alguna de las razones indicadas en la
encuesta. "Espero que esto signifique que los prejuicios efectivamente se
están reduciendo y que, por el contrario, no signifique que la mayoría de
personas, o no perciben el maltrato, o no desean admitir lo que experimentan",
precisa.
Hay
otros hallazgos interesantes: contra lo que pudiera pensarse, el estudio
muestra que en el ámbito 'interior rural' se discrimina mucho más que en el
ámbito de 'Lima y Callao’. Mientras que en Lima y Callao un 27,5% señala haber
sido discriminado por alguna de las razones mencionadas, en zonas del interior
rural un 40,2% afirma haber pasado por lo mismo.
Si
hacemos un acercamiento geográfico a este fenómeno, encontramos que el centro
y sur del país son las zonas donde más se discrimina por cuestiones
étnico-culturales.
A la
pregunta: Pensando en los dos últimos años ¿se ha sentido usted rechazado,
molestado o mal mirado por su color de piel, raza o etnia?, el sur tiene el
más alto porcentaje de discriminación por este motivo con 20,4%, seguido por
el centro del país con 17,2%. En Lima solo un 12,7% se ha sentido discriminado.
A quienes más se discrimina por esta razón es a las personas de origen aymara y
a personas del nivel socioeconómico D/E.
Los
mismos resultados se repiten cuando se pregunta a los encuestados si se han
sentido discriminados por ser pobres o por la ciudad, región o lugar de
procedencia: el sur del país aparece como el más discriminador y los más
afectados por esta situación son los quechuas, aymaras y se discrimina por esta
razón es a las personas de origen aymara y a personas del nivel socioeconómico
D/E.
"El
panorama no se muestra muy alentador. Según este estudio, en el Perú se desprecia
y discrimina todo aquello que se aleje de una especie de estereotipo ideal
"blanco- hispano-europeo-occidental con dinero", dice Jan Marc
Rottenbacher, director del IOP.
Sorprende
también que aymaras y quechuas sean discriminados por no hablar bien el
castellano. Según la encuesta, un 52,8% de aymaras se han sentido
discriminados alguna vez por este motivo y un 46,6% de quechuas también.
"no hay maneras correctas o incorrectas de hablar el castellano. Una
persona que tiene como idioma materno uno distinto del castellano siempre lo va
a hablar diferente", explica Rottenbacher.
El
recojo de datos de este estudio se realizó a mediados y finales de 2017, en 19
regiones, con2.377personas entrevistadas mayores de 18 años.
Los
resultados, decíamos, constatan algo ya conocido: las personas más pobres, con
menos educación, con idioma materno distinto del castellano y procedentes del
ámbito rural o parte de una minoría como la afroperuana son los más
discriminados. "Un elemento central que permite explicar este fenómeno es
la distribución desigual del poder y del status social entre los diversos
grupos y su reproducción a lo largo del tiempo", dice el politólogo David
Sulmont.
Para
dejar atrás este fenómeno, plantea políticas redistributivas que rompan la concentración
del poder y generen mayores oportunidades de movilidad social a estos
sectores. Y claro: educar a las nuevas generaciones en la tolerancia, el
respeto y la valoración de la diversidad humana.
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