LECTURAS
INTERESANTES Nº 818
LIMA
PERU 30 MARZO 2018
EL
NOMBRAMIENTO DE VILLANUEVA
César Hildebrandt
Tomado
de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 390, 30MAR18
E
|
l señor
Martín Vizcarra, presidente de la república, nombra a César Villanue- va como
primer ministro. Lo que espero es que el señor Viilanueva no nombre a César
Acuña en ningún cargo. Espero que ni siquiera lo mencione en alguna
conversación con su nuevo ministro de Educación. Como se sabe, el señor Acuña
está muy interesado en que su imperio universitario -una fábrica de cartones-
sea bendecido por la SUNEDU (con todo lo que eso implica). Y como se sabe
también, el señor Viilanueva es la segunda figura de Alianza para el Progreso,
el nombre del dizque partido del muy plagiario señor Acuña.
El
señor Viilanueva abre todas las puertas, conversa con todas las voces, escucha
todos los susurros. Es un operador de la concertación. ¿De la concertación al
servicio de qué? Bueno, eso es más difícil de responder.
¿Viilanueva
era lo que necesitábamos? Depende. Si queremos la permanencia de las cosas tal
como están, el statu quo como tótem, la continuidad cojitranca que juega con la
rodilla infiltrada, la respuesta es sí. Viilanueva garantiza que el
ftijimorismo no será hostil siempre y cuando se le acate. Tendremos entonces un
cuasifujimorismo que nos prepare para la gran función del 2021.
La
ventaja es que será un cuasifujimorismo provinciano, nacional, de todas las
sangres y todas las angurrias. Eso podrá darle un aire descentralista a la
inversión pero también despertará el apetito diézmico de todos los Mamanis que
merodean el presupuesto público.
No creo
que lo que el Perú necesitaba, en este momento de ruptura con un episodio tan
oscuro como el que acabamos de vivir, fuese un hombre como Viilanueva. Requeríamos
una personalidad que abriese nuevos caminos, que empujase al presidente a ser
audaz sin aspavientos, a cambiar sin crear traumas, a entonar con la
población sin necesidad de baratos populismos.
Porque
se pueden hacer cosas diferentes sin desatar la hecatombe. Se puede empujar a
la mediana y pequeña empresa con una nueva política económica. Se puede ser
ambientalista sin ortodoxia antiminera. Y se tiene que combatir la corrupción
de los tiburones sin tolerar que la prensa de los tiburones nos diga cuáles
son los límites de lo “políticamente correcto”.
La
derecha dice que nada debe cambiar porque lo que quiere es este cementerio de
ideas donde el debate se reduce sólo a los detalles: cuánto les dejamos
invertir en el exterior a las AFP, cuál debe ser la política del BCR en materia
de tasas de interés, cómo lograr más alianzas público-privadas. Ese es el menú
zombi de la CONFIEP.
El
nuevo primer ministro es un buen hombre tocado por la resignación. De él no
esperemos otra cosa que la supervivencia. Es el hombre que distribuye los
salvavidas durante la tormenta. No es el que nos aleje de los malos tiempos.
No está para descubrir nuevas islas sino para calmar a los pasajeros.
¿Tenía
otras opciones el presidente Vizcarra? Pocas, es verdad. El gran problema, en
el fondo, es la pobreza del elenco social. La política peruana, con muy pocas
excepciones, parece ser hoy el territorio de la ignorancia, el bandidaje, la
incompetencia. De la política han huido la inteligencia, la academia y hasta la
bonhomía.
Somos
un país en crisis de “recursos humanos”. Es un proceso que viene de lejos pero
que la podredumbre fujimorista agudizó. Alberto Fujimori -no lo olvidemos-
convirtió la basura en su mejor aliada. Y el Perú fue un pujante vertedero.
Los
mejores no quieren saber nada de la política y viven lo más lejos que pueden
del poder.
Será un
buen gobierno el de Vizcarra si logra por lo menos que los mejor formados, los
de mayores luces empiecen a mirar al Ejecutivo y al Congreso sin asco ni
desprecio.
Quizá
lo que algunos esperaban -me incluyo en ese grupo- es que Vizcarra rompiera el
cerco y pensara en alguien que no proviniese de la política. Alguien que fuera
una personalidad que nada le debiera a los que nos han deshonrado tantas veces.
Alguien -sueño- con existencia propia. Alguien que, salido del conocimiento y
el éxito, encamara la legendaria frase de André Suares: “el carácter, es decir
la pasión de ser uno mismo a cualquier precio” ▒
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