¿CÓMO ES VIVIR EN
JULIACA,
LA 'CIUDAD PERUANA
DE LA BASURA'?
RUSSIA TODAY RT 10
ene 2018
L
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os
activistas peruanos denuncian que la contaminación en la capital de la
provincia de San Román se agrava cada año por las 200 toneladas de basura que
el Gobierno municipal arroja en un predio al aire libre en plena zona urbana.
Por
culpa de la falta de gestión ambiental de las autoridades, los residuos se
vierten en en plena calle en la ciudad peruana de Juliaca, causando altos
índices de insalubridad. De cara a las elecciones municipales y regionales de
este año, los residentes esperan que la situación cambie. Mientras, les queda
solo contar cómo es vivir en la que llaman 'la ciudad de la basura'.
Desde
2007 el Gobierno municipal arroja más de 200 toneladas de basura en un predio
al aire libre en una zona urbana. La situación sanitaria es de
emergencia y los residuos no tienen ningún tipo de tratamiento. Los
vecinos, hartos de las excusas del Gobierno, cerraron el predio durante dos
meses, pero las autoridades lo reabrieron por la fuerza. Ahora prometen
cambiarlo de lugar, pero nadie sabe ni cuándo ni cómo.
Una de las ciudades más importantes del
Perú
Con
su caos de tránsito y sus calles repletas, Juliaca es una de las ciudades más
importantes del Perú. Ubicada al sur del país es conocida desde siempre como
'la ciudad de los vientos'. Aunque desde 2007 es más bien 'la ciudad de la
basura'… combinación que no tardamos en comprobar.
"Un
tornado de basura que es increíble que se pueda dar. Y esto va a dirigido a
distintas urbanizaciones. Juliaca se caracteriza porque es 'la ciudad de los
vientos' y estos residuos sólidos van a parar a otras viviendas, lo que
perjudica las condiciones", lamenta este fenómeno el ingeniero civil
especialista en medio ambiente Elliot Alarcon Apasa.
Estamos
en Chilla, un área urbana situada a solo 15 minutos del centro, en la que desde
2007 se arrojan las más de 200 toneladas diarias de residuos sólidos de toda la
ciudad. Situación ante la cual los habitantes denuncian a las autoridades.
"¡Es
insoportable en este sector!"
"No
se ponen a pensar como estamos viviendo a diario nosotros. Cómo viven nuestros
hijos a diario, cómo comen los alimentos a diario en este sector, como se
soportan los olores nauseabundos a diario. ¡Es insoportable en este
sector!", nos dice Claudio García Choqueluque, presidente del Frente de
Defensa Ambiental de Chilla.
Desde
el municipio prometen la instalación de una planta de
tratamiento de residuos moderna y alejada. Sin embargo no hablan de plazos, ya
que dicen no encontrar todavía un lugar alternativo para trasladar el basurero.
Y, aunque intentan justificarse, reconocen la falta de conciencia ambiental
arrastrada durante años.
"Los
gobiernos locales no le daban la importancia a nivel nacional al tema de
residuos sólidos. Para nosotros era solución hacer un hueco y enterrarlo o
dejarlo así. Entonces así ha ido creciendo Chilla. Pero también entendemos que
la población de Juliaca es una de las que tiene un crecimiento exponencial
acelerado", explica Arturo Orobo Canjel, gerente de Medio Ambiente de la
Municipalidad de San Román.
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El agua, otro factor de alarma
El
agua es otro de los factores de alarma. En este barrio donde no hay servicios,
los baños son improvisados pozos en las veredas. Los desechos llegan
hasta las napas, desde donde luego la gente extrae el agua para el consumo,
aumentando el riesgo de infecciones. A pocas cuadras la Escuela de Chilla
también sufre las consecuencias de la contaminación a causa de las basuras, en
medio de la resignación de los alumnos y la impotencia de los docentes.
"¡Que
se pongan a pensar en nosotros!", insiste José Ramiro Ramos, maestro de
escuela de Chilla. "Nosotros somos tan seres humanos como ellos. Deberían
de mirar un poco a los sitios que estamos abandonados. Fatalmente el Ministerio
de educación nunca se ha dignado a ver estas situaciones", continúa.
Esta
escuela de Chilla es uno de los mejores ejemplos del flagelo que vive esta
comunidad por el desinterés y la desidia de las autoridades. En los
lavabos del baño al que acuden los 150 niños y también los
profesores hay una
letrina para profesores, otra para niñas y otra para niños. Y este agua que
ahora está estancada (una sola canilla funciona) es la misma que
utilizan para evacuar estas letrinas.
Al
lado de estos baños, más residuos. Y, a pocos metros de allí, unos camiones
tapan con tierra parte del basural, para evitar la descomposición al aire
libre. Son hasta ahora el único logro concreto de la lucha
vecinal. Escaso resultado para una situación desesperante en la que se juega a
diario la salud de miles de personas.
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