Omar Aramayo
Ha sido destrozado, parcialmente, a
ladrillazos, el mausoleo de Gamaliel Churata, en el cementerio de Laykakota,
Puno, por delincuentes cuya procedencia mayormente se desconoce. No han podido
ser los falangistas de derecha, que en 1955 incendiaron la imprenta del MNR,
donde se editaba El Pez de Oro. Ni la derecha afectada por las reformas
sociales, a las cuales contribuyó en Bolivia. Ni tampoco personas ligadas a
quienes le hicieron la vida imposible cuando Churata había sido contratado para
trabajar en la oficina de relaciones públicas de la Corpuno, hoy gobierno
regional; esos, en vida, ya le hicieron el daño suficiente. No, esa gente ya es
extinta. Solamente se puede sospechar de los desadaptados sociales que medran
en los tugurios de la zona, de los espíritus resentidos, enemigos de la
cultura.
Churata falleció el 7 de noviembre de
1969, a los dos días fue sepultado en el cementerio El Ángel. Su cuerpo mortal
llevado, gracias a Domingo Huamán Peñaloza, a la Apacheta de los Amautas, Puno,
donde fue enterrado con fasto popular, fasto casi fiesta; la ciudad se congregó
como si hubiese acabado de nacer un meteorito
del centro de la tierra, el 5 de
noviembre de 1980. Al ser saqueado aquel cementerio, la Apacheta de los
Amautas, se le trasladó al pabellón de párvulos en 1997, a los cien años de su
nacimiento, en el cementerio de Laykakota. De ese pabellón, gracias a su hija
Estrella, a uno de mejor ubicación, en el ala izquierda del cementerio, donde
ella, en compañía de Pedro, le puso la lápida.
En la madrugada del 4 de noviembre,
del pasado año, 2017, se inhumaron sus restos mortales, en emotiva y telúrica
ceremonia, con ofrenda a la Pachamama, con la esperanza, que finalmente,
descansara en paz; y fuese reconocido por la gente que lee y que sabe, o debe
saber el valor de los libros de Churata; es decir, por los jóvenes. El
mausoleo, una bella alegoría al Khori Challwa, sirena y puma, fue construido
por el escultor Wilbert Maydana, gracias a la iniciativa de Amarat Peralta,
hijo de Gamaliel, y a la gestión denodada de su sobrino nieto, Pedro Pineda;
con participación de la Beneficencia Pública y la aquiescencia de la
Municipalidad.
El lunes 06 de noviembre, a los 48
años exactamente de su deceso, Gamaliel murió un 7 de noviembre, después de 4
residencias y 5 traslados se inauguró el monumento fúnebre, con la concurrencia
de autoridades, estudiantes, poetas, periodistas.
Los textos de Churata nos llaman desde
la subversión del lenguaje hasta la manera de ver el silencio o la oscuridad;
todo acto humano o divino está en el Pez de Oro, en su ausencia o en su
inmanencia.
La profanación de su mausoleo debe
llamar la atención de la Beneficencia Pública. En algún momento el sindicato de
trabajadores del cementerio cuestionaron los gastos mínimos de la directiva. Ni
en la china comunista se darían los trabajadores el pisto de tomarle cuentas a
una directiva. Además, que es el primer sindicato que se pelea con un muerto,
que a la sazón se llama Gamaliel Churata. O quien sabe, es un caso para el
famoso investigador llamado La Araña.
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