LECTURAS
INTERESANTES Nº 781
LIMA PERU
24 SEPTIEMBRE 2017
LOS APÁTRIDAS NOS GOBIERNAN
Claudia Cisneros. LA REPUBLICA 24
Sep 2017
El poder político está capturado por
profesionales del deshonor, la mentira, el negocio oscuro, los privilegios de
clase y argollas de poder. Es casi imposible esperar que las cosas en el Perú
empiecen a cambiar con las estructuras políticas que actualmente (des)componen
el tejido social. La derecha no entiende ni quiere entender que el indicador
económico no es señal de desarrollo. Su obsoleta mirada del mundo les impide
incorporar conceptos de acortar brechas de desigualdad, mejorar la distribución,
trabajar por objetivos de equidad y mayor participación política y cívica de
las personas, de su mejor educación y formación.
Y es sencillo entender por qué no les
interesa actualizarse respecto de este sentido común de primer mundo. Y es que
quienes controlan el poder político y económico en el Perú son personas para
las que el país no es un fin en sí mismo sino solo un medio donde hacer
florecer sus negocios –políticos y financieros– y asegurar su fortuna y
privilegios. El Perú solo es su país en tanto sea la chacra donde pueden
mangonear a quienes someten como peones; su chacra para explotar y disfrutar
recursos sin importar derechos laborales, cuidado del medio ambiente y salud de
la población, todos conceptos que ellos trastocan llamándolos tramitología.
Para ellos las vidas de otros peruanos es un trámite engorroso si les dificulta
hacer dinero.
CARLIN en LA REPUBLICA 24SET17 |
A esa derecha bruta en valores y
empatía no le interesa en lo más mínimo que en nuestra sociedad prosperen
valores como la inclusión, la transparencia, la equidad, los derechos civiles y
políticos porque los consideran una obstrucción a sus estrategias de
enriquecimiento. A esa derecha indolente no le interesa integrarse con el
cholo, con el indio, con el nativo, el mestizo, el peruano al fin. En verdad
los desprecia. Solo son para ellos fuerza de trabajo, sujetos de explotación.
Por eso, por ejemplo, murieron tantos quechuahablantes durante el terrorismo y
a ellos no les importó. Ni siquiera ahora les importa. Si la masacre hubiera
sido a su gente de apellidos compuestos y de alcurnia, estarían horrorizados
con lo que pasó; con la cantidad de fosas con restos de los suyos; con la
cantidad de desaparecidos suyos. Pero como no los sienten suyos, les da igual.
De hecho por eso pueden, tan fácilmente, aceptar que Alberto Fujimori, uno de
los mayores perpetradores de delitos contra la nación, contra los pobres,
contra los inocentes, pueda ser eximido de su prisión. Total, sus víctimas no
eran los de su collera, eran esos otros, sin nombre, sin estatus, sin valor
humano para ellos.
Ese es el país de tantos
“tecnócratas-apátridas” en la política, tan orgullosos ellos de sus títulos y
posgrados y a la vez tan desvergonzadamente antiperuanos. Dispuestos a
trastocar cualquier valor trascendente para un país –Justicia, Democracia,
Institucionalidad, Equidad, Honestidad– si conviene a su argolla de poder o a
su CV. Así son los lobistas que entran al servicio público, no para diseñar las
mejores estrategias y políticas públicas que reduzcan brechas de desigualdad, que
den acceso a buena educación, salud, calidad de vida, sino para hacer
currículum y ver a quién ayudan de su entorno que luego pueda devolverles el
favor al regresar al sector privado. Ese es el perfil de nuestro
tecnócrata-aprendiz-de-político-promedio: un Zavala, una Aráoz, un Giuffra o un
PPK.
El JNE nos condenó en las últimas
elecciones a elegir entre la derecha bruta, ignorante y achorada del Keikismo y
la derecha tecnócrata, apátrida y lobista-corporativista de PPK. El JNE, movido
por intereses aprofujimoristas, sacó de carrera a Guzmán que venía creciendo
meteóricamente; a Keiko le perdonó tramposamente la vida cuando no la eliminó
por los mismos motivos que fue necesario sacar al tramposo Acuña; y en el
colmo, el JNE le salvó el pellejo al Apra bajando la valla para que su
inscripción no feneciera y entraran algunos chaveteros. Algún día, alguien
tendrá que responder por ese fraude que nos colocó en esta situación de país
imposible: entre una derecha revanchista, obstruccionista y degradante, llena de
vulgares y mafiosos; y otra derecha educada en títulos pero no en humanidad ni
honestidad. PPK ha decidido blindarse protegiendo a los sospechosos, creyendo
que accediendo a sus exigencias de cuotas de poder los acallará. No sabe que
así indulte a Fujimori, regale ministerios al Apra, entregue la dignidad del
país, no lo dejarán en paz, no lo dejarán seguir. Y ya no tendrá quién lo
defienda. Los apátridas vulgares, tanto como los “refinados”, matan al pueblo y
lo destruyen. Convierten al Perú en un país imposible. Solo la participación
política de otra estirpe de peruanos podrá darnos una esperanza de cambio.
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