NOTA DEL DIFUSOR.
Presentamos un pronunciamiento personal de nuestro
entrañable amigo Juan José Vera apoyando la candidatura de Keiko Fujimori. Lo hacemos no precisamente por la amistad que
nos une sino por los criterios pluralistas que informan nuestra labor comunicadora.
La posición de “JJ” (que es como lo llamamos muchos de sus amigos) emana de sus
derechos cívicos y la respetamos. Sin embargo, no estamos de acuerdo con ella.
Tampoco estamos con la otra opción contendiente en estas elecciones. Ambas son en
esencia iguales porque apuntan a perpetuar el sistema político-económico
neoliberal en el que se fomenta abiertamente, entre muchas características de nuestra
realidad social global, graves injusticias sociales, abismales desigualdades, corrupción
estructural, anomia delincuencial, discriminación étnica contra las masas
originarias, dependencia política, económica y cultural de potencias
extranjeras, etc. etc. Cualquiera que sea el grupo que asuma el gobierno del
Estado peruano, hará lo mismo que han venido haciendo quienes se turnaron en el
poder político peruano desde Fujimori padre: extractivismo en la economía, asistencialismo
en lo social y centralismo vendepatrista en lo político.
Por ello, y desde el plano absolutamente personal, quien esto escribe ha optado por abstenerse de concurrir a ejercitar su derecho de voto, por dignidad y consecuencia con sus ideales
3 de junio de 2916
Guillermo Vásquez Cuentas
Director Editor de PUNO
CULTURA Y DESARROLLO
POR QUÉ VOTARÉ POR KEIKO
Juan José Vera del Carpio
El cinco pasado atendí una cordial invitación para
observar en Lima el encuentro del candidato presidencial Pedro Pablo Kuczynski Godard
con dirigentes del agro nacional.
Allí, primero escuchamos dos enteradas exposiciones
de los ingenieros amigos José Hernández Calderón
y Ángel Manero Campos, para finalmente gozar de la presencia de PPK y
escucharlo hablar sobre el campo.
Terminada la reunión y, luego de meditarlo, decidí
que debía votar por Keiko Fujimori Higuchi.
Y es que la reunión con PPK y su entorno, me hizo recordar
la frustración que tuve en el 2005, cuando PPK dio las espaldas al Perú agrario, al aceptar
todas las condiciones impuestas por los Estados Unidos de Norteamerica en la negociación
del capítulo agrario del Tratado de Libre Comercio (TLC), tanto como también lo
haría previamente ante el Pacto Agrario Nacional o “Carta Verde”, firmado por
él mismo, en su condición de Presidente del Consejo de Ministros del Gobierno
de Alejandro Toledo, el 20 de febrero del 2004 en Palacio de Gobierno.
Recordé que PPK, viajó intempestivamente a
Washington, capital de su patria adoptiva, para firmar el cierre de las
tratativas; mientras en Lima aún negociábamos cómo evitar los nocivos efectos
de la rebaja arancelaria para los productos agrarios subsidiados o subvaluados
por el imperio, así como restricciones al ingreso de productos transgénicos, especialmente
semillas.
Igual situación también
sentí cuando en su segundo gobierno Alan García marginó al agro que produce
para el mercado interno, primero al hacer aprobar el TLC por el Congreso en
tiempo record, y luego al rechazar la importación directa de urea por los
productores y optar por “apoyos” basados en programas hiperburocráticos, de los
cuales el agro sólo cosecharía fracasos.
Similar situación me provocó la felonía posterior de Ollanta Humala
Tasso, que olvidó su persistente promesa electoral de apoyar prioritariamente
la producción agraria familiar.
Pero, ¿Por qué apoyar a Keiko, si —como ya lo he
dicho en otra oportunidad— su plan agrario adolece de las mismas limitaciones
que las de PPK?
Primero, porque percibo que hay más pueblo en el
entorno de Keiko y demasiados banqueros y plutócratas
alrededor de PPK, en medio de una gran improvisación política. La mayoría del 40%
que apoyó a Keiko en la primera vuelta proviene de provincianos, del Perú
profundo.
Segundo, porque percibo que el mensaje de Keiko es
más positivo y proactivo. No se basa en “antis”, sino en “pros”. Se fija más en
los beneficios que brinda a su entorno una manzana fresca y bien conservada,
que los efectos nocivos de la manzana podrida, a la que hay que quitar.
Tercero, porque considero posible trabajar en la
esfera de Keiko una propuesta más inclusiva, basada en la organización de una
demanda empresarial o asociativa de los pequeños productores, con soportes en
la eficiencia y los principios de mercado, como prerrequisito para proporcionar cualquier ayuda estatal.
La historia de los últimos años demuestra el rotundo fracaso de políticas
basadas en regalos insostenibles o “apoyos” paternalistas al agro, gastando
miles de millones de soles, sin superar la pobreza rural.
Cuarto, porque creo que Keiko ha “pegado” mejor con
la trama de una cultura popular, organizando un partido, pese a los efectos
negativos dejados por la corrupción montesinista, con lo cual ha logrado captar
en los últimos 16 años a millones de peruanos pobres. En cambio, alrededor de
PPK se nota una alianza de tecnócratas de
escritorio, “lobbies” transnacionales y políticos fracasados, ajenos al calor
popular.
Quinto, porque creo en la voluntad de organizar al
pueblo en acciones participativas, para lograr una democracia más genuina y una
gobernabilidad que se sustente en la acción de instituciones de base, no en la
influencia de cierta prensa guardiana de los intereses plutocráticos y del “piloto
automático” en la economía, que pretenden no cambiar nada y seguir expoliando al
Perú, con el apoyo pletórico de Vargas Llosa, Bambarén y los “caviares” que han
hecho del odio antipopular una doctrina que no construye patria y sólo alimenta
divisiones.
Sexto, porque creo que el Perú profundo poco
necesita de los debates sobre el liberalismo sexual, el conservadurismo
económico o la melancolía de una izquierda trasnochada. El pueblo rural necesita
pequeñas empresas agrarias prósperas, capitalizadas con el apoyo del Estado, y
un sano sistema financiero que no haga de la avaricia y el abuso su razón de
ser, como cobrar altas tasas de intereses a los pequeños agricultores y ganaderos
del Perú.
Séptimo, porque creo que la gobernabilidad no puede
basarse en la imposición de quienes manejan los mecanismos de coerción estatal,
sino en el diálogo y la concertación permanentes con el pueblo en general y el agrario
en particular, que aspira a tener vías para transportar sus productos, mercados
para venderlos y precios no condicionados por los subsidios extranjeros, entre
otras cosas.
Octavo, porque creo que es bueno que el Perú sea
conducido por una mujer joven, quien enfrenta al futuro con coraje, pese a
cargar parte de la pesada herencia político-moral de su padre y de la cual ella
no es responsable; dando testimonio de convicción y perseverancia en valores
que están por encima de odios antihistóricos.
Noveno, porque creo que la seguridad nacional está
mejor en manos de una peruana que ha hecho de nuestro país su esperanza y no en
manos del aún ciudadano,
estadounidense, vinculado durante años a los servicios de inteligencia de Estados
Unidos, su patria adoptiva, a través de la CIA. Pues no olvidemos que PPK fue
cobijado durante años por el exjefe de la Central de Inteligencia Americana,
Mr. J.E.Cassey, llegando incluso a casarse con su hija, de la cual se divorció después
de 34 años de matrimonio.
Son por éstas y otras múltiples razones por las que
voy a votar por Keiko para Presidenta del Perú, mi
patria, nuestra patria.
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