Jose Carlos Apaza Aleman
El aún congresista Rubén Condori y los defensores del
gobierno de Ollanta Humala, al intentar minimizar o indisponer la lucha de los
puneños por las plantas de tratamiento, dicen muy despectivamente: “Están
politizando un tema que es estrictamente técnico…”, “Hay que priorizar lo
técnico por encima de lo político…”, “Los dirigentes y los alcaldes no saben de
procedimientos y requisitos técnicos, por eso politizan el tema…”, etc.
Los detractores de una autoridad o gestión de gobierno repiten la misma crítica:
“Es político y se ha juntado solo con políticos, no tiene un equipo técnico…”,
otros son más duros: “no es político, ni técnico, no sabe nada…”, “Está
fracasando porque no sabe gobernar, no es técnico, es un politiquero…”, etc.,
etc.
Está escrito en la historia política de nuestro país que hace más de cincuenta años, el político Luis Bedoya Reyes durante un debate electoral acuñó una frase muy comentada: “Los técnicos se alquilan”. Tiempo después, un agudo analista le contestaría con otra frase, igual de punzante: “si los técnicos se alquilan, los políticos se compran”.
En nuestra región, como en todo el país, el prestigio de los políticos está por los suelos. Antes se veía a los políticos con respeto, pese a ser muy polémicos. Por ejemplo: a Remigio Cabala Pinazo, Roger Cáceres Velásquez, los hermanos Juan y José Sotomayor Pérez, Luís Quintanilla Torres, Rafael López Velásquez, Hugo Barriga Rivera, por citar algunos ejemplos de las tres o cuatro últimas décadas. Ahora no es así, la mayoría de políticos locales son mal mirados y cuestionados.
Es a partir de la década del 90 en que el gobierno fujimorista arrincona a los partidos políticos y promueve a los “independientes”. En este contexto aparecen los “técnicos” o los “tecnócratas”. Y Puno, no fue la excepción de esta regla impuesta por un gobierno autoritario.
Pero, ¿Qué diferencias o coincidencias tienen los políticos y los técnicos?. En teoría, ambos tienen interés por que los pueblos a los que representan o sirven alcancen los objetivos de desarrollo propuestos. Se supone que ambos tienen vocación de servicio. Es evidente que los políticos viven del respaldo popular, mientras los técnicos esperan ser reconocidos por las autoridades (políticos) que los contrataron. Es decir, los políticos “trabajan” pensando en su futuro, en tanto, los técnicos lo hacen pensando en el ascenso o la compensación, y los aprovechados, en los beneficios de los contratos y las licitaciones.
Bien dicen que los políticos piensan en el corto plazo, en tanto los técnicos en el mediano plazo. A los políticos les gusta ser efectivos y populistas. Los técnicos hablan de planes e indicadores. Los políticos prefieren las palabras; los técnicos, los números. Los políticos se mueren por estar en el centro de la noticia, los técnicos se asustan de los periodistas.
El problema radica en que no sabemos distinguir bien a los políticos de los técnicos, ni valorar que para cualquier acción humana o decisión de gobierno es necesario combinar lo político con lo técnico. Lo que significa no confundir las cosas, pero al mismo tiempo entender que lo político y lo técnico se complementan, son necesarios entre si.
Un buen ejemplo:
LO TECNICO. El proyecto de las plantas de tratamiento, por la manera cono fue concebido y proyectado, necesita pasar por los filtros, procedimientos, evaluaciones, licitaciones y vistos buenos de PROINVERSIÓN.
LO POLÍTICO. Si es que se respetan los criterios, condiciones y requerimientos (flujograma incluído) de PROINVERSIÓN, este proyecto recién se empezará a ejecutar, probablemente, el 2018 y a funcionar, quizás, con la llegada del bicentenario de la independencia de nuestro país. Solo la decisión política del gobernante de turno (Ollanta Humala) podría acelerar los tiempos y consiguientemente, las etapas. Disponer una evaluación con mayor cantidad de técnicos posibilitaría que esa evaluación se realice en menos tiempo, así este gobernante tendría la oportunidad de declarar su “viabilidad” y cumplir con el pueblo al que le prometió dicho proyecto.
LO TÉCNICO. De acuerdo a los convenios firmados y el “buen criterio” de Rubén Condori y Emiliano Apaza, solo los alcaldes de las municipalidades comprometidas deberían de participar de las reuniones “técnicas” sobre las plantas de tratamiento.
LO POLÍTICO. Los alcaldes solos, no han logrado por casi dos años, que Ollanta Humala cumpla con este ofrecimiento. Los han paseado, los han mecido. El paro regional del 31 de mayo y el 1 de junio, puede lograr que el gobierno central disponga, ordene a PROINVERSIÓN, que asigne una mayor cantidad de funcionarios para que evalúen el proyecto y lo hagan en menor tiempo al estipulado. Si eso se da, gracias a su decisión política, Ollanta Humala tendrá la posibilidad de declarar viable ese proyecto.
CONCLUSIÓN
¿Es tan difícil admitir que los políticos y los técnicos pueden sumar esfuerzos para lograr un objetivo, para cumplir con un pueblo?. No.
Por eso YO APOYO el paro regional del 31 de mayo y el 1 de junio, porque considero que es la mejor prueba de que los políticos y los técnicos, unidos, pueden alcanzar el objetivo propuesto.
SALVO MEJOR PARECER.
Está escrito en la historia política de nuestro país que hace más de cincuenta años, el político Luis Bedoya Reyes durante un debate electoral acuñó una frase muy comentada: “Los técnicos se alquilan”. Tiempo después, un agudo analista le contestaría con otra frase, igual de punzante: “si los técnicos se alquilan, los políticos se compran”.
En nuestra región, como en todo el país, el prestigio de los políticos está por los suelos. Antes se veía a los políticos con respeto, pese a ser muy polémicos. Por ejemplo: a Remigio Cabala Pinazo, Roger Cáceres Velásquez, los hermanos Juan y José Sotomayor Pérez, Luís Quintanilla Torres, Rafael López Velásquez, Hugo Barriga Rivera, por citar algunos ejemplos de las tres o cuatro últimas décadas. Ahora no es así, la mayoría de políticos locales son mal mirados y cuestionados.
Es a partir de la década del 90 en que el gobierno fujimorista arrincona a los partidos políticos y promueve a los “independientes”. En este contexto aparecen los “técnicos” o los “tecnócratas”. Y Puno, no fue la excepción de esta regla impuesta por un gobierno autoritario.
Pero, ¿Qué diferencias o coincidencias tienen los políticos y los técnicos?. En teoría, ambos tienen interés por que los pueblos a los que representan o sirven alcancen los objetivos de desarrollo propuestos. Se supone que ambos tienen vocación de servicio. Es evidente que los políticos viven del respaldo popular, mientras los técnicos esperan ser reconocidos por las autoridades (políticos) que los contrataron. Es decir, los políticos “trabajan” pensando en su futuro, en tanto, los técnicos lo hacen pensando en el ascenso o la compensación, y los aprovechados, en los beneficios de los contratos y las licitaciones.
Bien dicen que los políticos piensan en el corto plazo, en tanto los técnicos en el mediano plazo. A los políticos les gusta ser efectivos y populistas. Los técnicos hablan de planes e indicadores. Los políticos prefieren las palabras; los técnicos, los números. Los políticos se mueren por estar en el centro de la noticia, los técnicos se asustan de los periodistas.
El problema radica en que no sabemos distinguir bien a los políticos de los técnicos, ni valorar que para cualquier acción humana o decisión de gobierno es necesario combinar lo político con lo técnico. Lo que significa no confundir las cosas, pero al mismo tiempo entender que lo político y lo técnico se complementan, son necesarios entre si.
Un buen ejemplo:
LO TECNICO. El proyecto de las plantas de tratamiento, por la manera cono fue concebido y proyectado, necesita pasar por los filtros, procedimientos, evaluaciones, licitaciones y vistos buenos de PROINVERSIÓN.
LO POLÍTICO. Si es que se respetan los criterios, condiciones y requerimientos (flujograma incluído) de PROINVERSIÓN, este proyecto recién se empezará a ejecutar, probablemente, el 2018 y a funcionar, quizás, con la llegada del bicentenario de la independencia de nuestro país. Solo la decisión política del gobernante de turno (Ollanta Humala) podría acelerar los tiempos y consiguientemente, las etapas. Disponer una evaluación con mayor cantidad de técnicos posibilitaría que esa evaluación se realice en menos tiempo, así este gobernante tendría la oportunidad de declarar su “viabilidad” y cumplir con el pueblo al que le prometió dicho proyecto.
LO TÉCNICO. De acuerdo a los convenios firmados y el “buen criterio” de Rubén Condori y Emiliano Apaza, solo los alcaldes de las municipalidades comprometidas deberían de participar de las reuniones “técnicas” sobre las plantas de tratamiento.
LO POLÍTICO. Los alcaldes solos, no han logrado por casi dos años, que Ollanta Humala cumpla con este ofrecimiento. Los han paseado, los han mecido. El paro regional del 31 de mayo y el 1 de junio, puede lograr que el gobierno central disponga, ordene a PROINVERSIÓN, que asigne una mayor cantidad de funcionarios para que evalúen el proyecto y lo hagan en menor tiempo al estipulado. Si eso se da, gracias a su decisión política, Ollanta Humala tendrá la posibilidad de declarar viable ese proyecto.
CONCLUSIÓN
¿Es tan difícil admitir que los políticos y los técnicos pueden sumar esfuerzos para lograr un objetivo, para cumplir con un pueblo?. No.
Por eso YO APOYO el paro regional del 31 de mayo y el 1 de junio, porque considero que es la mejor prueba de que los políticos y los técnicos, unidos, pueden alcanzar el objetivo propuesto.
SALVO MEJOR PARECER.
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