LECTURAS
INTERESANTES Nº 697
LIMA PERU
19 ABRIL 2016
LA TRAMPA ELECTORALGustavo Espinoza M. en REBELION
Pilar Roca, prolija historiadora y cineasta peruana de calidad, tuvo la feliz idea de sumergirse en el análisis de las cifras formales que proporcionó la Oficina Nacional de Procesos Electorales en torno al resultado de los comicios del pasado 10 de abril. Así encontró lo que bien podría considerarse el hilo de la trama tramposa elaborada en el Perú, para eludir realmente la voluntad ciudadana. El diario “La República” en su edición del 14 de abril añade otras cifras, pero coincide en las apreciaciones globales. Veamos qué nos dice Pilar:
La cantidad de votantes aptos para los comicios
presidenciales y parlamentarios del 2016 es de 22 millones 901 mil 954
ciudadanos.
Se atribuye a keiko Fujimori el haber obtenido el 40% de los
votos. Más precisamente, el 39.7 de los mismos. Pues bien. El 40% de los 22
millones anotados, sería 9,160.781 votos
La votación de Keiko, al 97.58 de los cómputos votos
escrutados, es de 5 millones 853 mil 284. Esta cifra representa no el 40% de
los votos, sino el 25.5 de los mismos.
Por otra parte, la suma de todos los votos contabilizados y
obtenidos por los 9 candidatos que arribaron finalmente a la meta, es de 14
millones, 525.098 electores. Esta cifra representa el 63% del total de votantes
originalmente previstos, es decir, de ciudadanos con derecho a sufragar
El 37.7% restante de los electores, no cumplió con su deber
cívico. No fue a las urnas o, finalmente, optó por el vota viciado, o en blanco.
8 millones 376 mil 856 habrían actuado de ese modo
El organismo electoral no ha precisado el origen de estas
abstenciones, y tampoco las ha tomado en cuenta. Pero sí las ha validado para
distribuirla porcentualmente entre los candidatos legalizados. De ese modo, se
habrían incrementado el sufrago en provecho de cada quien.
A Keiko, esa “distribución” le habría permitido subir de 25
a 39% su porcentaje. PPK, vio incrementado el suyo de 13.9, a 21.1 y Verónica
Mendoza de 12.4 a 18.7. Los que más tienen, más ganan, como en los negocios.
Complementando la idea, otros han acotado el hecho que el
100% de los votos emitidos, Keiko Fujimori realmente habría alcanzado el 26.3%.
Pedro Pablo Kuczynski el 13.9% y Verónica Mendoza el 12.4%.
Hasta aquí, todo está claro. Lo que resulta más complicado,
es comprender cómo una fuerza política que obtiene 5 millones de votos
de un total de 22 –o si se quiere, de 14-, puede, al mismo tiempo, obtener 68 o
70 ubicaciones parlamentarias . Debiera haberle correspondido el 25 o el
26% del Congreso. Y no, el 51% ¿De dónde sale, amigo lector la diferencia entre
el porcentaje alcanzado, y el obtenido?
De hecho se han denunciado asuntos que no han sido ni
respondidos, ni aclarados por el JNE y que la “prensa grande” simplemente
ha callado. Saben de qué se trata.
En Chiclayo se encontraron células con votos marcados con la
“K” de Keiko antes de ser introducidas en la urna. Y se mostró un video en el
que se ve cómo un numeroso grupo de mujeres hace cola para recibir cédulas de
sufragio con la “K” marcada para depositarlas luego a cambio de algo que
alguien les deposita en la mano. Hechos similares ocurrieron en Lima, en San
Martin de Porras, y en Piura, sin que se expresara nada por parte de las
autoridades electorales.
Más grave aún: una mujer electora que concurrió a sufragar
en el Consulado del Perú en Roma, enfrentó el mismo fenómeno: boletas
electorales marcadas con la “K” ante de ser depositadas.
Podría decirse que se trata de hechos aislados. Sí, claro.
Fueron hechos asilados que se descubrieron y se denunciaron ¿Pero cuántos más
hubo que no se descubrieron, ni se denunciaron? ¿Alguien lo sabe?
Viene a recuerdo la anécdota del amigo de Ramón Castilla, a
quien éste nombró Vista de Aduana con un sueldo bajísimo.
Cuando el beneficiado se quejó por su magro estipendio, el mandatario le dijo: “eso
ganarás tú, por ver. Imagínate lo que ganarás, por no ver”. Pues,
sí, las autoridades encargadas del proceso electoral, no vieron estas
anormalidades.
Y es que simplemente se hicieran de la vista gorda ante
tales denuncias. “Como quien oye llover”, se suele decir
cuando se ignora algo grave en una circunstancia. Ante la queja de los
electores, pusieron “oídos de mostrador”.
No debiera, sin embargo, llamarnos mucho la atención. Después
de todo, sancionaron con la exclusión del proceso a dos candidatos que tuvieron
faltas que no eran consideradas tales por la ley que regía cuando los hechos
ocurrieron. El argumento fue que “en la nueva norma”, esas
faltas, si estaban contempladas.
A la inversa, cuando se debió establecer el “tope” electoral
para alcanzar curules, o conservar la inscripción del Partido o Alianza; se
resolvió modificar la norma que lo precisaba en un 7%; arguyendo que la
anterior -la vigente cuando se convocaron los comicios- establecía un
5%.
¿Y cuántos y quiénes se beneficiaron con la disposición?
Sólo Alan García y su alianza política que alcanzaron el 5.6%. Conservarán su
inscripción como Partidos -APRA y PPC- y acreditarán tres congresistas. ¡Qué
lecheros!
Entretanto, se manejó el escrutinio cuidadosamente para
asegurar que en ningún caso Gregorio Santos llegue al 5%. Hasta el 4.1% se le
permitió pero no más. Así, Democracia Directa perderá su
inscripción, y Cajamarca no tendrá parlamentarios legítimos.
Porque aquí asomo una variante del fraude. En Cajamarca,
Gregorio Santos y Democracia Directa ganaron a todos. Alcanzaron la más alta
votación: el 38% de los votos, pero como el Partido a nivel nacional “no
pasó la valla ” esos congresistas perdieron el derecho a ser reconocidos.
Su lugar, será ocupado por los fujimoristas, que llegaron “placé” ¡Ya pues!.
Aún así, hubo quienes, desde la izquierda, se alegraron de ello. “¡Bienhecho !”,
dijeron
DE NO CREER
Rosa María Palacios, en
LA REPUBLICA 17ABR16
La otra gran variante es el dinero. Ya Keiko dijo que los
otros candidatos “recorrían el país en los últimos tres meses”. Ella,
en cambio, aseguró que lo hacía durante cinco años . ¿Con qué
recursos? ¿De dónde sacó el dinero para financiar una campaña unánimemente
considerada como la más costosa de la historia electoral del Perú?
Nadie duda que ella, tiene muchísimo dinero. Las sumas que
se robaron durante el gobierno de su padre, fueron simplemente fabulosas. Ella
recorrió el país con el dinero de todos los peruanos. Pero seguramente también
estuvo alimentada por otros apetitos: empresas en el exterior –como quedó en
evidencia con los Pánama Papers-; a más de otras, de origen desconocido.
Mientras la Marcha del 5 de abril contra la Impunidad y la
Corrupción concentró a centenares de miles de personas en todo el Perú -el país
pudo ver las imágenes de ello-; la manifestación de Keiko en Mayorazgo congregó
centenares de unidades de transporte y -pagadas, por cierto- que trasladaron,
como mitimaes, manifestantes de uno a otro confín de la ciudad.
El poder del dinero brilló en todo su esplendor en la
campaña. Pero también la convergencia con otras estructuras del Estado. La
Corte Suprema resolvió mantener en prisión a Gregorio Santos para que
no pudiera hacer la más mínima campaña electoral, sin que –siquiera- otras
corrientes de la izquierda protestaran por ello.
Con todos esos recursos ¿cómo no ganar elecciones? La trampa
del 10 de abril funcionó a la perfección.
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Gustavo Espinoza M. Colectivo de Dirección de Nuestra
Bandera. REBELION ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo
en otras fuentes.
¿Cómo es posible que la bancada de Keiko Fujimori obtenga 71
curules de un total de 130 puestos en el Congreso, si su voto real emitido no
representa más del 26% del total del padrón electoral? Es decir, 3 de 4
peruanos inscritos en el padrón, no votaron por sus parlamentarios.
¿Cómo se explica entonces que tenga 55% de la representación
nacional?
Las reglas del juego históricas indican que no vota entre
15% y el 20% de la población. ¿Por qué? Por múltiples razones. Los más, porque
migraron y no se inscribieron en sus consulados para votar. Otros, porque votar
en el extranjero –aun inscritos– es lejano y costoso. Hay los que están
enfermos o trabajan ese día. Del mismo modo, un 15% que sí vota, lo hace nulo o
blanco, siempre. No importa quienes sean los candidatos. Votos nulos y
ausentismo, son sumados en cada elección, alrededor del 30% del padrón
electoral. De ahí que los porcentajes reales sean menores.
Sin embargo, la asignación de curules, por razones obvias,
no puede considerar la voluntad de quien no la emitió, cualquiera sea su razón.
Por tanto, esa voluntad se tiene que ignorar. Sobre el 70% restante, que
sí emitió su opinión, se aplica la cifra repartidora, un método complicado de
explicar, pero tan bueno como otros para reflejar la representatividad del
voto. Sin embargo, falta agregar un elemento. La valla excluye a todas las
listas con menos de 5% de votación nacional. Por ejemplo, en Cajamarca, la
bancada de Democracia Directa, liderada por Gregorio Santos llegó al 4.9% pero,
al no pasar la valla, no logró asignación de ningún curul. ¿Qué pasa con esos
votos? Pueden llegar, sumados, en esta elección, a un 8% de la votación
nacional. Así, se reparten también entre los que sí pasaron. En resumen, 38%
del padrón no está representado en este Congreso. Y es lo usual.
La valla electoral y la cifra repartidora favorecen a todos
los que califican para ir al Congreso, pero lo hace en mayor medida con la
lista que va primera. De ahí el éxito de la estrategia de Fujimori. No ha
trabajado en hacer crecer su militancia –no llega a 5,000 inscritos – sino
en hacer una red de alianzas con líderes locales populares en circunscripciones
pequeñas, donde puede llevarse casi todos los representantes. Los
representantes de Cajamarca que perdió Santos, los ganó Fujimori.
Esa es la razón por la que el fujimorismo termina
sobrerrepresentado y por la que la calle puede hablar, muy pronto, de forma muy
distinta a una bancada disciplinada. Sin embargo, la disciplina, en esta
oportunidad, puede ser frágil. Fujimori, como lo hizo hace 5 años Humala, ha
recogido, por todo el país, caras nuevas no necesariamente leales al
fujimorismo histórico que fue desplazado en este proceso. Fujimori tuvo éxito
en la estrategia de capturar el Congreso con holgura, pero ¿podrá mantenerlo
así? Esa es otra cosa.
Los roces entre Cecilia Chacón y la candidata presidencial
son una muestra de esa indisciplina, aún en el cogollo del poder. “La puerta
grande” que pidió Chacón para Alberto Fujimori, puede ser una “frase infeliz”
pero refleja una verdad de a puño. No hay ninguna salida legal o judicial (que
no sea corrupta) que pueda revisar una condena en la que el condenado se
allanó. Fujimori –y su hija lo sabe – robó 15 millones de dólares para
dárselos a Montesinos y los repuso con fondos propios. Él mismo lo admitió. Eso
es irrevisable. Tampoco pueden revisarse los asesinatos del Grupo Colina. La
única forma es que los muertos aparezcan vivos y eso, con tristeza, es
imposible. No hay, ni habrá “salida judicial” y, si esta se da, será por un
acto de descarada corrupción.
Fujimori, en entrevista a El Comercio, a fines de enero,
sostiene que su padre es inocente. Se respetan los sentimientos de la hija,
pero no los de la política. Si su padre, con Montesinos, crearon el grupo
Colina y robaron en conjunto (¿para qué quería Montesinos 15 millones de
dólares para escapar, si tenía más de 200 millones dólares robados en Suiza?
¿Eran de él o –como lo declaró– era un “fondo de contingencia” creado por orden
de Fujimori?) y ella misma no puede explicar de qué vive su familia en Japón
¿puede ser creíble su compromiso con la democracia? Imposible.
Si gana las elecciones, tendrá poderes absolutos, otorgados
por el pueblo. Pero no le creo nada, desde que se niega, ya por años, a
contestarme estas y otras preguntas cuya respuesta bien conoce pero se niega a
recordar.
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