CALEIDOSCOPIO ELECTORAL. PERU
Por Gustavo Espinoza M. (*) 28/12/2015 • ( 1 )
Aunque en propiedad se considera que
un caleidoscopio está conformado por un tubo que contiene espejos que
reflejan un prisma triangular a cuyo extremo se sitúan dos
láminas entre las que hay varios objetos de colores y formas diferentes;
bien puede usarse el símil para graficar el proceso electoral que se avecina y
en el que competirá una veintena de formulas presidenciales, de distintos
colores y formas.
Un verdadero caleidoscopio que podrá ser más sugerente
cuando, en algunas semanas se conozca las listas parlamentarias, que arrojarán
tantas y tan inusitadas sorpresas como las ya registradas en las planchas
anunciadas. No es necesario entrar en detalle respecto a las cosas porque
muchas han sido dichas ya y recogidas por la prensa grande. Solo cabe reseñar
algunos de los elementos más llamativos del periodo, y que se han registrado en
variados campos del espectro electoral.
La alianza de Lourdes Flores y Alan García, ha encontrado
serias resistencias en las filas del PPC. Conocidos Congresistas en actividad,
han objetado la “alianza” y optado por retirarse de la contienda por no
sentirse satisfecho con lo ocurrido. Curiosamente, en las filas del APRA, no se
ha registrado un movimiento similar. Pareciera que la mafiosa cúpula alanista se ha contagiado
del viejo legado aprista acostumbrado a pactar con sus enemigos, a espaldas de
las necesidades del país y de la voluntad de sus militantes.
En el área del Fujimorismo sí han aflorado contradicciones,
unas reales y otras aparentes. Es claro que entre el dictador del pasado y su
hija predilecta, no hay diferencias básicas; y que las ahora surgidas
–las verdaderas y las fingidas-responden a un mismo propósito: dar la imagen de
una contradicción insuperable que, en su momento se resolverá a favor de la
chinita de la yuca. El desenlace le permitirá reiterar lo que viene difundiendo
por doquier: Ella, no es “el chino”, sino una carta nueva en la que Ud, amigo
lector, podrá confiar. Si Ud, atraca -debo advertirlo- caerá en un abismo
sin fondo.
Hay señuelos que puede inducirlo a error: la presencia de
Vladimir Huaroc, por ejemplo. Tiene como “capital” su antigua pertenencia a las
filas de la izquierda; pero en su pasivo incluye su precaria gestión en la
presidencia del
gobierno regional de Junín, que lo llevó en su momento a
la derrota, y un alejamiento paulatino, pero sostenido, de las posiciones
progresistas que alimentaran su imagen.
Cesar
Acuña, otro de los cinco integrantes del “quinteto de la muerte”,
insertó en su fórmula presidencial a Anel Towsend, ex parlamentaria que jugara un papel positivo en
la lucha democrática del pasado. Ella, nunca fue de izquierda pero hizo lo
suficiente para asomar respetable en un escenario confuso. En el cuadro de ese
candidato, asomarán otras sorpresas en la lista parlamentaria. La actual
Vicepresidente de la Cámara -Nataly Condori- no será la única. Un viejo luchador social y
parlamentario antiguo, se sumará a la cuenta. Habrá que añadir, además, a César Villanueva, ex
ministro y líder amazónico.
Pero la que se lleva la palma en cuanto a fórmula
presidencial se refiere, es la del Partido Nacionalista. No tanto por la
candidatura de Daniel
Urresti, que en buena medida se veía venir, sino por la incorporación en
ella de Susana Villarán,
cuestionada por algunos de sus “amigos más cercanos”. La ex alcaldesa, explicó
su decisión bajo el argumento de cerrar filas contra la Mafia. Aunque. Loable
propósito, pero insuficiente acción que refleja una voluntad personal, y
se orienta a respaldar una
candidatura objetada por su incompatibilidad con la defensa de los Derechos
Humanos. Hay algo en común, sin embargo, en los integrantes de esa
“plancha”: su distancia del proceso emancipador latinoamericano, que implica
incluso un retroceso con relación a la línea actual del gobierno de Ollanta
Humala.
Estos cambios, sumados a la inclusión de Rosa Mavila y Yorka Gamarra en
la fórmula presidencial de Yehude Simon, genera un conjunto de
interrogantes que afectan a un vasto escenario electoral.
La fórmula de Tierra y Libertad -que asoma como “Frente Amplio”- luce
estrecha. Algunos la ven como “la única” de la izquierda. Podría serlo, pero
aún no lo es. Sus integrantes,
connotados miembros de Organismos No Gubernamentales -ONGs ambientalistas- con
vínculos con USAID y otros, levantan banderas de renovación contra “la vieja
izquierda”. Su Programa y su discurso, no cuestionan los mecanismos de dominación, ni
comprometen lucha contra el “modelo”, ni sus tenazas: el Banco Mundial,
el Fondo Monetario o los Tratados de Libre Comercio que nos atan al capital
financiero
Aunque
“Patria Roja” se ha desligado del proyecto y optado más bien por el
abstencionismo electoral, otros se han sumado a en clara búsqueda de
alucinantes ubicaciones parlamentarias, demostrando que pueden trocarse valores
grandes por propósitos pequeños.
En otro carril, “Democracia Directa” -los fonavistas- optaron por deponer su
propia candidatura, para lanzarla en fórmula integrada con Gregorio Santos, hoy en
prisión. La propuesta de Vladimir
Cerrón, en representación de Perú Libre, cierra el círculo y confirma la división de un
movimiento popular desgajado.
Una mirada al escenario concreto podría llevar a algunos a
adjetivar deserciones y calificar como “tránsfugas”, “traidores” y otras
lindezas a unos u otros; pero no se necesita ser académico para percibir que el
fenómeno responde a otra verdad: la dispersión, desarticulación y desintegración de las fuerzas del pueblo,
es producto de la ausencia
de una vanguardia que oriente, aglutine y organice.
Cuando no hay liderazgo social –personal o colectivo-,
cuando el oportunismo y el electorerismo se imponen y campean, no es
lícito sólo reprochar a quienes no se orientan por objetivos esenciales o
pierden el camino por atajos tangenciales. Y cuando quienes tienen en sus manos
no solo el deber, sino también la responsabilidad de actuar como fuerza
dirigente, se extravían en estériles pugnas personales; carecen de autoridad
para señalar deformaciones.
Ninguna de las candidaturas enunciadas enfrenta los
temas centrales que afectan al Perú. La dominación imperialista, estará así fuera de los
debates políticos; la presencia
política y militar de los Estados Unidos y su ofensiva brutal contra el
proceso emancipador latinoamericano, será omitido por unos y otros candidatos.
Ni siquiera el cambio de
la Constitución Fujmorista será enarbolado. Por el contrario, el común
denominador de las intervenciones, estará signado por la campaña contra la Venezuela y en
pro de Macri; por “perfeccionar”
el modelo neo liberal y hacer “más grata” la vida bajo el capitalismo.
No cabe, entonces, hacerse ilusiones. Se equivocarán
quienes crean que, introduciendo una boleta en un ánfora el 10 de abril,
mejorará la vida de los peruanos. Nada más ajeno a la realidad. En este orden
de cosas, la batalla
electoral, está perdida. La ganó ya la clase dominante. Pero nada
de eso, es fatal. La principal -contra la oprobiosa dominación capitalista-
seguirá planteada para que la asuma el pueblo, liberado de la demagogia, el
oportunismo ramplón y el sectarismo estrecho de las capillas derrotadas.
Independientemente del proceso electoral, el movimiento popular tiene el
deber de seguir adelante para cumplir sus cuatro objetivos esenciales: unirse,
organizarse, politizar a las masas y promover y alentar las luchas. Tales
propósitos son requerimientos de orden político y pueden ser asumidos por
quienes, más allá de banderías electorales, se juegan por la democracia, la
independencia y la soberanía, afectadas por peligros verdaderos.
Lo que
ocurre hoy en Venezuela o Argentina constituye una advertencia. Los avances
alcanzados en esos países, son reales. Y a ellos no habrán de renunciar
los pueblos. Los gobiernos reaccionarios, o los parlamentos capituladores, no
podrán doblegar por vía ordinaria la voluntad ciudadana. Fracasarán en el
intento, o habrán de recurrir a métodos de corte fascista para imponer por la
fuerza sus protervos designios.
Hoy, como en otros tiempos, el tema no pasa por
identificarse con personas. Menos aún, por revestirlas de bellezas inventadas o
cualidades supuestas. No es con mentiras ni con lisonjas que se construye una
propuesta justa. El oficio del periodismo no es presentar a sus candidatos
preferidos como a las odaliscas que finalmente llegaron a capturar la mirada
del sultán -decía José Martí-, sino alentar las bases reales de la transformación de la sociedad. No
es adulando y lisonjeando a las personas que será posible cautivar las
voluntades y alentar las luchas. Y es que no son las personas, individualmente
hablando, las que habrán de resolver el drama nacional. Los problemas del país
los resolvemos todos, o no se resolverán nunca. En eso, hay que estar claros.
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe
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