Conjunto campeón del concurso de danzas autóctonas participa en la festividad desde 1982, ganando 10 veces el concurso de danzas autóctonas.
“Si no bailamos, lo que pensamos, lo queremos hacer, no se cumple”, dice Marcelina Laura Urrutia, que lleva más de 15 años danzando en la Asociación Folklórica Wifalas San francisco Javier De Muñani Azángaro, que ganó ayer su décima corona en el Concurso de danzas autóctonas en honor a la virgen de la Candelaria, en el estadio Enrique Torres Belón.
Y agrega, emocionada: “Es devoción a la Virgen; ella nos ayuda”. Como Marcelina, otros cuatrocientos danzarines llegaron a la ciudad de Puno, el domingo último, con la intención de exhibir su danza y venerar a la mamita Candelaria, en estas festividades. Ellos invirtieron, por persona, aproximadamente dos mil soles. Esto en trajes y estadía.
“Nos traemos nuestro alimento desde nuestro pueblo. Venimos con fiambres”, menciona Lalo Aguilar Palazuelos, alcalde de Muñani, haciendo constar que su fe y animosidad para con la virgen es natural y sincera.
Vestidos con sus pantalones blancos de bayeta, su saco negro, su chalina roja y su pinkillo, además de sus tres wichi wichis, Lalo Aguilar y Amador Ticona Vilca, manifiestan emocionados que su danza, pastoril y amorosa, se relaciona con la ganadería y la agricultura.
“Yo llevo el pututo, porque soy el guía y mi misión es reunir a la gente”, señala Ticona Vilca, refiriendo después que son los propios pobladores quienes confeccionan sus trajes y que es raro que algún muñaneño no tenga el suyo en su hogar.
Las mujeres, en tanto, visten una montera en la cabeza, adornada con flores. Asimismo, una pollera de bayeta, de seis paños. Al ejecutar la danza su fin es cubrir todo el escenario, embelleciéndolo con sus colores.
Ellos, como conjunto, se entregan completamente en los ensayos que realizan antes de venir a Puno. Desde el 12 de enero, según apuntan los danzarines, y haciendo previamente el pago a la pachamama, concentran sus esfuerzos y su mentalidad.
Esta hermosa danza se exhibe con grandiosidad en Muñani, en devoción a la virgen de la Natividad, que es su patrona. A ella le ruegan, en sus cánticos, por la fecundidad del ganado, por la buena ventura en sus vidas y por el amor, en general.
En el concurso de danzas, ellos impresionaron a los jurados y al público asistente, graficando, mediante su coreografía, una mariposa (los varones el cuerpo y las mujeres las alas), una flor y una chacana. Mientras los varones ejecutaban sus instrumentos, bailaban; lo mismo que las mujeres, que cantaban a la vez que danzaban.
Antes de irse, tanto Lalo como Amador, señalan que las autoridades puneñas deberían patentar su danza, pues hay varios conjuntos que los copian y los perjudican. “Nuestras canciones y nuestros trajes, especialmente, deben ser respetados”, finalizan.
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