TRASPASANDO LA
BARRERA DEL COLOR Y LA LÍNEA
LOS ANDES Sarith Ochoa 19 nov 2013
“Yo me desvanezco en el lienzo, dejo de ser Lucas y paso
a ser la escena que estoy pintando, otros pueden decir “éste que se ha fumado”,
es traspasar otra barrera, otro tiempo; pasan unas horas vuelves en ti y dices
¡wuau!, yo lo he pintado, ¡increíble no lo puedo creer! Es una plenitud
tremenda, te olvidadas de todo el mundo”, cuenta Lucas Pinazo, relatando el desgaste físico y emocional que vive
a la hora de crear una obra pictórica.
El artista plástico Lucas Pinazo Durán, que ganó el primer
lugar en el concurso por los 50 años del “Brisas del Titicaca”, denominado
“Primera Bienal”, donde participaron puneños que radican en otras regiones del
país, ahora se encuentra en Moquegua compitiendo en el Concurso de Pintura
Rápida, por el aniversario de esa ciudad.
Para hacer el cuadro ganador de la Primera Bienal del Brisas
del Titicaca, decidió hacer un alto en su vida. Él realizó su pago a la tierra
a su modo, pintando este ritual que se realiza en Puno cada primero de agosto,
plasmando a su entorno familiar, amigos e inclusive se retrató en el pasado de
niño, en el presente y a futuro de anciano.
“Fue mi forma de
agradecerle a la tierra, ahí está toda mi emociones, está mi mamá con la vela
que representa la fe, está mi sociedad, los sikuris con la cerveza, el alba;
estoy de niño, de grande de anciano y mi único testigo que es Manco Cápac, que
es el guardián tutelar de toda la ciudad y de mi vida”, afirma el puneño
Lucas Pinazo, explicando el significado de uno de sus más impresionantes
cuadros.
El artista Lucas Pinazo Durán empezó su inquietud por pintar
a los 4 años, pero cogió los colores a los 6; sus cuadernos siempre tuvieron
dibujos en el colegio. Luego estudió en la Escuela de Formación Artística de
Puno (ESFA), formó su propia familia, recorrió diferentes regiones del país y
desde hace 2 años se dedica con exclusividad a pintar y pintar.
“Para pintar uno tiene que evaluar los elementos de
composición, equilibrio, contraste, armonía de la gama de colores, los primeros
términos, la sección dorada; hay varias cosas que se considera en una obra de
arte, el ojo artístico cuadricula toda la escena y al momento de crear es más
teórico y al momento de pintar eres más”, detalla.
Pinazo considera que la práctica hace al maestro y confiesa
que cada día es un aprendizaje y que es bueno ir a concursos, donde no sólo se
socializa, sino que se aprende de otros artistas. Le gustan los colores
cálidos, desde la gama de rojos, amarillos y naranjas.
“Una obra de arte inicia desde la idea, porque el artista
que pinta siempre tiene una variedad de lienzos, tú no sabes en qué momento
llega la inspiración, puede ser una conversación, un poema, una música, algo
romántico o violento; coges lo que tienes a la mano y empiezas a plasmar”,
explica el artista puneño, cómo nace su inspiración.
A manera de anécdota, cuenta cómo se recuperó de un malestar
que los médicos no lograron explicar; cree que fue por estar en un lugar
sagrado sin permiso de la naturaleza a la que se le debe respeto y que después
de una terapia con colores se curó.
“Estaba hospitalizado, me iban a operar al día siguiente,
estaba con dextrosas; me recordé de Moshó que había hablado de la terapia del
color y absorbí todos los colores que imaginaba; al día siguiente estaba bien y
me dieron de alta”, cuenta entre risas el pintor que tiene título de docente de
Educación Artística.
“La carrera de artista es la más cara, para estudiar
inviertes bastante, los materiales son caros y sé que hay buenos artistas a los
cuales tengo que superar”, dice convencido Lucas Pinazo que dibujará 50 cuadros
de Puno de antaño y los pondrá a la venta a las familias o instituciones. Tiene
el deseo de irse a España y luego llegar a Estados Unidos difundiendo su arte,
mostrando su cultura.
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