CASTILLO
DECIDE HABLAR
► El
presidente de la república recibió en Palacio a esta revista la tarde del miércoles
pasado. Era la primera entrevista formal que concedía. El lector sabrá juzgar
el resultado
ENTREVISTA
DE CÉSAR HILDEBRANDT
FOTOS
DE REBECA DIZ REY
-Presidente,
buenas tardes. Me habría gustado venir a entrevistar a quien derrotó el
fujimoris- mo para hablar de logros, de avances, de progreso. Pero usted sabe
que eso, por ahora, no es posible. ¿No se ha decepcionado de sí mismo después
de estos meses?
-Bueno,
he pasado muchas luchas, vengo de debajo de esas luchas, con decepciones, con
tropiezos, con aciertos y acá estoy, estoy acá por el país, por el Perú. Y no
estoy decepcionado. Más bien, estoy aprendiendo cada día.
-¿Quién
es usted, realmente? ¿Cómo se definiría?
-Como
siempre lo he dicho: soy un hombre del pueblo, soy una persona que cree que
está haciendo algo importante por el país, por la familia, y me doy cuenta de
que lo que haga o deje de hacer cuesta mucho, y estoy comprometido a hacer las
cosas bien.
-¿Pero
qué quiere hacer con el Perú? ¿Tiene usted un plan, tiene usted un horizonte
claro?
-Por
supuesto. Me quita el sueño llevar al Perú a un bienestar donde la gente deje
de estar pensando en polarizar las cosas. Entiendo de que para obtener algo
hay que tomar decisiones políticas y que todo debe ser producto del esfuerzo
y del trabajo.
-Aterricemos
en la hostil actualidad. La fiscal Norah Córdova va a seguir investigándolo.
¿Esta derrota judicial lo va a hacer cambiar de estrategia?
-Para
nada. El que nada debe, nada teme. Estoy dispuesto a que se hagan todas las
investigaciones y voy a seguir dando todas las facilidades. Creo que las
personas que están en algún lugar, en algún puesto, tienen un rol que cumplir.
Y no soy de las personas que entorpecen las funciones de alguien que está
cumpliendo su labor.
-Algunos
describen a su gobierno como el de la informalidad: las pruebas a los maestros
que al final se filtraron, el apoyo al transporte urbano informal, el apoyo,
con respaldo del Congreso, a la minería ilegal, la baja en la reducción de los
cocales. Todo apunta a un gobierno que quisiera nutrirse del lado informal de
la economía y del país. ¿Qué opina sobre eso?
-La
informalidad no es novedad, es algo histórico. Como tantos otros, hemos
heredado ese problema. Alguien dijo alguna vez que éramos un país
ingobernable. Pero estamos acá no sólo llamando a la unidad sino buscando siempre
personas idóneas. La informalidad y el desorden no son cosas que se hayan
dado en estos últimos meses. Los peruanos tenemos que entender las cosas y
ubicarlas en su lugar.
-Hay
una crisis en el Ministerio del Interior. El ministro Guillen ha planteado que
el jefe de la policía está saboteando su proyecto y, específicamente, a la
DIVIAC. Es más, tengo entendido que el ministro Guillen ha planteado la
remoción del jefe de la policía. ¿No es un buen momento para pensar en cambiar
de gabinete, un gabinete que tiene a tantos ministros cuestionados por el
Congreso?
-A los
ministros y funcionarios se les evalúa permanentemente. En el caso específico
del Ministerio del Interior, veo que cada quien asume su función correspondiente,
estamos dándoles el tiempo y el espacio para que resuelvan los problemas. Y si
estas cosas llegan a más, pues tendremos que tomar las medidas correctivas. En
cuanto al gabinete, todos los ministros están haciendo lo que se les encomendó
y espero en los próximos días tener un informe sobre cada gestión. Esperamos
hacer correcciones después de ver resultados.
-Su
gobierno parece estar representado en esta anécdota perversa del derrame de
petróleo. Es decir, hay un derrame de petróleo, una empresa irresponsable que
al principio minimiza el asunto, y resulta que el ministro del Ambiente no ha
nombrado todavía a un jefe permanente en el OEFA.
-En la
mañana hemos tenido que asumir eso y hemos dado instrucciones para que los
ministerios del Ambiente y Defensa tomen las medidas correctivas. Estamos
esperando sus informes y yo tengo que lamentar lo sucedido. Yo soy un defensor
del medio ambiente y créame que van a tomarse medidas.
¿No
cree que necesita ministros más enérgicos en Ambiente, en Transportes?
-Déjeme
evaluarlo.
-Ojalá,
señor presidente. Le voy a recordar algunas de sus promesas de campaña:
bajarse el sueldo, reducir los precios de la energía eléctrica, reforma del
sistema de pensiones, hospitales regionales, el aumento de una UIT a los maestros, el 10% del presupuesto a Educación,
la lucha contra la repartija de cargos, el acceso directo a las universidades,
la elección de jueces y fiscales por mandato popular, la expulsión de
extranjeros indeseables... Visto esto en perspectiva ¿cuánta diferencia hay
entre prometer y gobernar, verdad?
-Sí. Si
no hubiésemos tenido la pandemia, quién sabe si por lo menos parte de lo
prometido ya estaría encaminado por lo menos. Pero créame, nos hemos tenido
que meter con zapatos y todo en el asunto de la salud, a rescatar la vida de
nuestros compatriotas. Le digo también que lo que se ha ofrecido debe cumplirse,
pero lo primero es ver sano a mi pueblo.
-¿Cuál
ha sido el peor momento de su gestión?
-Me
preocupa la inestabilidad política. Hay personas dedicadas a crear esa
inestabilidad.
-Pero
hay gente que piensa que a usted le gusta la inestabilidad, que cuando las
cosas parecen serenas y calmadas sale usted con alguna propuesta o insinuación
que pone nerviosos a muchos y vuelve entonces el acoso...
-Eso lo
piensan quienes no conocen el Perú profundo, quienes no entienden dónde
estamos
y entonces se cogen de cualquier palabra para desestabilizar. Yo nunca lanzo
propuestas en contra de mi país. Yo tengo una responsabilidad suprema, que es
gobernar para todos.
-Entre
sus potestades está el asunto de los nombramientos, ¿no? ¿Cuál fue peor: el de
Guido Bellido o el de Bruno Pacheco?
-Bueno,
a veces uno se equivoca y uno aprende de los errores.
¿Aprendió
usted?
He
tenido que asumirlo. Y en ese aprendizaje veo cuánta distancia hay entre creer
y ver los resultados.
-Quizá
confiar en amigos y allegados fue un exceso...
-Creo
que en la política, en la medida que uno aprende, hay que saber diferenciar las
amistades de las responsabilidades...
-¿Usted
ha hecho esa diferencia?
-La
tengo que hacer.
-No
parece ser el caso de Daniel Salaverry, ¿no? ¿Qué hace manejando hidrocarburos
cuando el único contacto que tiene con ellos es cuando tanquea su vehículo?
-Daniel
Salaverry ha sido una de las personas más críticas a mi gobierno y a mi candidatura
y hoy está dando muestras de que para gobernar se necesita no solamente gente
de nuestra cantera. Hay gente que puede aportar otros puntos de vista para el
bue gobierno...
-Me
imagino que no està hablando de Karelim Lopez porque ella es, notoriamente, una
lobista, aparte de una amiga suya... ¿Fue un error?
-La
señora Karelim López no es mi amiga... Es una persona que, como cualquier ciudadano,
ingresa a alguna entidad, ingresa a Palacio y no nos arrastra ningún vínculo
amical, ningún vínculo laboral...
-¿No
fue ella la que organizó la fiesta infantil de una de sus hijas aquí en Palacio?
-Para
mí también fue una sorpresa eso. Nosotros nos trasladamos a Tacna y en la tarde
llegamos a despachar y siempre los cumpleaños de la familia se han hecho tomándonos
un café, de una forma sencilla y familiar. Después yo me me enteré que fulano y
zutano habían organizado una fiesta. Pero yo no planifiqué nada de eso...
-Y
si no es su amiga Karelim López, ¿qué hacía yendo tantas veces al pasaje
Sarratea, donde usted despachaba? Yo no digo que se hayan visto allí, lo que
digo es que ella era una concurrente recurrente...
-Yo
nunca la cité...
-¿Se
citaba sola?
-Nunca
la cité, no sé por qué fue y nunca nos encontramos. Hoy está en un proceso de
investigación y estoy llano para que estas cosas se vean con transparencia...
-Está
usted dispuesto a que lo investiguen...
-Por
supuesto.
-Hay
una imagen del gobierno moralmente deteriorada a partir de casos como el de
Karelim López. ¿Se da cuenta de eso? ¿Se da cuenta de que su gobierno ha
perdido la virginidad?
-No,
para nada. Tengo la conciencia tranquila. En relación a todo esto, lo que
tengo claro es que ha habido todo un montaje, un intento de quebrar este
gobierno, pero los hechos van a demostrar lo contrario.
-¿Qué
aprendió de estas lecciones?
-Yo no
tenía por qué asumir ninguna responsabilidad, yo he estado tranquilo. Sí me he
puesto a pensar en las personas que a uno se le acercan.
-Y
no tenemos una lista de la gente que usted recibió en Sarratea porque, a pesar
de la promesa de la primera ministra, esa lista no existe. Ella prometió dar
la lista y ahora dice que no hay tal lista. ¿No le parece inapropiado?
No hay
lista porque no es despacho funcional del gobierno. Es un domicilio donde…
-Y
si no es un despacho del gobierno, señor presidente, ¿qué hacìa usted allí?
-Bueno,
usted entenderá que la casa de Sarratea es la de un paisano que me cobijó
durante la campaña y, más allá de todo, tengo mucho aprecio por esa familia...
Jamás he tratado temas de Estado en esa casa y he ido por otros asuntos de
carácter familiar. Las conversaciones que allí hubo fue con gente amiga que
estuvo en la campaña...
-¿Pero
usted ignoraba que hay vivazos y criollazos que empezaron a seguirlo después
de que usted ganó las elecciones para ver qué podían sacar?
-Claro
que existen ese tipo de personas...
-Admite,
entonces, que en ese aspecto cometió usted errores...
-Bueno,
recibir a la gente no creo que sea un error porque son compatriotas, no?
-Bueno,
una lobista es compatriota, sí, pero también es lobista. el problema es que está
llevando agua para su molino...
-No sé
a cuántos lobistas les habré dado la mano, pero tenga por seguro que jamás he
dicho “tráiganme a esa persona” sabiendo quién es... Ni siquiera se me ha
pasado por la cabeza eso...
-Ahora
tendrá usted mucho más cuidado con sus contactos...
-Sí,
tengo que tener mayor cuidado y tengo que saber identificar a las personas.
-La
corrupción, usted lo sabe, es un monstruo grande y pisa fuerte...
-Va a
seguir pisando en la medida en que le cedamos el espacio. Y yo quisiera aprovechar
estas páginas para invocar a las personas más idóneas que tiene el país y que se
acerquen al gobierno para hacer esta lucha contra la corrupción.
-
Pero algunos dirán con escepticismo, qué hace el presidente convocando a los más
calificados cuando, al mismo tiempo, nombra a Salaverry en Perupetro?
-Pero
ese es el caso en que llamamos a gente que ha sido crítica con nosotros. Y ese
es un llamado que también le hago a la oposición: que vengan y nos demuestren
que están interesados en el bienestar del país. Que cuando nos equivoquemos
nos demuestren el camino correcto...
-¿Qué
lo ata, a estas alturas, a Vladimir Cerrón?
-Nada
en concreto. Usted sabe que para llegar al gobierno se necesita un partido
político. Todo el mundo sabe que he llegado acá por Perú Libre y el señor
Vladimir Cerrón es el secrrretario general de ese partido. Y lo que hemos hecho
en estos días es convocar no solo al secretario general de Perù Libre, sino que
hemos abierto las puertas a todos.
-Pero
Cerrón no es parte de todos. Cerrón se cree su jefe, el jefe de usted.
-Bueno,
eso tendrá que preguntárselo a él.
-Le
pregunto a usted: ¿se siente subordinado de Cerrón?
-No,
para nada.
-¿Se
siente igual a Cerrón?
-Tampoco.
Yo soy el presidente de todos los peruanos y si el doctor Vladimir Cerrón
tiene una postura política y es secretario de un partido también tiene que
entender que el gobierno tiene que abrirles la puerta a todos los partidos, a
todas las organizaciones, a todo el país.
-
Asì amenace con quitarle el apoyo de la bancada.
Yo creo
que el doctor Cerròn tiene que ser respetuoso de su propia bancada.
-Es
tan respetuoso qwue Bermejo ya le quitò curules para crear un grupo màs cercano
a Palacio
-Bueno,
eso es parte de la democracia y a la democracia hay que entenderla. Y si no la
entendemos en el ideario, la podemos entender en la práctica.
-Bienvenido
lo que ha hecho Bermejo, entonces...
-Bienvenidas
las actitudes que se toman por el bien del país...
-Quién
hubiera dicho que usted se iba a sentir más afín con Bermejo que con Cerrón...
La vida está llena de sorpresas...
-(Guarda
silencio)
-Cuba,
señor presidente, ¿es una dictadura comunista o no?
-Yo
tengo que ser respetuoso de la política exterior y respetar la soberanía de
los países...
-¿Nicaragua
es una versión depravada del sandinismo de los años 70?
-Mantengo
lo que le acabo de responder...
-O
sea, se lava las manos olímpicamente, señor presidente...
-No me
estoy lavando las manos. No me gustaría que otro país se entrometa en la
política del Perú.
-¿Es
usted comunista?
-Para
nada.
-¿Es
usted marxista-leninista?
-Tampoco.
-¿Qué
es usted ideológicamente?
-Soy un
hombre del pueblo...
-Pero
esa es una frase. Yo también soy un hombre del pueblo..
-Soy un
hombre del pueblo que creo en la democracia.
-O
sea que usted no comparte eso de “las pelotudeces democráticas”...
-Yo
concibo la democracia como una participación activa y en forma responsable. Y
creo que a veces cometemos ciertos exabruptos cuando se quiere sacar
políticamente algunos réditos...
-¿Usted
ha lanzado alguna vez algún exabrupto del que se arrepienta?
-Quién
sabe en la época de estudiante, cuando uno no tiene la visión o la esperanza de
que los pueblos sean escuchados.
-Siendo
candidato, ¿no lanzó ninguno? ¿Recuerda cuando dijo que iba a prohibir las
exportaciones de productos que se fabricaran en el Perú? ¿Ese no fue un
exabrupto de escalofrío?
-No fue
esa la intención. Creo que también se entendió mal.
-Pero
usted dijo eso...
-Lo
dije como agricultor, me refería a los paperos, no fue mi intención asustar...
-¿No
fue un exabrupto cuando dijo que iba a desactivar la Defensoría del Pueblo,
borrar del mapa a las empresas transnacionales...?
-Se
entendió como que yo era una persona que venía a desestabilizar y quebrar las
instituciones. Y eso, como se ve, no ha sido así.
-¿Qué
queda de ese Castillo que amenazaba tanto?
-Algunos
siguen pensando que soy una amenaza. Yo creo que hay la necesidad de poner una
mesa abierta para corregir algunas cosas que, valgan verdades, es necesario
corregir.
-Si
alguien le diera superpoderes, ¿cerraría el Congreso?
-Nunca
pasó por mi cabeza.
-¿Nunca?
-¡Jamás
pasó por mi cabeza esa posibilidad!
-Es
usted un santo varón, señor presidente...
-Yo
creo en este Congreso y creí durante la campaña en él. Durante la campaña de la
segunda vuelta me encontré con congresistas electos y pensé: ahora sí que va a
cambiar este Congreso...
-Pero
no fue así...
-Lo que
el Perú tiene que entender es que seguir en la confrontación no es algo que nos
conviene. Quebrar el equilibro de poderes no soluciona nada, a pesar de que
mucha gente, en mis viajes a provincias, me sigue pidiendo que cierre el
Congreso.
-
Aunque usted sabe que la mayoría del Congreso lo que quiere es vacarlo
Entiendo
que el objetivo no es sacarme sino volver a posicionar a una clase política
para tener al pueblo olvidado...
-Bueno,
pero eso pasa por sacarlo de la presidencia...
-Pero
ese es su sueño, el sueño de algunos...
-¿Qué
es lo que más le ha costado aprender en estos meses?
-Conocer
a las personas, mi estimado.
-Explíqueme.
-Es
fácil ser candidato y llegar a ser presidente. Pero es difícil gobernar.
-¿Es
tan difícil como temía o es aún más difícil?
-Al
inicio, sí. Pero uno se va dando cuenta de que no todo lo que le dicen es color
de rosa. Y uno se da cuenta de que hay personas que traen cosas en su mochila.
-¿Hay
gente a su lado que lleva la cuenta de las metidas de pata? ¿Tiene usted
asesores de ese nivel?
-Sí,
pero a veces uno recibe consejos que lo conducen a más problemas.
-¿Es
usted un hombre desconfiado, no?
-Uno
tiene que aprender a desconfiar.
-Sobre
todo después de dejar que lobistas hagan de las suyas...
-Sí, me
apena mucho. Reitero para que las personas que aman al país nos acompañen en
este gobierno...
-Presidente,
usted empezó cargado de expectativas. Y ahora tiene, según Ipsos, 60 % de
desaprobación a nivel nacional. Es un gobierno que tiene seis meses y parece
estar en escombros. ¿Cómo lee eso?
-No me
extraña porque así empezamos la campaña. Cuando empezamos la campaña nadie
sabía que existía un Pedro Castillo y ahora estoy seguro de que cumpliremos los
sueños que el Perú me ha encomendado.
-Pero,
señor presidente, usted ha perdido 30 puntos de popularidad...
-No le
tengo tanta fe a las encuestas, que son lecturas de momentos. Estoy más
preocupado por la pandemia y la salud de la gente. Estoy preocupado porque los
niños regresen a las escuelas. Estoy preocupado por los pueblos que son
víctimas de la anemia, de la pobreza, sin carreteras. Me preocupa el problema
de la delincuencia.
-
Dìgaselo entonces al ministro Avelino Guillen
Yo veo
al doctor Guillen preocupado por este espacio y tengo una reunión pendiente en
las próximas horas y vamos a dar todo el esfuerzo para que las calles vuelvan a
la tranquilidad. Más allá de encuestas y opiniones, tenemos que seguir
gobernando y luchando... Y para eso se necesita hombres de fe, como el doctor
Guillén...
-¿No
está usted subestimando la medición que reflejan las encuestas?
-Soy
consciente de que hay problemas que debemos empezar a resolver de manera
inmediata. Así como hemos combatido la pandemia -y desde aquí felicito a las autoridades
de salud comprometidas-, así, con la misma intensidad, tenemos que combatir el
problema de la inseguridad...
-¿Cuál
es el mayor logro de su gobierno?
-Tener
a mi pueblo sano, vacunado. Y eso lo vamos a enlazar con la atención primaria
de la salud. Tenemos que acabar con las postas colapsadas y para ello tenemos
que movilizar al gabinete, al ministro de Economía, a los gobernadores
regionales, a los alcaldes. Y lo mismo con los colegios que tienen quebrada su
infraestructura y eso hay que remediarlo antes que empiecen las clases. Eso es
para mí gobernar...
-El
Congreso le ha puesto un candado de acero al asusnto del referéndum para una
Asamblea Constituyente.
Veo que
el congreso tiene su propia agenda. Yo creo que hay que mirar otras experiencias,
lo que acaba de pasar con la hermana república de Chile, por ejemplo. Allí,
cuando el Ejecutivo y el Legislativo actuaban como hoy se está actuando en el
Perú, salió el pueblo y determinó su destino.
-¿Está
usted imaginando un movimiento social violento como el que sacudió Chile?
-Lo que
creo es que nos debemos al pueblo. Todas las instituciones se deben al pueblo.
-¿Va
a insistir entonces con la asamblea constituyente, con el referéndum, con la
nueva constitución?
-Nosotros
daremos cuenta al pueblo de lo que se está haciendo...
-¿Va
a apelar al Tribunal Constitucional?
-No lo
descartamos.
-Se
trata de un Tribunal Constitucional conservador que probablemente también le
diga no. Si eso sucede, ¿qué va a hacer? Va a tener que decirle a la gente:
desisto. ¿Está preparado para ello?
-El
pueblo sabe qué cosa está haciendo cada uno. Por nuestra parte, vamos a agotar
todo que corresponde al Gobierno en el marco de la norma...
-¿En
el marco de qué norma?
-De lo
que manda la constitución actual. En esa perspectiva está que apelemos al
Tribunal Constitucional.
-Pero
insisto: ¿y si el TC le dice que no?
-Informaremos
al pueblo.
-El
pueblo lo sabrá por la prensa... ¿No me quiere contestar porque tiene planes
secretos o es que no sabe lo que hará?
-Aquí
no hay planes oscuros de ningún tipo. Lo que tendríamos que hacer es decirle
a la gente que agotamos todas las vías para cambiar constitución. Si el Congreso
quiere cerrarle las puertas a voluntad de la gente, esa sea su responsabilidad.
Siempre hay que estar en sintonía con el pueblo.
-Esta
apelación al pueblo empieza a sonar nostálgica. Porque, ¿de que pueblo
hablamos? ¿Del pueblo que lo ha empezado a abandonar, según las encuestas? Es
evidente que hay gente que, habiendo votado por usted y en contra de la
derecha, ahora le ha quitado su respaldo...
-Yo no
siento eso, señor Hildebrandt.
-¿Y
cómo hace para no sentirlo? ¿toma algún alucinógeno?. Deme su receta
Cuando
estoy con la gente en los pueblos no siento nada de eso. Y pregunto y allí nadie
los ha encuestado; a quienes les preguntan.
¿Siente
usted respaldo popular a la hora de los viajes?
-Por
supuesto. Lo invito a que me acompañe.
-Pero
digamos que mucha gente puede aplaudir a un presidente que acude a su pueblo.
Eso puede ser agradecimiento o apariencia.
-No
hablo de aplausos. Lo que digo es que mucha gente nos siente comprometidos con
sus luchas, con sus demandas. No hablo de aglomeraciones sino de trabajar
junto a alcaldes y gobernadores. Eso es lo que el pueblo aprecia. Tenemos 200
años de vida republicana y hay pueblos enteros que siguen clamando por tener
agua potable...
-¿No
cree que muchas veces ha dado la impresión de confusión, inseguridad,
fragilidad?
-¿A qué
se refiere?
-Me
refiero a declaraciones por aquí, declaraciones por allá, nombramientos que
luego son fugaces. Por ejemplo, no está claro si usted cree en la economía
social de mercado. ¿Usted cree en eso?
-¿Cómo
que no está claro? Se sacó la careta la gente que decía que Castillo llegó
para expropiar. ¿A quién hemos expropiado? ¿A qué inversionista le hemos quitado
algo? Reitero desde este espacio que hay que llamar a la inversión privada.
-¿Cree
usted en la inversión privada?
-Por
supuesto.
-¿Y
el papel del Estado?
-Deben
ser fuerzas que se sumen. Tanto la inversión pública como la privada deben
concurrir a mejorar el país.
-¿Quiénes
lo asesoran? Dicen que hay un grupo de paisanos, un grupo de maestros, un grupo
de preferidos...
-(Ríe).-
No tengo asesores individuales sino es un colectivo. Hay que escuchar muchas
opiniones, sobre todo ahora cuando estamos abocados en recuperar la situación
económica después de los estragos de la pandemia...
-Le
pregunté a Fernando Tuesta: ¿cuál crees que ha sido el peor error de Castillo?
Y su respuesta fue instantánea: no darse cuenta de sus limitaciones y no llamar
a la gente adecuada. ¿Qué le parece?
-Es un
hombre de opiniones saludables y reflexionaré sobre ese punto de vista...
-Es
usted consciente de que sus limitaciones como todos somos conscientes de las
nuestras?
-Soy
consciente de que se han cometido ciertos errores y estamos acá para enmendarlos.
-¿O
es que su ego le impide reconocer sus limitaciones?
-No
tengo ningún ego. Cuando tengo alguna duda, pregunto. Yo vivo aprendiendo y
preguntando.
-Aunque
a veces se aprende a cachetadas.
-A
cocachos aprendí, decía ese poema. Pero las cachetadas deben venir de gente
que sabe y que quiere al Perú.
-Cuando
le cayó la presidencia del cielo, ¿qué sintió?
-A mí
nada me ha caído del cielo. Y yo siempre tuve confianza de que podíamos llegar
muy alto. Luchamos para eso. Nos enfrentamos a una gran maquinaria y ganamos.
¿Qué sentí? Pues una tremenda responsabilidad. Y ahora seguimos luchando y
aprendiendo de los errores.
-Hasta
ahora no me ha dicho cuál ha sido el mayor error de su gestión...
-No
saber a veces conocer a las personas... Usted ve a gente que cree idónea y
después se pregunta: ¿dónde está lo que me dijo? O ve a gente que se involucra
en otras cosas.
-¿Cuál
es su verdadera imagen? ¿La del campesino ingenuo o la del astuto profesor que
está creando el partido magisterial?
-No soy
el gestor del partido magisterial. Es una convocatoria del propio magisterio.
Está en su derecho.
-Tuvo
usted vínculos con el CONARE, de eso no hay duda. ¿También los tuvo con el
MOVADEF?
-Analicemos
esto. Los maestros fuimos testigos de la división del movimiento magisterial y
lo que dijimos fue: Basta. Entonces, los que teníamos esa inquietud preguntamos:
¿qué es el CONARE?
-¿Y
quién le contestó?
-Fueron
varios maestros.
-¿Nadie
del MOVADEF?
-Ni
siquiera sabía que exista el MOVADEF.
-Era
usted ingenuo entonces.
-Lo que
queríamos es que las escuelas públicas mejoraran, que los maestros siguieran
luchando por sus derechos. Nada teníamos que ver con el MOVADEF. Con quienes
teníamos que ver era con los maestros de base que el SUTEP ya no escuchaba. Por
eso se creò el comité de reconstitución y reconstrucción del SUTEP, que eso fue
el CONARE. Después, con el tiempo, nos enteramos que hubo intentos del MOFADEF de
meterse en la organización del CONARE. Ese fue el momento en que hicimos un
deslinde absoluto con el MOVADEF.
-Muchos
se siguen preguntando: ¿qué hace un campesino en Palacio?
-Trabajar
por el país.
-Los
domingos por la noche, cuando enciende la tele, siente usted miedo?
No leo periódicos
ni miro la televisión
-¿Sigue
usted siendo conservador en temas como el aborto o el matrimonio homosexual?
-Hay un
proyecto de ley que se está trabajando en el Consejo de Ministros y me voy a
reservar de responderle.
-Pero
usted, personalmente, ¿ha cambiado?
-Sigo
siendo el mismo. Yo vengo de una familia religiosa...
-Que
rezaba antes de comer?
Y lo
sigo haciendo. Y lo voy a seguir haciendo
-Sin
embargo, tiene usted fama, entre comillas, de ser un aventurero extraconyugal.
¿Lo desmiente?
-(Sonrojado).-
Imagínese hasta dónde llega esta entrevista...
-¿Es
lo peor que han dicho de usted? Le han dicho terruco también...
-Han
dicho que yo tenía una hija fuera del matrimonio...
-Como
García Márquez, en todo caso
Pero en
mi caso es falso
-Su
esposa confía absolutamente en usted
Como yo
de ella
-A
què personaje de la historia del Perú o del mundo admira?
-A José
Mujica, el expresidente de Uruguay. Le mando desde aquí un gran saludo.
También admiro a mi padre.
-¿Qué
admira en él?
-Todo:
su valor, su fuerza, su vigor, el amor a la familia, su persistencia. A pesar
de que mi padre es una persona iletrada...
-¿Es
analfabeto?
-Mi
padre conoce una O que, seguida de una raya, se convierte en su firma. Mi madre
tuvo sólo un día de escuela y somos nueve hermanos que amamos a nuestros
padres. Y desde esta revista, que siempre he leído, lo que quiero es mandarles
un abrazo a mis padres...
-Algunos
dicen, y soy uno de ellos, que usted se aferra al sombrero porque el sombrero
es su única identidad inamovible. ¿Qué magia le atribuye usted al sombrero para
no desprenderse de él?
-Créame,
mi estimado Hildebrandt: nosotros nos criamos con sombrero. ¿Por qué me lo
tendría que quitar?
-¿Pero
por qué imponérselo a todos? La pregunta en realidad es esta: ¿por qué no se
lo puede quitar? Si alguna vez visita al Papa, ¿se quitará el sombrero?
-Me lo
quitaré para entrar a la iglesia de San Pedro, eso sí (ríe).
-¿Nicolás
Maduro es su amigo?
-No.
¿Venezuela
es un ejemplo a seguir?
-En
salud, quién sabe. Nosotros también podemos ser un modelo para otros países.
Somos un país rico que no ha sabido administrarse.
-¿Cómo
le gustaría ser recordado?
-Como
alguien que creyó que el Estado podía acercarse al pueblo. También como alguien
que se preocupó por la educación. Nada Màs. <>-