La ciudad de Juli cumple hoy
189 años como capital de la provincia de Chucuito. Este nuevo aniversario
resulta propicio para divulgar algunos acontecimientos pasados en su rica
historia, de ahí que publiquemos el siguiente artículo, cuya autoría corresponde
a nuestro director,
escrito el año 2003 para la revista editada por los
r
esidentes juleños en Arequipa.
TRAVESURAS DE
LOS DOMINICOS EN JULI
Escribe: Guillermo Vásquez
Cuentas
L
|
os
Dominicos fueron, como se sabe, una congregación católica
misionera, que durante
la época colonial y a su paso por la antigua provincia de Chucuito, tierra de
los Lupaccas, dejó honda huella en
muchos pueblos de la región, patentizada sobre todo en templos que hoy,
pese a su deterioro, son motivo de admiración por propios y extraños.
La
presencia inicial de los dominicos en la provincia se remonta a 1534 con los
predicadores Andrés de Santo Domingo y Domingo de Santa Cruz. A través de los
años subsiguientes a ellos siguieron grupos cada vez más amplios y hacia 1553
tenían ya el Convento de San Vicente en la hoy ciudad de Chucuito, del que
dependían “casas” anexas situadas en Copacabana, Juli, Ilave, Acora, Zepita y
Yunguyo. En 1565, Juli pasa a ser el centro dominico principal de la zona al
fundarse el Convento de San Pedro Mártir, desplazando en hegemonía al de San
Vicente y poniendo bajo su mando al recién fundado Convento de San Santiago en
Pomata. El nombramiento del obispo Antonio de Cerda como Provincial de la Orden
en 1566 con sede en Lima, significa el punto culminante de la gran influencia
de la congregación en Chucuito, por el apoyo denodado que ese personaje brindó
a los frailes de Juli y de sus pueblos aledaños, en la certeza de que se
trataba de una de las provincias más ricas y pobladas del Perú colonial.
La imagen
retrospectiva que ha quedado de los dominicos en las mentes de muchos
feligreses católicos y en ciertas capas relativamente ilustradas de la zona
chucuiteña y en general de Puno, es la de un grupo de sacerdotes laboriosos,
honestos, honrados, amorosos difusores de la fe católica y sacrificados
constructores de iglesias. Sin embargo, esa imagen se desdibuja radicalmente a
la luz de documentos históricos poco difundidos. Veamos.
En 1567 se
produce la famosa “Visita” de Garcí Diez de San Miguel a la provincia de
Chucuito”(1), la misma que tenía como finalidad casi exclusiva, según la Cédula
Real autoritativa de 26 de setiembre de 1565 “hacer información particular de la cantidad que son los dichos indios
y de las granjerías de minas y ganados y de labranza, crianza y otros
aprovechamientos que tuvieren y de lo que cada uno podrá pagar de tributo…”
y según la “Comisión” de 9 de diciembre de 1566 dispuesta por el virrey Lope
García de Castro, para “visitar
personalmente todos los pueblos e indios que hay en ella, escribiéndolos por
sus nombres y asentando las edades que tiene y hagáis información y averigüéis
muy particularmente qué haciendas, tratos, granjerías y caudales tienen así de
minas, ganados, labranzas y crianzas… y qué tributos daban el tiempo del ynga y
los dan ahora a Su Majestad…”, misión ampliada y complementada con precisas
instrucciones sobre la secuencia y contenido de los actos a realizar por el
visitador.
De seguro, Garcí Diez de San Miguel
no pudo dejar de recibir información colateral reservada, referida a la
actuación non sancta de los
dominicos, y todo hace inferir que poco tiempo después la habría entregado bajo
secreto al recién llegado virrey Francisco de Toledo. Este alto funcionario
dispuso en 1572 que el Licenciado Fray Pedro Gutiérrez Flores y Juan Ramires
Segarra, visitasen secretamente la provincia de Chucuito para dilucidar “la
limpieza de algunos de los religiosos de la orden de Santo Domingo que
residieron en dicha provincia” (2)
Según los
resultados de esta visita secreta, se tiene que en 1573, en la provincia de Chucuito
había 23 curas, todos dominicos: Esteban de Tordecillas (vicario provincial)
Juan Velásquez, Juan de Cabrera, Juan de Cobeñas, Diego de Bargas, Agustín de
Formicedo, Angelo de Rojas, Martín Pizarro, Tomás Román, Juan de Espinoza,
Domingo Pérez, Juan de Santa María, Diego de Ureña, Pedro de Palencia, Juan de
San Vicente, Juan Sánchez, Domingo de Mesa, Martín de Santiago, Francisco
Beltrán, Domingo de la Cruz (El Mozo), Bartolomé de Castro, Cristóbal Ramírez y
Pedro de Oñate.
“A
resultas de las pesquisas y visita secreta a los pueblos de Zepita, Pomata,
Yunguyo y Juli de dicha provincia y al pueblo de Copacabana (se dice en
el documento) que visitó solo el dicho
Sr. Licenciado”, se tiene que en Zepita, “los curas tienen “comunicaciones” [relaciones amorosas, sexuales] con
algunas indias. Que Martín Callesaya (sic), principal de Urinsaya dice “que [los curas] Juan Velásquez y Juan de Cabrera, lo tuvieron preso, hasta que les diese dos
hijas suyas, muchachas doncellas: Magdalena Yrina, (de 15 años)
y Elvira Yapoma (de 12 años), las que huyeron, pero tuvieron que
regresar para que Callesaya no se ahorque [o no sea ahorcado?]...y pasaron a las celdas de los curas: Yrina para
Velásquez y Elvira para Cabrera. Luego iban de su casa a las celdas de los
padres”. Otros testigos
dijeron que todo eso era cierto, que los curas chantajeaban a Callesaya con
quitarle el curacazgo, si no enviaba a sus hijas cuando ellos lo soliciten.
Se estableció así mismo que “Magdalena
Hachama quería casarse con Francisco, indio de Copacabana. Se acercó a Fray Juan
de Cobeñas,
para que los bautizase y casase, pero el cura dio de palos al novio y llevó a
Magda a su cuarto y la forzó atándola. Solo 15 días después la bautizó y la
hizo su conviviente, con la cual tiene hija de 4 años, llamada también
Magdalena, a quien no tenía con qué sustentar...”
En Pomata, “Los curas dan mal ejemplo al tener “comunicación” con algunas indias,
particularmente Fray Diego de
Bargas, quien tiene un hijo de 15 años; Fray Agustín
de Formicedo tuvo otro hijo llamado Alonso de 10 años en una india
llamada Isabel Hachama, que está también con hábito de indio”
En Yunguyo, “Inés
Yampaguarme, hija de Martín Capaquiqui dijo en una chacra que Fray Angelo de
Rosas favoreció mucho a Felipe Urinchipana, cacique principal de Hanansaya,
porque se echaba con una hermana suya.... la mandaron traer para que diga si
dijo eso y la metieron en una habitación donde Fray Rosas la forzó siendo
doncella, pese a los gritos que muchos escuchaban, Domingo de la Cruz el Mozo,
forzó a una india uro del ayllo Sama Uros de Hanasaya de Yunguyo”
En Juli,
“Martín Pizarro tuvo una hija en una Moles, mestiza que está
en Hilave (sic) en casa de una
mestiza llamada Mariana y que la dicha Mariana estuvo en este pueblo amancebada
con dos frailes en diversos tiempos, que fueron Tomás Román y Juan
Espinoza. Cosa sabida y pública” En
Copacabana, a donde fue solo el Licenciado Gutiérrez Flores, se estableció que “Domingo
Pérez amancebado con Bartola; Juan de Santa María amancebado con Catalina
Tocto, hija de don Juan García Cacique principal de Urinsaya; Diego de Ureña,
amancebado con una india casada llamada Ana Ñusta mujer de Francisco Topa Tito,
hijo de don Paulo Inga, vecino del Cusco, hijo de Guayna Capac, Ana Ñusta se
empreñó y al saber su marido se ahorcó y Ureña huyó. Fray Miguel de Cerezeda
que estaba en esa doctrina hizo abrir a dicha india y hallaron la criatura
muerta y la quemaron; Pedro de Palencia amancebado con una india casada, a la
que azotaba muchas veces, apellidada Chambi, esposa de Francisco Concuna del
ayllo de Hanan Cusco; Juan de Cabrera forzó y corrompió a Isabel Tocto hija de
Gabriel Uscamayata del ayllo Urin Cusco, lo cual ha sido público y está
amancebado con doña Ana de Avendaño, española, mujer de don Baltasar, cacique
de Hanansaya, Ella va de noche a la casa del cura vestida de indio y una vez la
llevó a la isla Titicaca con muchos indios y durmió con ella en un buhío (sic)
aparte”.
En Pomata, se dijo que “los curas daban malos tratamientos a los indios: bofetones, cozes y azotes. Así,
Francisco de Oviedo, hace
dos años más o menos, un día de Corpus Cristi porque Francisco de Chambilla,
cacique principal de la parcialidad de Urinsaysa, se tardó en traerles una
botija de vino de Castilla, lo encerró en su aposento y le dio muchas cozes de
que le salió mucha sangre de las narices y le quedó la cabeza y parte del
cuerpo magullado, que estuvo 15 días malo y estuvo preso de la mañana hasta que
salió la procesión. Fray Domingo
de Meza dio 200 azotes a Francisco Cutipa, segunda persona de Urinsaya
por tardarse en traerle el resto de una ración. Estuvo un mes en cama. Lo mismo
hizo con Pedro Alanoca que estuvo dos meses en cama. Otra vez al mismo Fray
Martín de Sandis le dio 50 azotes porque no trajo los indios que llevase hato
para un fraile que se iba a Arequipa. Domingo
de la Cruz, le dio un día entero de azotes a Diego Carita
principal de los indios cumbi camayos, porque no le dio tan presto una cocpa,
repostero y un vestido de cumbi”.
Agustín de Formicedo,
el célebre constructor del templo San Miguel de
Ilave, entre otros, “solía tener cepos y por cualquier enojo que
tenía con cualquier indio o cacique los ponía en dichos cepos y los azotaba y
tenía presos. Cuando estaba en esta doctrina [¿Pomata?] mandó a los caciques
que hagan una chacra de comunidad, de papa, para los pobres. La hicieron, cosecharon
408 fanegas. No se repartieron, se los llevó en 200 fanegas de chuño a [Santa Cruz de] Machaca en chipas y llamas y
lo entregó a un español Tapia”.
SANTA CRUZ, como era hace decadas |
Un testigo
declaró sobre este cura que “... que hará onze años poco más o menos
que estando en esta doctrina Fray Agustín de Formicedo, juntó a todos los
caciques y principales desde pueblo y les dixo que ya sabían que el ganado que
tenían en la tierra de la comunidad era del Inga y del sol e que sería bien que
lo vendiesen para pagar su tasa... y comprasen ganado de Castilla e hiciesen un
obraje para que de la lana hiciesen frazadas y paños y sayas y las vendiesen.” Los conminó [para que acepten]. Felipe
Ticona que era el principal opositor fue preso y azotado, los demás amenazados…
Trajeron [llevaron] el ganado al pueblo de Batalla sujeto a
este pueblo que está a una legua, 1200 cabezas, escogió lo mejor y lo vendió a
un vicario de la ciudad de La Paz que se llamaba Pedro Márquez y se concertó el
dicho Fray Agustín en dalle de la parcialidad de Anansaya y Urinsaya el ganado
siguiente y los precios...: 231 llamas de Anansaya a seis pesos cada una
haciendo mil trescientos ochenta y seis y 317 obejas pacos [Alpacas] a
cuatro pesos cada uno haciendo mil doscientos sesenta y ocho... [sigue
una larga relación]... lo quería vender todo y vendió gran
parte barato, tanto al vicario como a particulares. Felipe Ticona guarda y
quipocamayo de dicho ganado le dijo que si seguía vendiendo se iba a quejar al
Corregidor y sobre ello le tiró muchas pedradas y que si se iba a quejar que
había de castigar y ansí dicho padre lo dejó de vender. Nada del dinero que
vendió llegó a manos de los caciques. No saben ni el monto. Llevó la plata al
Cusco a un aposento de Santo Domingo y compró 875 ovejas de Castilla y 30
carneros para padres, 239 corderos de un mes (crías de las ovejas) a un español
que había traído de Huanuco. Las trajeron y de esas ovejas se aprovecharon los
frailes. La lana la hacen trasquilar para venderla”.
“Francisco de Oviedo…
a Carlos Calisaya segunda persona de Anansaya, siendo alcalde de dicho pueblo,
lo golpeó con una piedra en todo el cuerpo como solían hacer los caciques en
tiempo del inga y lo dejó por muerto. Nunca más tuvo salud y murió. También a
Pedro Pilco [lo golpeó] porque lo saludó desde lejos. Hernando de Sena, prior de Juli, en Pomata no le salieron los
indios a recibir. Dio bofetones y cozes y tiró por los cabellos a Martín
Chataapana, cacique principal de Urinsaya, a Felipe Copana, a Juan y Don
Francisco, caciques principales que eran entonces deste pueblo”.
La información anterior puede tal vez
resentir la intimidad de algunas creencias religiosas, contra las que no se
pretende en modo alguno practicar alguna forma de irrespeto. De lo que se trata
es de poner en evidencia la verdad histórica para un conocimiento real de un
pasado que nos pertenece y al que debemos ver cara a cara sin tapujos.
Arequipa 27 de mayo de 2003
Notas Bibliograficas
1.
Los
documentos concernientes a esta visita, han sido publicados por la ex-Casa de
la Cultura del Perú, bajo el epígrafe “VISITA
HECHA A LA PROVINCIA DE CHUCUITO POR GARCI DIEZ DE SAN MIGUEL EN EL AÑO 1567”.
Lima, 1964
2. FRANKLIN PEASE: “Documentos sobre Chucuito. Visita Secreta hecha por el Licenciado Fray
Pedro Gutiérrez Flores y Juan Ramires Segarra, mandada por el Virrey Toledo”,
en Separata “Historia y Cultura” Nº 4, Lima 1970