LECTURAS
INTERESANTES Nº 605
LIMA PERÚ
20 MARZO
2014
Por: Frei Betto. Alai
LA PRIMERA
DIGITAL, 20 de marzo del 2014
EL PAPA PANCHO |
La inesperada renuncia del
Papa Benedicto XVI sorprendió al mundo, especialmente a los fieles católicos.
Hace 600 años que un Papa no renunciaba. Fue un gesto de humildad de quien
entendió que no podía seguir en el timón del barco de Pedro en los mares agitados
de los escándalos: pedofilia, corrupción en el Banco del Vaticano, red de
prostitución masculina que implicaba a seminaristas en Roma, reducción del
número de católicos en Occidente, etc.
Se eligió al cardenal
argentino Jorge Mario Bergoglio. Él había sido el segundo más votado en el
cónclave que entregó las llaves de Pedro en manos del cardenal Ratzinger.
Sorprendió también el nombre
adoptado por el cardenal Jorge Mario Bergoglio: Francisco. Nunca antes un Papa
había rendido un homenaje al santo de Asís (1182-1226), considerado la mayor
celebridad en el último milenio. De la misma manera que nunca un Papa se hizo
llamar Pedro II ni tomó los nombres de los evangelistas Mateo y Lucas.
¿Quién es Jorge Mario
Bergoglio?
Un sacerdote de la Compañía
de Jesús, cuya vida se caracteriza por ocupar funciones de gobierno entre los
jesuitas, lo que lo catapultó al episcopado. No hay evidencias de que Bergoglio
haya procedido como tantos sacerdotes y obispos argentinos que dieron apoyo
explícito a la dictadura militar (1976-1983), responsable de la muerte de más
de 30 mil ciudadanos y el secuestro y desaparición de cerca de tres mil bebés,
hijos de presuntos terroristas.
Bergoglio nunca se destacó
por denunciar violaciones de derechos humanos cometidas por los militares, como
lo hicieron los obispos Novak y Angelelli, este último murió en un accidente de
tráfico, en 1976, que muchos creen fue provocado por los militares. El superior
de los jesuitas argentinos y actual Papa prefirió actuar tras bastidores a
favor de los perseguidos.
Bergoglio es doctrinalmente
conservador. No se espere de él que admita la unión civil de los homosexuales y
el fin del celibato obligatorio. Sin embargo, la elección del nombre de
Francisco simboliza cuatro dimensiones características del santo de Asís:
1) La crítica del sistema productivo que genera
desigualdades sociales. Hasta el siglo XIII, en Europa, la pobreza andaba en
medio de guerras y pestes. Toda familia, aun estando sometida a la servidumbre,
tenía su parcela de tierra para cultivar alimentos y criar unos pocos animales
que le garantizaba el sustento.
Bernardone,
padre de Francisco, introdujo, gracias a la manufactura, la producción en serie
de textiles, cuyos tintes importaba de Francia (lo que le llevó a homenajear en
el hijo a la nación extranjera, bautizándolo como Francesco: aquel que viene de
Francia).
El nuevo
sistema de producción abarató los textiles, conduciendo a la miseria y al
desempleo a numerosos artesanos de la rama textil.
2) La opción por los pobres (fundamento de la Teología
de la Liberación). Francisco, cuando se encuentra con los pobres generados por
las nuevas relaciones de producción, se arranca las prendas fabricadas por su
padre y, desnudo en plaza de Asís, manifiesta su rechazo al capitalismo naciente
y su adhesión a la defensa de los derechos de los pobres.
3) El amor por la naturaleza. Francisco es el santo
patrono de la ecología. Se destacó por el amor a los animales y por sus
cánticos amorosos hacia el Sol y la Luna.
4) La reforma de la Iglesia. Francisco escuchó en la
capilla de San Damián, que Jesús lo convocaba para reconstruir la iglesia que
estaba en ruinas. En efecto, en las afueras de Asís había una iglesia en
ruinas, la Porciúncula (ahora dentro de la catedral). Él y sus amigos se
propusieron reconstruirla. Hasta que entendieron que el llamado de Jesús tenía
un significado mucho más amplio: el de reconstruir la Iglesia católica,
entonces distante del pueblo e identificada con la nobleza europea.
Si el papa Francisco, al
adoptar ese nombre, también pensó en Francisco Javier (1506-1552), el santo
jesuita que predicó el Evangelio a los orientales, entonces el nombre del nuevo
pontífice expresa todo un programa de renovación de la Iglesia católica,
comenzando por el reforma de la Curia Romana, por la formulación de una nueva
moral sexual y por una nueva evangelización que implemente las propuestas del
Concilio Vaticano II, como el ecumenismo y el diálogo interreligioso,
admitiendo que también fuera de la Iglesia hay salvación.
El hecho es que, en menos de
un año de pontificado, Francisco reforma el papado, despojándole de pompas y
símbolos nobles; crea una comisión de ocho cardenales para que lo asesoren en
la conducción de la Iglesia, castiga a los sacerdotes y obispos corruptos,
combate la homofobia, autoriza el bautismo para los hijos de madres solteras y
se posiciona en favor de los pobres.
FRANCISCO Y LA ECONOMÍA DE
MERCADO
Francisco divulgó el 26 de
noviembre 2013, el documento “Alegría del Evangelio”, en el que expone
claramente su punto de vista. Su voz profética incomodó a la CNN, poderosa red
de comunicación de los Estados Unidos, que le concedió la “Medalla de cartón”,
destinada para aquellos que, en materia económica, hablan tonterías…
¿Cuáles son las “tonterías”
pronunciadas por el Papa Francisco? Juzgue el lector: “hoy tenemos que decir
‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. No puede
ser que no sea noticia que muere de frío un anciano congelado y que sí lo sea
una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más
que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad.
“Hoy todo entra dentro del
juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se
come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la
población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin
salida.
“Se considera al ser humano
en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos
dado inicio a la cultura del ‘descarte’ que, además, se promueve. Ya no se
trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo
nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la
sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia,
o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son ‘explotados’ sino
desechos, ‘sobrantes’”. (53)
Además Francisco condena la
lógica de que el libre mercado puede, por sí mismo, promover la inclusión
social: “Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una
confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y
en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto,
los excluidos siguen esperando.
“Para poder sostener un estilo
de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta,
se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo,
nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no
lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo
fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe.
“La cultura del bienestar
nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no
hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades
nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera” (54).
El Papa subraya que los
intereses del capital no pueden estar por encima de los derechos humanos: “Una
de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos
establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre
nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace
olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de
la primacía del ser humano!
“Hemos creado nuevos
ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado
una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de
la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis
mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus
desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica
que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo”. (55)
Sin citar el capitalismo,
Francisco defiende el papel del Estado como proveedor social y condena la
autonomía absoluta del libre mercado: “Mientras las ganancias de unos pocos
crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del
bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que
defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera.
De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar
por el bien común.
“Se instaura una nueva
tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e
implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a
los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su
poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una
evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder
y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en
orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio
ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado,
convertidos en regla absoluta”. (56)
En fin, un profeta que pone
su dedo en la llaga, porque nadie ignora que el capitalismo ha fracasado para
las dos terceras partes de la humanidad: las 4 mil millones de personas que,
según la ONU, viven por debajo de la línea de pobreza.
EN CORTO
1. Bergoglio nunca se destacó
por denunciar violaciones de derechos humanos cometidas por los militares, como
lo hicieron los obispos Novak y Angelelli, este último murió en un accidente de
tráfico, en 1976, que muchos creen fue provocado por los militares. El superior
de los jesuitas argentinos y actual Papa prefirió actuar tras bastidores a
favor de los perseguidos.
2. Bergoglio es
doctrinalmente conservador. No se espere de él que admita la unión civil de los
homosexuales y el fin del celibato obligatorio. Sin embargo, la elección del
nombre de Francisco simboliza cuatro dimensiones características del santo de
Asís:
a. La crítica del sistema
productivo que genera desigualdades sociales.
b. La opción por los pobres.
c. El amor por la naturaleza.
d. La reforma de la Iglesia.
3. ¿Cuáles son las
“tonterías” pronunciadas por el papa Francisco? Juzgue el lector: “Hoy tenemos
que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía
mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano congelado y
que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se
puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es
inequidad.
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