miércoles, 17 de agosto de 2011

La propuesta de la Universidad Aymara


Por: Ruth Ccopari ONG SER

Enviado el 17/08/2011

Entre las reivindicaciones de los pueblos aymaras de la región de Puno, llama la atención la posibilidad de la creación de la Universidad Nacional Aymara (UNAY), que sería debatida y eventualmente aprobada por el nuevo Congreso de la República en los próximos meses. Mientras tanto, los pueblos del sur de Puno anuncian la realización de un sinfín de gestiones e incluso medidas de lucha para garantizar su aprobación.

El autor del proyecto de Ley Nº 02285/2007-CR que posibilitaría la creación de este centro de formación superior fue el congresista Yonhy Lescano Ancieta, quien presentó formalmente la iniciativa legal el 3 de abril del año 2008, cuando representaba a la región de Puno.

El Congreso de la República informó que el proyecto de Ley fue aprobado en la Comisión de Educación el 3 de junio del año 2010 y el 21 de octubre del mismo año, el presidente de la citada comisión presentó la solicitud para que se priorice su debate en el Pleno, lo cual no se ha dado hasta la fecha, por falta de insistencia y coordinación entre los miembros de la Junta de Portavoces.

Nuevas gestiones

“Esta semana se presentará nuevamente la solicitud para que sea debatida en el pleno por los 130 legisladores”, sostuvo el legislador Lescano. “Este jueves voy a hacer firmar el proyecto con los parlamentarios de mi agrupación y presentarla nuevamente”.

Dijo también que el anterior Congreso aprobó varias universidades sin ningún sustento como la universidad de Huancavelica; sin embargo, consideró que la UNAY tiene características especiales que sugieren su creación. Además saludó que el actual gobierno nacional ofrezca esta posibilidad. Por otro lado, recordó a los aymaras que fue él quien les propuso poner en su agenda la creación de esta institución. “En ese momento no le han dado mucho interés al tema, pero ahora parece que ya se han dado cuenta y ya lo han puesto en su agenda”, afirmó.

A su vez, en su reciente visita a Puno, el viceministro de Interculturalidad, Vicente Otta Rivera, sugirió la creación de una Universidad Intercultural, que podría surgir con la aplicación de políticas públicas en esa perspectiva y una mayor discusión sobre la revaloración de nuestras costumbres andinas.

Falta coordinación

Cabe recordar que recientemente un grupo de dirigentes de las provincias del sur de la región de Puno emitieron un pronunciamiento con varios puntos, entre ellas la creación de la UNAY. Esta manifestación colectiva fue saludada por sus habitantes y también algunas personalidades y autoridades. No obstante, “no hay acciones precisas y coordinadas entre sus gestores, autoridades y sociedad civil organizada”, indicó el docente de la Universidad Nacional del Altiplano, José Gutiérrez Alberoni.

Para el también ex candidato a la presidencia regional de Puno, aún no hay precisiones respecto a que si esta universidad promoverá el desarrollo del pueblo aymara, la cultura o su propia identidad. “Es parte de la política actual el hecho de contentar a las poblaciones, sin considerar que seguramente habrá conflictos o pugnas por la ubicación de esta universidad, creo que debe haber una concertación entre las provincias aymaras, habría que iniciar una mesa de desarrollo en donde realmente se pueda articular las posibilidades sobre si será una universidad pensada en términos epistemológicos y de interculturalidad o no”, sustentó.

La analista política y promotora cultural, Ana María Pino Jordán manifestó que dicha propuesta tiene que ser bien analizada, si realmente va a ser una universidad intercultural dirigida al pueblo aymara o no. “Porque si va a ser más de lo mismo, no tendría sentido, las universidades viven en su propio mundo, si eso va a ser así, no sería intercultural, solamente estaría el nombre y la satisfacción de la expectativa aymara”.

Respecto a la nueva demanda de un grupo de pobladores aymaras, sobre la creación de esta universidad dijo: “Creo que el asunto hay que mirarlo con pinzas y hay que esperar un poco. Se ha dicho que el dirigente aymara Walter Aduviri tendría pretensión electoral junto con el hermano del presidente, Antauro Humala, pero en todo caso, me da la impresión de que esas propuestas parecen más de revancha, no son políticas serias. Estoy de acuerdo con la reivindicación aymara, pero no con la prédica que tienen de querer someter a otras formas de pensar”, refirió.

Propuesta aymara

Rolando Pilco Mallea, antropólogo y ex miembro del equipo técnico de la Unión de Comunidades Aymaras (UNCA), dijo que es positivo que ya se esté pensando seriamente en hacer esta universidad, pero recalcó que la creación de la universidad aymara es una propuesta del UNCA. “Hay dirigentes que han propuesto esto desde la década de los 90s, incluso se ha coordinado con otras organizaciones bolivianas, considerando las buenas experiencias de educación indígena intercultural en Bolivia”, sostuvo.

“Si la propuesta tiene una currícula muy diferente a las universidades actuales, seguramente será un éxito, las universidades de hoy no contribuyen al desarrollo de culturas y nacionalidades, desde el UNCA se ha pedido que sea algo diferente, que tenga que ver con los usos y costumbres de las comunidades, conocimientos teóricos y prácticos con cátedra de los mismos pobladores aymaras y profesionales. También tendría que haber facultades diferentes, que ofrezcan alternativas de propuestas de desarrollo para la misma población, por ejemplo la salud intercultural, economía indígena, educación intercultural, entre otros”, puntualizó.

El vicepresidente regional de Puno, Saúl Bermejo Paredes opinó que esta universidad debe ser un centro indígena e intercultural, de tal manera que no solo sea para el conocimiento de la zona aymara sino para todo el país. “No hubo en este país una universidad pensada para los indígenas, de tal manera que esto es muy necesario para que los conocimientos no desarrollados en miles de años en nuestro territorio puedan expresarse a través de una universidad”, anotó.

Canon dividido

Para el abogado Paul Chata Béjar, la creación de la UNAY sería un acto sui generis ya que Puno sería el primer departamento del interior del país, en tener 3 universidades nacionales, junto a la Universidad Nacional del Altiplano y la Universidad Nacional de Juliaca. “Todos los gobiernos regionales reciben montos presupuestarios por concepto de canon minero, y de acuerdo a ley, el 20% de estos montos, deben ser entregados a las universidades nacionales del departamento. Este año el Gobierno Regional de Puno recibió la cantidad de 75.8 millones de nuevos soles, el 20% de esta cantidad es 15.16 millones, y en el hipotético caso de que las 3 universidades estuvieran en funcionamiento, este presupuesto tendría que dividirse, es decir que le correspondería a cada una 5.05 millones de nuevos soles para destinarlo a la investigación. Es decir a más universidades nacionales en un departamento, menos presupuesto de canon minero para la investigación”.

________________________________________________

martes, 16 de agosto de 2011

Puno: sobrevuelos, miradas y reflexiones

Escribe: Christian Reynoso | LOS ANDES 15 ago 2011

¿Queremos los puneños la construcción de un nuevo penal, que albergue a los delincuentes y criminales más peligrosos del país?, tal como lo ha propuesto la congresista oficialista Rosa Mavila, en un programa de televisión, para combatir la inseguridad en el país, tema debatido en los últimos días a propósito del ataque a la familia del congresista Reggiardo. Si bien, lo que afirma Mavila es sólo una propuesta, más allá de su prejuicio de decir que, los criminales, “si a algo le temen es ser llevados a Puno, por el frío y porque están alejados de sus ámbitos de criminalidad”; creemos que la opinión de la población puneña debería ser tomada en cuenta. Puno tiene muchos problemas sociales y delictivos que resolver. Véase, por ejemplo, la alta delictividad en Juliaca, como para tener que cargar en los hombros un nuevo penal y todos los efectos que ello implica. En todo caso, más viable sería modernizar el penal de Yanamayo o el de La Capilla.

...

El gobierno regional de Puno ha convocado, a un concurso de composición del himno, bandera y escudo de la región Puno. Resulta curioso, porque da la impresión de que estos símbolos no los tendríamos. ¿Acaso no todas las provincias de la región tienen sus respectivos himnos, banderas y escudos?, me pregunto. En ese sentido, ¿cuál es la razón para hacer que estos símbolos provinciales queden en desuso y se asuman otros nuevos que representen a la región en su totalidad? Porque si no es así, entonces el concurso resulta absurdo y a la larga generará confusión.

En las bases se plantea como justificación el tema de la integración pero al mismo tiempo se habla de respetar las diferencias individuales y colectivas. ¿Creen realmente que un carabaino o un yunguyeño, por ejemplo, dejarán de cantar su himno para cantar otro que represente a la región? No sería mejor, fortalecer los símbolos y el conocimiento histórico de cada provincia, para a partir de allí, aspirar recién a una historia regional.

Tampoco se dice nada de la implementación y presupuesto que supondrá hacer conocer y “calar” en el imaginario puneño estos nuevos símbolos. ¿Se ha pensado en eso? ¿Será al presidente Rodríguez a quien se le ha ocurrido tamaño despropósito? ¿O a alguno de sus funcionarios y/o asesores? Los 15 mil soles que se ofrecen en premios, podrían ser pagados en un concurso más trascendente artísticamente que, además, transforme la percepción satanizada que se tiene de Puno, fuera de Puno.

...

Se han preguntado alguna vez, ¿por qué la plaza de Armas de Puno tiene como monumento principal al héroe Francisco Bolognesi? ¿Algún historiador podría aclarar esto? Me pregunto si este coronel tiene algo que ver con historia puneña como para tenerlo instalado en nuestra principal plaza. Algunas fotografías antiguas de Puno que captan la década de 1910-1920 muestran la plaza con una pileta en su centro, viéndose mucho más estética que ahora. Quizá no sería mala idea pensar en su remodelación y volver al diseño antiguo. ¿Se han fijado que en las noches la plaza está casi desierta? ¿Será por su poca iluminación y monumento tan poco atractivo? Una bella pileta con iluminación y seguridad permanente para que los borrachines de fin de semana no hagan de las suyas, quedaría mucho mejor. Claro, siempre y cuando no sea como el actual parque de la Cultura, ex parque Miguel Grau, donde algún mal arquitecto ha hecho que el agua moje indiscriminadamente todo el rededor, haciendo que los paseantes se vayan.

...

He visto totalmente abandonadas, destruidas y convertidas en depósitos de basura las casetas que alguna vez se hicieron en diversas avenidas de la ciudad y puntos álgidos de tráfico, para que los policías de tránsito dirijan el paso vehicular. Si actualmente se encuentran en desuso, seguramente por la implementación de los semáforos, es mejor que el municipio provincial las desaparezca de una vez. La única función que ahora cumplen es dar un mal aspecto a la ciudad, ocupando espacio innecesariamente y sin cumplir ninguna función. Véase, por ejemplo, la del Mercado Central.


-----------------------------------------------------------------

lunes, 15 de agosto de 2011

PUNO: Tierra de las oportunidades perdidas


Un fracaso más ¿importa o no importa?

Escribe: Juan José Vera del Carpio en LOS ANDES, 14AGO2011

Las reflexiones sobre la región de Puno oscilan, por lo general, entre dos extremos: el romanticismo de quienes se “duelen” por el drama indígena y lo plasman a través de estudios y diagnósticos sucesivos, y los otros, que a manera de pragmáticos depredadores, hacen del cortoplacismo de los negocios o la dirigencia regional un irresponsable ejercicio lucrativo de corto plazo.

Para los primeros no importan demasiado las soluciones ni los resultados de su siempre respetable opinión, en especial si del mundo académico se trata. Para los segundos las limitaciones éticas, el respeto medio ambiental o el cumplimiento de las leyes del comercio y la convivencia social son válidas, sólo en la medida que no se opongan a que ellos continúen explotando en forma irracional y continua de las ventajas y oportunidades políticas, sociales, económicas o naturales que les ofrece el escenario político o la minería, el comercio, el turismo, etc., de la región de Puno.

Mientras tanto, quienes pagan las consecuencias son el 70% de la población regional, que continúa arrinconada y marginada, apareciendo en las estadísticas como pobres y pobres extremos.

Pero también esta situación está provocada e incluso acelerada por algunos desaciertos históricos que no han permitido a Puno salir adelante. Sólo a manera ilustrativa presento muy brevemente alguno de estos hechos, ocurridos en los últimos 50 años y que las califico como las oportunidades perdidas por Puno.

La Universidad y la CORPUNO

A inicios de los años 60 del siglo pasado, Puno salía convaleciente de la ocurrencia de dos períodos de sequía que diezmaron la producción y la vida de la región. Legiones de campesinos deambulando en el altiplano buscando comida o vendiendo a sus famélicos hijos por no poderlos alimentar golpearon el alma nacional, que ya estaba sensibilizada desde décadas atrás por las heroicas insurrecciones campesinas. La respuesta fue la creación de la Corporación de Puno y la apertura de la Universidad, que debían instrumentar el Plan del Sur, elaborado con gran sapiencia y esperanza. En los años 60 se aprendió los primeros pasos de una administración reordenada. Hubo generosos recursos públicos y de la Cooperación Internacional. Se iniciaron importantes obras. Las siete irrigaciones empezaron a dar un nuevo enfoque a la producción regional. Pero las disputas entre juliaqueños y puneños neutralizaron parte de esa voluntad nacional por sacar a la región adelante. Nuestras dirigencias no utilizaron adecuadamente los recursos, que fueron derivados en su mayoría a gastos burocráticos y en el “toma y daca” para ayudar a sobrellevar las disputas internas y fratricidas. Finalmente, el golpe militar del 68 cambió el norte de las preocupaciones de la CORPUNO y discontinuó lo avanzado, mientras que la Universidad empezó a venirse a menos, en una masificación retrógrada. Así se perdió, en medio de un gran burocratismo, la primera gran oportunidad para solucionar los problemas regionales.

La reforma agraria y la capitalización regional.

De la solución integral pasamos a la solución estructural del agro. La reforma Agraria decidió poner fin a 3 siglos de explotación del campesinado. El slogan “la tierra para quien la trabaja” desembocó en la expropiación de cerca de dos millones de hectáreas de propiedad de mil 500 personas naturales o jurídicas, las mismas que pasaron a manos de 30 mil 716 familias campesinas, gran parte de ellas ex trabajadores explotados de las ex haciendas y a una que otra comunidad campesina. Junto con esa dramática decisión política de intervenir en la propiedad rural de Puno, estaba la voluntad de recapitalizar el sector. Es así que se realizó la más grande importación de ganado reproductor, con capacidad de cambiar una buena parte de la faz del altiplano en cinco o diez años. Procedentes de Nueva Zelandia, Australia y Argentina se trajeron y distribuyeron 95 mil ovinos de alto nivel genético, así como 3 mil 500 kilómetros de cercos para un adecuado manejo de canchas de pastoreo, iniciándose la sustitución de la pradera de pastos naturales, por la de pastos cultivados. Cuando apenas terminaba de instalarse esta millonaria y sorprendente recapitalización ganadera se dio por terminado el proyecto al parcelarse las empresas beneficiadas. Una segunda gran oportunidad perdida.

La parcelación de las tierras.

Un millón de hectáreas que fueron tomadas por la Reforma Agraria se re-adjudicaron a 581 comunidades campesinas. Pero en lugar de preservar el manejo empresarial indispensable para un manejo técnico de esas propiedades capitalizadas, se optó por la parcelación minifundista. En una absurda actitud los nuevos parceleros beneficiaron los animales importados a fin que no les sean cobrados. Un salto hacia atrás. El retroceso le ha costado a Puno una mayor pobreza en sus espacios rurales, la devastación de la riqueza ganadera y en muchos casos el sobrepastoreo y la depredación de los recursos naturales de suelo y agua. Hay quienes sostienen que la parcelación alivió la presión sobre la tierra y neutralizó en su momento a Sendero Luminoso. Bueno eso nunca lo sabremos, es una buena hipótesis, pero sólo eso. En todo caso se destruyó lo existente y no se lo sustituyó por nada que fuese social y económicamente viable y mejor. Así Puno sufrió otro desperdicio histórico y hoy es más pobre que antes.

La informalidad de la minería aurífera.

Cuando en 1970 NatomasCompany, que representaba indirectamente los intereses de la poderosa familia Prado, abandonó los yacimientos auríferos de San Antonio de Poto se habló con esperanza que el oro financiaría el desarrollo regional de Puno, en especial el de la agricultura. Durante años se trabajó para preservar los yacimientos de San Antonio de Poto y Ananea para ser explotados por una empresa regional. Las maniobras especulativas en Lima pudieron más. Nada se avanzó y de un momento a otro se entregó Anccocala primero y después La Rinconada y todo el potencial minero ubicado en esa zona a especuladores mineros, quienes más tarde han parcelado los yacimientos y hoy cobijan a no menos de 20 mil personas que explotan de la manera más irresponsable y contaminadora esos yacimientos, en medio de un ambiente de abuso a niños y mujeres menesterosos. Y todo ello sin pagar ningún impuesto. Extraen la riqueza regional y la llevan fuera de la región, invirtiendo en cualquier lugar, menos en Puno. La gran esperanza financiera regional nuevamente se hizo trizas. Esa minería informal expresa una nueva oportunidad que se pierde y que además hoy nos ofende contaminando la cuenca del Ramis y arriesga el propio Lago Titicaca.

Pero también, y en esta misma línea de desperdicio económico, se encuentra la presencia del contrabando, la falsificación de productos y otras modalidades de informalidad, que si bien por un lado generan puestos de trabajo, por otro acumulan problemas sociales, de infraestructura y otros, sin aportar recursos públicos para darles solución. Es así que se desvaneció otra esperanza de autofinanciar el desarrollo regional.

LA OPORTUNIDAD PERDIDA EN EL SIGLO XXI

El país viene creciendo sostenidamente desde hace cerca de dos décadas. Cada vez con más fuerza. Hemos alcanzado una tasa de crecimiento en el 2007 de 10% año, impulsados básicamente por la venta de minerales que subieron de precio en 200% con relación a la última década del siglo pasado. Al Perú en conjunto le está yendo bien. Es la época de bonanza, un período de “vacas gordas”.

Sin embargo, como todo ciclo económico, aparentemente vamos llegando a su final. El comercio internacional ha empezado a retraerse. Los más optimistas creen que el país éste año alcanzará a las justas un crecimiento del 6%y que los próximos años no se lograrán los records de los últimos diez. La globalización nos pasa la factura de la caída de las grandes economías del mundo, al mismo tiempo que nosotros mismos nos estamos empezando a enredar. Es problemático que en el corto plazo el Perú mantenga su ciclo expansivo.

Y en todo este crecimiento ¿qué pasó con Puno?. Nuevamente la historia se nos pasó. Nunca como en los últimos diez años se dispuso de más de dos mil millones de soles para inversiones y proyectos administrados por los niveles regionales y locales (sin considerar la carretera con Brasil, ni otras obras manejadas por el nivel central).

En efecto. Sólo por el Canon minero se recibió poco más de 1,100 millones de soles y por transferencias del Tesoro Público y canon energético otros 900 millones. Obviamente esto no considera el gasto corriente, que sumó algo más de ocho mil millones de soles (pago de planillas, bienes y servicios de todos los sectores, sin considerar Universidad, Poder Judicial y Fuerzas Armadas y algunos proyectos como el PELT)

Es decir, mientras el resto del país aprovechaba del crecimiento e invirtió en proyectos de todo tipo, sustentados en la minería, el gas, la agroindustria, el turismo, etc. Puno no lo hizo y se volvió a quedar atrás. No hay un solo proyecto trascendente que se haya ejecutado con el canon minero en los últimos diez años. Nada que mostrar como una obra digna que saque de la pobreza a los 800 mil campesinos que la sufren.

El tiempo sobrará para buscar culpables. El hecho real es que todos pusimos algo de nuestra parte para este fracaso. Unos con nuestro silencio. Otros con una pésima actuación como líderes regionales o locales. Otros confundiendo las llaves del progreso y oponiéndose a todo e intentando generar caos y violencia.

Estamos ya en la segunda década del siglo XXI y no tenemos perspectivas. Nuestro proyecto estrella de sustitución de pasturas y el mejoramiento de la ganadería regional no da fuego. Pero en cambio, contradictoriamente, pedimos prohibir la producción minera y que nuestro potencial energético siga durmiendo el injusto sueño de ser una promesa.

Recordemos solamente que en energía tenemos aprobados cinco proyectos hidroeléctricos en marcha que en conjunto nos daría 1 megawatio y que dejaría regalías anuales cercanas a los 100 millones (Proyecto Sandia Hydro, San Gabán I, III y IVa y IVb). Igualmente luchamos tenazmente para clausurar el Proyecto Inambari, con argumentos más políticos que técnicos, acompañados de reticencias a negociar una explotación respetuosa del medio ambiente y mejores condiciones económicas para la región, asuntos que son totalmente viables y necesarios. Y de minería no se diga, pues hay quienes buscan su prohibición. Lo peor es que mientras discutimos sobre estos temas, el 70% de puneños continúa en la pobreza.

En fin, la primera década del siglo XXI pasará a la historia como otro período de desperdicio regional. Pero "¿un fracaso más qué importa?" No, sí importa. Algo se tiene que hacer para revertir esta situación. Estamos a tiempo. Cada quien desde su ubicación puede y debe impulsar la búsqueda de una salida de consenso. Las futuras generaciones nos lo van a reconocer… o reclamar.